En una larga misiva enviada a través de Askatasuna, Ibai Peña denuncia el acoso del que viene siendo objeto desde que le detuvieran por primera vez en Baiona en enero de 2010 por una petición de euroorden en su contra. El gasteiztarra permaneció en prisión casi un mes, hasta que el Tribunal de Pau decidió rechazar la demanda española.

Sin embargo, desde que fue puesto en libertad ha sido detenido o retenido tres veces más, la última el miércoles pasado, también en la capital labortana.

Peña relata que hacia las 17.00 del 26 de octubre, cuando se encontraba parado en un semáforo, un vehículo, que resultó ser de la Policía, se puso delante de su coche conminándole a retirarse a un lado de la calzada. Los agentes le pidieron su documentación y la del vehículo que conducía. Tras comprobar sus papeles y los del amigo que le acompañaba, le pusieron las esposas y fue conducido a comisaría. Permaneció allí un par de horas, hasta que comprobaron que la orden de busca y captura era la misma que la del año anterior y le dejaron en libertad diciéndole que «lo sentimos», que no hacían «más que nuestro trabajo» y que «la responsabilidad es de los españoles».

Controles

El joven conoció otros dos capítulos similares el 7 de agosto y el 10 de octubre del 2010. En la primera lo detuvo la Gendarmería en un control en Kanbo junto con otros dos amigos. Según manifiesta Peña, «el arresto fue brutal y llegaron, incluso, a ponernos la pistola en la cabeza». Pasaron toda la noche en una celda y fueron liberados por la mañana después de que el juez confirmara de que no se había aceptado la euroorden.

El siguiente encontronazo lo tuvo en Uztaritze, cuando circulaba en bicicleta. Entonces fue retenido, aunque lo dejaron libre tras verificar su situación.

Peña considera que lo que pretenden con este acoso es lo mismo que lo que buscaban con la petición de euroorden, «es decir, obstaculizar mi militancia política y mi compromiso hacia mi pueblo». Responsabiliza «al Estado francés, a jueces y a la Policía».

Para el gasteiztarra afincado en Lapurdi, la «persecución» en su contra no es más que «otra muestra de la represión judicial y policial» de París que «deja en evidencia que el Estado francés es parte del conflicto que vive Euskal Herria». Le emplaza «a dar pasos y a actuar con responsabilidad en este momento en que en Euskal Herria se ha generado una nueva situación que abre las puertas a la resolución de par en par».