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Alvaro Reizabal Abogado

Economía procesal

El desplante a la opinión pública no se soluciona ni puede sustituirse por una entrevista amañada en un medio de comunicación amigo y con el tono de «me alegro de que me haga usted esta pregunta»

El principio de economía procesal es uno de los fundamentales del Derecho Procesal. Se trata de un criterio utilitario en el proceso que pretende obtener el resultado óptimo en el menor tiempo, con el menor esfuerzo y los menores costos. Por razones de economía procesal suele omitirse en los escritos judiciales volver a copiar lo que más arriba ya se ha transcrito y cuya repetición resulta redundante e innecesaria, o aquello que puede encontrarse fácilmente en un texto legal publicado y que por tanto no tiene sentido insertar de nuevo. Algo de una lógica aplastante, vaya.

Pero parece más que dudoso que los prolongados silencios del presidente del Gobierno español puedan justificarse por razones de economía procesal, como acaba de hacer la todopo- derosa y omnipresente vicepresidenta. Que el máximo responsable de una bestial política de recortes que incluye una subida de impuestos que, durante años, y también en plena campaña electoral, juró y perjuró que nunca aplicaría, porque era muy mala para la economía y porque era algo contrario a su ideología de derechas de toda la vida, guarde un silencio sepulcral y no dé la cara en el parlamento, o, al menos ante los medios de comunicación es injustificable e inexplicable.

Por ello no cabe duda de que tener que responder a la pregunta del motivo por el que no lo hace, era un autentico papelón. Pero tampoco puede aceptarse que quien ostenta tan altos cargos responda a las preguntas que le formulan los periodistas con lo primero que le viene a la cabeza o con una frase hecha de empollona repipi, que eso es lo que pareció la explicación de Dña. Soraya.

Porque podía haber justificado las clamorosas ausencias de su jefe diciendo que no comparece a explicar sus medidas porque no le da la gana, porque le faltan arrestos políticos para dar la cara, porque es un gran recortador, pero no de reses bravas, porque se ha puesto la chaqueta del guardia y está tumbado al solete leyendo el «Marca» tan ricamente, que es lo que realmente le mola, o porque, siguiendo los consejos de aquel pequeño Gran Hombre, el faro que le alumbra el camino, no le gusta meterse en política. Pero lo de la economía procesal venía tan a cuento como decir que no comparece por motivos ecológicos o medioambientales, es decir, nada que ver con el asunto.

El desplante a la opinión pública no se soluciona ni puede sustituirse por una entrevista amañada en un medio de comunicación amigo y con el tono de «me alegro de que me haga usted esta pregunta.». Por cierto que lo mejor era la foto del siseante entrevistado, que aparecía en casi todas las portadas con los dedos haciendo la tijera. Una imagen que refleja perfectamente al personaje y lo que nos viene encima.

Rajoy dice ahora que va a dar la cara, así que habrá que esperar que en el futuro no sea necesario explicar lo inexplicable, pero por si acaso, no conviene olvidar el sabio aforismo: Soraya, no te pases de la raya.

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