Después de tanto tiempo desde la detención de mi hijo, siento una gran impotencia e indignación. La vida sigue, pero a todos ellos les están arrebatando la libertad por poner en marcha un nuevo ciclo político en Euskal Herria.

Me pregunto: ¿Cuánto miedo tiene el Gobierno español a esta nueva vía política? Y mi respuesta es que están totalmente desquiciados. Les animo a que piensen y se den cuenta de que ése es el camino para que la paz sea posible en Euskal Herria. El objetivo de estas operaciones policiales no era otro que el encarcelar a unas personas determinadas y así obstaculizar y paralizar su trabajo. Con este método no van a conseguir que este pueblo se calle, estamos reclamando a gritos esta apuesta por las vías exclusivamente políticas y ese momento llegará. Hay muchísimas personas que trabajan para ello dejando sus intereses a un lado.

Después de hacer un montón de kilómetros para poder verlos durante cuarenta minutos, tus sentimientos van desde la alegría de estar allí hasta el dolor de no poder abrazarlos y la rabia de no poder traerlos a casa. Todos ellos son símbolos de la libertad que reclamamos y por ello es imprescindible que todos los presos políticos estén en la calle.

Como madre de una de las víctimas, reclamo nuevamente que todos los partidos políticos trabajen para que esta «crisis democrática» se solucione.