Una amplia representación de personas directamente afectadas por el conflicto que enfrenta a este país con los estados español y francés compareció ayer en Baiona para expresar su compromiso con una solución integral al mismo, en la que todos los derechos sean respetados, y para demandar a ambos estados que no desaprovechen esta oportunidad histórica. El medio centenar de ciudadanos y ciudadanas vascas que asistieron a la rueda de prensa, entre las que había ex presos políticos, familiares de militantes muertos en prisión, refugiados y allegados de deportados, conocen de primera mano el sufrimiento causado por tantos años de enfrentamiento armado, y su apuesta expresa por un escenario en el que nadie más vuelva a conocer ese sufrimiento que les es terriblemente cercano es tan lógica como encomiable.

Representando a miles y miles de personas que sienten como ellos y ellas, anunciaron que dedicarán toda su energía, que es mucha, a afianzar el nuevo ciclo político que se ha abierto en Euskal Herria, al tiempo que recordaban a París y Madrid que ellos y ellas son también una de las consecuencias del conflicto, una realidad que ambos estados se resisten a aceptar pero que no pueden ocultar. Son, efectivamente, consecuencia de un conflicto en cuya resolución han decidido implicarse de forma activa, con el convencimiento de que esa es la mejor aportación que pueden hacer para construir el futuro de paz y democracia que merece este pueblo.

La comparecencia constituye, en este sentido, una significativa aportación al caudal que avanza imparable hacia ese ansiado escenario. Y lo hace a pesar de que los estados mantienen su agenda represiva, como han dejado de manifiesto casos como el de Oihana Agirre, condenada por su trabajo solidario en favor de los presos. La suya es una agenda llena de anotaciones del pasado, que se verá superada por compromisos como el que ayer expresaron en la capital labortana.