Como si de una batalla de la I Guerra Mundial se tratase, el duelo entre Montepaschi Siena y Gescrap Bizkaia Bilbao Basket fue una guerra de trincheras, entre tierra roturada y lodo a la altura de los ojos. Un partido feo en muchos momentos, con errores y faltas por doquier, en el que el conjunto bilbaino acabó sucumbiendo después de dominar el marcador hasta casi el tiempo de descanso.

Sin embargo, entre la rigurosidad arbitral, la dureza empleada bajo los tableros, y un parcial de 25-4 encajado entre los últimos minutos del segundo cuarto y los primeros del tercer período, los hombres de negro se quedaron sin victoria y con polvo y barro entre los dientes. Para más inri, el gran final de Andersen y McCalebb provocó que los vizcainos se fueran a su casa con un average peor que los méritos contraídos.

Quizá porque Katsikaris previera que su equipo iba a disputar muchos partidos feos, Bilbao Basket tiene un plantel muy experimentado y correoso, tan necesario para partidos como el de ayer. Se vieron los hombres de negro muy desenvueltos en el fangal de la Palaestra, mientras que Montepaschi Siena no terminaba de explotar las virtudes de Bo McCalebb en esos primeros instantes.

Salvo en el 2-0 inicial, los vizcainos supieron ponerse en cabeza. En defensa, D'Or Fischer supo frenar a Andersen, amén de que los de Katsikaris no se arrugaban a la hora de dar manotazos -ni los árbitros de señalarlos-, mientras que en ataque, los triples les daban ventaja, con una máxima renta de 10 puntos en el segundo cuarto: 20-30.

Sin embargo, tras un parcial de 12-2, culminado por un triple de Ress tras un millón de rechaces que favorecieron al cuadro transalpino, el partido llegaba al descanso empatado a 32.

Por desgracia, ese parcial adverso no se iba a zanjar con el descanso. Con el exbaskonista Carraretto ofreciendo minutos de calidad, la brecha se abrió hasta el 45-34 para los de Pianigiani, con el que el partido se ponía muy cuesta arriba.

Ahí emergió la figura de Vasileiadis. El alero heleno enchufó una serie de triples que mantuvieron a los bilbainos en la pelea. Sin embargo, salvo Grimau y Banic, y algo de Hervelle, Vasileiadis no tuvo acompañantes a su altura, mientras que entre los transalpinos Andersen y McCalebb se deshacían de sus corsés.

En esos últimos minutos, la defensa bilbaina bajó en intensidad y las estrellas del Siena martillearon el aro de un Bilbao Basket que cayó sin remisión.