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Final del Cuatro y Medio de Promoción

Campeón en cinco meses

Aitor Mendizabal, que debutó en julio, se caló su primera txapela tras imponerse a un poco sólido Lemuno.

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LEMUNO 15

MENDIZABAL III 22

Jon ORMAZABAL

En una pelota tan profesionalizada, con material tan exigente, y con semejantes atletas, había quien tenía dudas sobre la adaptación de un pelotari menudo como Aitor Mendizabal. Pese a las múltiples txapelas obtenidas en aficionados, su talla parecía un escollo infranqueable, pero a la primera que le han dado una oportunidad, el delantero de Antzuola ha necesitado apenas cinco meses -debutó el 17 de julio en Zarautz- para calarse su primera txapela.

En la final de ayer se midió a Stephane Lemuno, un pelotari cuyo pase a profesionales resultó mucho más precipitado -debutó en un partido del campeonato Manomanista de Segunda en el propio Beotibar por lesión de Iker Arretxe ante Aritz Lasa-, que participó incluso antes en la jaula de primera que en la de promoción, pero ayer el guipuzcoano dio en todo momento la sensación de ser un pelotari mucho más hecho.

Y es que, con sus limitaciones, siempre estuvo mejor colocado y con las ideas mucho más claras que un Lemuno precipitado en todo momento. Después de un campeonato en el que ha sufrido mucho de ambas manos, el colombiano de Angelu llegó sin apenas entrenar, con sus herramientas bajo mínimos y eso se notó desde que se cruzó el primer pelotazo.

Mendizabal, del dos

A pesar del 1-0 inicial, al pelotari de Asegarce le costó horrores entrar en el partido. Una falta de saque suya le dio la iniciativa al de Antzuola y éste le sacó partido. Quizá por las dudas con sus manos, o por los nervios de disputar la final, Lemuno no acertaba a imprimir fuerza ni velocidad a la pelota y, jugando con los pies en el dos, como más le gusta, adquirió buenas ventajas moviendo muy bien al lapurtarra, que se vació corriendo de un lado al otro.

En esta tesitura, el delantero guipuzcoano adquirió rentas muy importantes, que llegaron a ser de diez tantos en el 7-17. Con el saque y con el dos paredes como mejor arma, Lemuno buscó la remontada. Con cinco tantos consecutivos, el lapurtarra logró incluso despertar los fantasmas que surgieron en aquella oda al sufrimiento que firmaron dentro de la liguilla de semifinales en Antzuola donde, con las manos destrozadas, fue capaz de empatar a 21 un partido en el que fue por detrás 21-11, para terminar perdiendo el choque en un último tanto agónico y memorable.

Sin embargo, Lemuno estuvo muy lejos ayer de la entereza que demostró por aquel entonces, ya que en los momentos claves cometió errores incomprensibles, como el no responder un flojo resto de Aitor Mendizabal en el 12-19 que cogió un efecto algo extraño, que mató cualquier opción de remontada.

Pese a un nuevo arreón del lapurtarra, tres errores suyos consecutivos -mandando una pelota al ancho, otra detrás de la raya del cuatro y medio y otra bajo chapa- dieron su primera txapela a Aitor Mendizabal.

 

«Sí me he acordado de lo de Antzuola»

Aunque lo que siempre queda en el palmarés es la final, seguramente el partido más recordado de este Promoción del Cuatro y medio será el partido que ambos pelotaris protagonizaron en semifinales en Antzuola, donde Lemuno estuvo muy cerca de dar la vuelta a un 21-11 en un final agónico. Ayer hubo un momento en el partido en el que los fantasmas de aquel choque comenzaron a aparecer en las gradas del Beotibar, y también en la mente de Aitor Mendizabal. «Al final se me ha acercado y sí que me he acordado de lo de Antzuola, pero afortunadamente he podido ganar la txapela», señaló el nuevo campeón, que toma el relevo de Mikel Idoate.

«Ganar esta txapela es muy grande. Cuando llegas a la final lo importante es ganar. Si llegas a la final y pierdes has hecho un gran campeonato, pero no has conseguido la txapela. He empezado el partido tranquilo, luego al final me ha costado un poco, me he puesto nervioso y me ha costado llegar a 22, pero al final lo he conseguido», señaló el de Antzuola, que tenía previsto celebrar la txapela con los suyos en el mismo Tolosa. GARA

invicto

El delantero de Antzuola demostró que el cuatro y medio es una distancia a la que se amolda a las mil maravillas y terminó siendo campeón sin perder ninguno de los seis partidos disputados.

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