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Carrera republicana por representar al fundamentalismo cristiano

El Partido Republicano abrió ayer en Estados Unidos el proceso para seleccionar a su candidato presidencial que se enfrente a Barack Obama con los «caucus» de Iowa, una carrera que se prolongará hasta la Convención Nacional de agosto en Florida, en la que se designará al candidato oficial, y en la que cada uno de los aspirantes se esfuerza por demostrar que es más ultraconservador y fundamentalista cristiano que sus rivales.

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El factor religioso es esencial para los votantes del Partido Republicano y la religión y la ciencia, «sospechosa» para la mayoría de los aspirantes republicanos a la Casa Blanca, son las cuestiones que pueden marcar las diferencias entre los siete candidatos que concurren a la elección para enfrentarse, en noviembre, al actual presidente, Barack Obama, que será con toda probabilidad el único aspirante demócrata. La mayoría de los precandidatos barren el cambio climático de un plumazo y muestran una fe religiosa inquebrantable.

Eso explicaría el ascenso en pocos días desde el último al tercer lugar en las preferencias de los votantes republicanos del exsenador Rick Santorum, un conservador a ultranza en materia religiosa y social, cuyo discurso de estas semanas ha estado marcado por su hostilidad hacia el matrimonio gay, el aborto -incluso en casos de violación- y la anticoncepción.

Pero Santorum no es el único que pretende seducir al electorado republicano más religioso, primando los valores cristianos sobre la economía, ya que el gobernador de Texas, Rick Perry, y la congresista por Minnesota Michele Bachmann, se han declarado muy creyentes y han explotado también la cuestión religiosa, lo que ha suscitado el peligro de la división del voto.

Los republicanos más conservadores temen que se repita el escenario de 2008, cuando la derecha cristiana dividió sus votos entre Fred Thompson y Mike Huckabee, lo que desembocó en la victoria de la opción centrista representada por John McCain.

Los cristianos conservadores de las múltiples iglesias protestantes estadounidenses (luterana, metodista, baptista y menonita) y los católicos integristas como Santorum, son una de las claves en los «caucus» del pequeño estado rural de Iowa.

Los cristianos llamados evangélicos, que defienden una lectura literal de la Biblia, representan en EEUU entre el 30% y el 35% de la población, alrededor de 100 millones de personas y en la conservadora Iowa, en torno a la mitad de los electores republicanos.

El mormón Romney

En esa particular carrera por el voto del fundamentalismo religioso, el aspirante que lidera las encuestas, el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney tiene las de perder aunque los líderes evangélicos no descartan que, incluso en Iowa, para los cristianos fundamentalistas cuente más la economía que la religión.

Romney, que ha derechizado su discurso, es mormón, lo que para algunos evangelistas es una herejía, y en EEUU mucha gente tiene prejuicios respecto a esta corriente religiosa, que consideran una secta.

Pero el problema mayor de Romney para los líderes evangelistas es que no es lo suficientemente conservador, porque en su día defendió el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto para luego cambiar de postura, lo que le hace ser poco fiable a sus ojos.

Su victoria ahondaría en el lento declive de los sectores más religiosos en el país, que incrementaron de forma notable su influencia durante los mandatos de George W. Bush.

Los republicanos ultraconservadores que aspiran a dirigir el país niegan los fundamentos científicos de la teoría de la evolución de Darwin y del calentamiento global. Sólo Jon Huntsman, que cuenta con una inten- ción de voto del 2%, cree en la teoría de la evolución, en la incidencia humana en el cambio climático y condena la hostilidad de su partido hacia la ciencia.

Romney tampoco dudó en cambiar su discurso al evitar hablar de ciencia y cuestionar las causas del calentamiento global cuando en 2007 defendió la teoría de la evolución y las responsabilidad de los humanos en el calentamiento global.

Tampoco el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, convertido al catolicismo, habla del tema, mientras que Perry acusa a los científicos de «manipular los datos para seguir recibiendo ayudas a la investigación» y defiende la enseñanza del neo-creacionismo en las escuelas públicas, junto con la teoría de la evolución.

Bachmann cree que el cambio climático se basa en «invenciones» y tanto Paul como Santorum consideran que ha sido «el mayor engaño durante años».

La religión y la ciencia pueden dividir a los republicanos, pero la unidad es total en la denuncia de lo que consideran un «excesivo protagonismo del Estado».

La media de encuestas que realiza RealClearPolitics señala que los tres principales contendientes en esta carrera a las presidenciales son Romney (22,8%), Ron Paul (21,5%) y Santorum (16,3%). No obstante, nada está definido aún, ya que según los sondeos más recientes recopilados por «The New York Times» el lunes, el 41% de los republicanos que probablemente vayan a participar en este proceso está todavía indeciso.

Según señaló Tim Hagle, profesor de la Universidad de Iowa a AFP, los votantes fundamentalistas cristianos no han hecho todavía su elección aunque «buscan a alguien que no es Mitt Romney, demasiado moderado para ellos».

Importancia «simbólica»

Analistas consideran que el movimiento conservador cerrará filas en torno al candidato que más fuerte salga de Iowa, porque cree que el vencedor en este es el que tiene verdaderas posibilidades de ganar, pero esta votación no deja de ser un mero trámite, como se demostró en 2008.

No obstante, si vence en Iowa y, el próximo día 10, en las primarias de New Hampshire, donde aventaja ampliamente a sus rivales, Romney se acercaría más a la nominación.

La importancia de los «caucus» de Iowa es ante todo «simbólica» por ser el primer estado en realizar una votación para medir el apoyo con el que cuenta cada uno de los aspirantes y dar a los tres candidatos más votados mayor visibilidad y facilidad para recoger fondos destinados a sus campañas en el resto del país, aunque pueda tener cierto «impacto sicológico» sobre el proceso de elección del candidato, que culminará con la Convención Nacional de agosto.

Pero es más una macroencuesta que otra cosa, ya que, a diferencia de lo que ocurre en New Hampshire o en Ohio, estos «caucus» no repercuten en el número de delegados que obtendrá después cada candidato de cara a la Convención Nacional, y que serán elegidos en marzo.

El proceso de nominación supone un largo proceso de «caucus» y primarias. Los «caucus» se utilizan en una docena de estados y son asambleas vecinales que se reúnen para elegir a sus delegados a la Convención Nacional -en el caso de Iowa, a la convención del condado- y votar a su candidato favorito.

La mayoría de los estados celebran elecciones primarias, con voto secreto al uso, para elegir sus delegados y a su candidato. Una primaria puede ser abierta o cerrada. En el primer caso, la votación no está restringida a miembros del partido, por lo que los votantes demócratas registrados pueden votar en las primarias republicanas, mientras que en el segundo caso, sólo los miembros registrados de cada partido podrán emitir su voto.

Los cerca de 1.800 «caucus» de Iowa estaba previsto que comenzaran a las 02.00 (hora de Euskal Herria) y los primeros resultados se esperaba que empezaran a conocerse a las pocas horas del inicio de la votación.

Los demócratas también celebrarán sus propios «caucus» a pesar de que al actual presidente, Barack Obama, nadie parece querer disputar la candidatura de su partido. Coincidiendo con el pistoletazo de salida de las asambleas republicanas, Obama tenía previsto dirigirse por videconferencia a los participantes en los «caucus» demócratas.

Con el dilema de la candidatura casi resuelto del lado demócrata, la elección republicana se vislumbra reñida y con varios interrogantes sobre la evolución del partido con un nuevo líder y hasta qué punto asumirá éste las propuestas del movimiento ultraconservador Tea Party.

Del lado demócrata, el actual presidente, Barack Obama, candidato a la reelección y sin rivales en su partido, será elegido sin dificultad por los votantes de su formación.

En el caso de los republicanos, algunos estados optan por los «caucus» (asambleas de electores) y otros por las primarias (votaciones clásicas).

Las principales fechas, susceptibles todavía de cambios, del largo calendario electoral son:

convención

El candidato oficial del partido será elegido durante la Convención Nacional que los republicanos celebrarán en Florida en agosto, después de un largo proceso de asambleas en las que las de Iowa son sólo el principio.

McCain, candidato tras perder en Iowa

Los medios de comunicación prestan especial atención a los «caucus» de Iowa, que ayer dio el pistoletazo de salida al proceso para designar al candidato presidencial del Partido Republicano, como si de esta votación fuera a salir ya el que será el rival de Barack Obama en los comicios del 6 de noviembre cuando no deja de ser un mero trámite en todo el proceso. Así quedó en evidencia en 2008, cuando John McCain perdió en Iowa pero resultó vencedor en la carrera y obtuvo la nominación a las presidenciales unos meses después. Hace cuatro, como en otros muchos casos, el «caucus» de Iowa resultó irrelevante ya que arrasó el pastor y ex gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, quien acabó presentando un programa de fin de semana en Fox News.

Por el contrario, quienes defienden que Iowa sí cuenta esgrimen los casos de Jimmy Carter, un gobernador semidesconocido que tuvo la idea de hacer una intensa campaña en ese estado rural del Medio Oeste que hasta entonces todos habían ignorado, y Barack Obama, quien hace cuatro años venció en ese estado con un 91% de población blanca. GARA

new hampshire

Mitt Romney es el precandidato mejor posicionado para hacerse con la victoria en los «caucus» de New Hampshire, el próximo 10 de enero. Las encuestas le otorgan entre el 41% y el 43% de los votos.

vídeo de obama

Obama ha doblado sus esfuerzos en los estados considerados indecisos, como Ohio, Virginia, Carolina del Norte y Pensilvania, y ha puesto en marcha iniciativas, con el eslogan «We can't wait» (No podemos esperar), para resaltar la necesidad de tomar medidas inmediatas que el Congreso ha ralentizado o paralizado.

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