La ley que castiga la negación del genocidio armenio por el Imperio Otomano fue aprobada ayer por el Senado francés, a pesar de las amenazas de Ankara contra París. Después de cuatro horas de debate, la moción de inadmisibilidad del proyecto de ley, respaldado por el presidente galo, Nicolas Sarkozy, fue rechazada, lo que dio vía libre al proyecto. La ley prevé castigar con un año de cárcel y 45.000 euros de multa la negación del genocidio armenio.

«Nuestra sociedad debe luchar contra el veneno negacionista», declaró Patrick Ollier, ministro de Relaciones con el Parlamento, al abrir el debate, mientras varias asociaciones francoarmenias y francoturcas se manifestaban frente al Senado.

El Senado ratificó por 127 votos contra 86, el texto ya aprobado por la Asamblea Nacional el 22 de diciembre, por lo que queda aprobado definitivamente. No cabían muchas sorpresas, ya que el proyecto contaba con el apoyo de los dos principales grupos del Senado, el mayoritario Partido Socialista y el gobernante UMP.

París admitió en 2001 la existencia de un genocidio de armenios en Anatolia entre 1915 y 1917, en los estertores del Imperio Otomano, que según fuentes armenias causó 1,5 millones de muertos. Turquía rechaza el término de «genocidio», argumentando que no hubo un plan deliberado de exterminio, aunque admite masacres que costaron la vida a unos 500.000 armenios.

Hasta el último minuto, Ankara ha presionado para hacer ceder al Parlamento francés. «Hemos determinado previamente las medidas que prevemos tomar si se adopta finalmente ese texto», señaló ayer el ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmed Davutoglu.

Turquía respondió a la adopción del texto en la Cámara Baja el 22 de diciembre llamando a consultas a su embajador en París durante varias semanas.

Pero sobre todo, Turquía, miembro de la OTAN, congeló su cooperación militar y política con París, que considera a Ankara un socio esencial para resolver la crisis en Siria.

Esta vez, Turquía podría retirar de forma indefinida a su representante en París, y tomar represalias comerciales y económicas, según fuentes de Ankara.

París llamó ayer a la calma. «Turquía es un socio y un aliado muy importante de Francia», dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores, Bernard Valero.

Las relaciones entre ambos países se han enfriado desde la llegada a la Presidencia de Sarkozy, contrario a la entrada de Turquía en la UE.