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IBILIZ IBILI | Jesús Mª Alquézar

Una vuelta al monte Ulia

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San Sebastián ya no tiene montañas en su término municipal, pero sí un escenario natural espléndido donde se puede practicar una actividad senderista de montaña destacada. Es el monte Ulia. En la vertiente N o de los acantilados, que es un mirador sobre el océano, se desarrollan unas laberínticas rutas que merecen recorrerse. El itinerario que desde Mendia proponemos es algo más que una excursión al uso, es una fantasía y un espectáculo, un espacio que bien merece completarse con un ritmo tranquilo, disfrutando. La contemplación del mar y todo el conjunto litoral en un día brillante y con viento sur, donde destaque el skyline, con la sinfonía de colores que forman el mar, el cielo y la tierra, es una función incomparable.

La sugerencia lleva al aficionado desde Donostia hasta el Faro de la Plata, sobre Pasai San Pedro por la todavía desconocida senda litoral-ruta de los acantilados, y vuelve a la capital guipuzcoana, cerrando un circulo, alternando con la ruta tradicional a media ladera hasta punta Ataloi, con el SL-GI 33 Uliari bira, que en ascenso alcanza la cima para ir perdiendo altura hasta la ciudad por sendas naturales.

La senda litoral esta balizada con pequeñas botas y puntos amarillos, obra del club Vasco de Camping, desde la iglesia del «Corazón de María» a pie de monte en el Bº de Gros. Actualmente hay que tomar la variante de Zemoria, dado que el camino por punta Monpas está clausurado por el Ayuntamiento para evitar riesgos. Tras las primeras duras rampas se alcanza el antiguo trazado del tranvía, a la altura del caserío Iradi-Arbola, que ofrece una de las vistas mas privilegiadas de San Sebastián. El aficionado irá en los cruces siempre a la izquierda, hacia la costa, hasta llegar al mirador de Monpas. La senda, bien habilitada por Josetxo Mayor, sigue paralela al litoral pero sobre los altos contrafuertes, hasta llegar a la histórica fuente de la Kutraia, que data de finales del siglo XVIII.

En la encrucijada de caminos, se toma el que se dirige al mar, por la calzada, se sobrepasa el espectacular cuerno y en la atalaya Animetako Muturra se dirige el senderista hasta las peñas de Ataloi, con su singular cueva areniscosa. Aquí se inicia un suave diente de sierra, que surca varios valles colgados con ventanas V al mar, primero Txoritxuluak, luego la casa del emisario, y el destacado de Altu, que permite en un tránsito de ida y vuelta disfrutar con las verticales paredes de Baja Aundi, farallones lisos como frontones. El camino se acerca al borde occidental de la ensenada de Illurgita bajo el pitón superior del promontorio Illurgitako Baxuko Muturra, de colores amarillentos o con formas originales, y la senda penetra en el espacio más salvaje de todo el trazado. La vereda busca el espacio más propicio para rodear la popular cala de Mendiola (Illurgita) una concha perfecta hasta toparse con el camino tradicional. A los pocos metros nace otro camino a la izquierda. Y mucho antes de llegar a la Ikastola Herri Ametsa-Caserío Mendiola (atención a este punto), de nuevo en busca de la franja marítimo terrestre. La siguiente referencia será el túnel que salva la montaña y el senderista se adentra en la zona mas sorprendente, los acantilados de la muralla de Putakiyo. Progresando al borde mismo del precipicio (LIC y área de interés naturalístico) salvará el senderista el ultimo valle colgado, «saltoko erreka», y queda la subida hasta el cercano Faro de la Plata y su impresionante mirador hacia el litoral del Jaizkibel.

Y entonces el mendizale afrontará el regreso, la vuelta al bucle, para cerrar el círculo. Para ello utilizará la ruta clásica, la del GR 121-vuelta a Gipuzkoa (manchas blanquirrojas-sendero Talaia), con señalética y en parte camino de Santiago, con flechas amarillas, que discurre a media ladera y muy visitada. Excesivas pinturas, sin duda.

El camino, bien trazado, y sin embargo natural, es el más directo para llegar a la ciudad. Domina el anterior itinerario, ofreciendo bellas vistas sobre el Cantábrico. Siempre bajo una exuberante bóveda floral, en un continuo tobogán, se llega de nuevo al mirador de Ataloi, donde se deberá cambiar el recorrido. Ahora es el momento de tomar a la izquierda, en ascenso por el bosque, siguiendo el SL GI 33 -marcas verdiblancas-, que por un original escenario lleva al deportista hasta la cima del monte. Cruzando las peñas miradores de la Reina, del Rey y Balleneros, y el remozado antiguo Molino, queda el rápido descenso final hacia Sagües, por estrecha, hasta la encrucijada con el camino trinchera del antiguo tren, para coincidir con el primer tramo citado y por Zemoria llegar al Bº de Gros y a La Zurriola.

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