El Bloque Nacionalista Gallego (BNG) decidirá su futuro este fin de semana en una Asamblea Nacional en la ciudad gallega de Santiago.

Esta asamblea enfrenta a dos corrientes con distintas bases ideológicas en la mayoría de las cuestiones a decidir. Razón por la que ambas partes han movilizado la maquinaría comarcal y nacional para conseguir imponer su corriente ideológica.

Pero la mayoría de los militantes no están adjuntos a ninguna corriente interna y las diversas sensibilidades pueden agruparse en dos grandes polos.

La victoria de una de estas puede dibujar definitivamente la trayectoria de BNG.

Uno de los polos, del entorno de UPG (Unión da Povo Galego), aglutina a sectores afines bajo las siglas ApU (Alternativa pola Unidade), defiende la necesidad de un análisis profundo por las actuaciones de los últimos años y apuesta por escoger el camino hacia los espacios soberanista y socialista. Esta decisión facilitaría los acuerdos con el MGS (Movimento Galego ao Socialismo) para pactar los candidatos para el Consejo Nacional.

El otro polo, del entorno de Mais Galiza, procura transformar en BNG en una organización de masas nacionalista y transformadora.

Para el sector del UPG, un triunfo de las tesis de Mais Galiza significa la perdida de la identidad como colectivo que se diluiría en un partido como el PSOE o el PP, cuya única finalidad sería la de ganar votos para lo que debería renunciar a la identidad gallega, entre otros, a la lengua y al derecho a decidir.

Mais Galiza, en cambio, teme que si vencen los ideales del UPG, el BNG se autocondenaría a la marginalidad, alejándose de la ciudadanía, defendiendo «una visión arcaica» del nacionalismo y el socialismo.

Los temas a debatir que más confrontación causan no son nuevos; la soberanía, disputas en torno a la oficialidad de la lengua gallega, sobre el modelo social y económico, sobre los colectivos sociales, la organización interna o la suma de nuevos militantes al bloque nacionalista.

Por otro lado, la Asamblea Nacional también debatira otros temas de menor transcendencia centrados en la práctica como la vuelta al asamblearismo, impedir o no los Gobiernos del Partido Popular, la comisión nacional de política municipal o la unificación de aeropuertos y universidades.

La Asamblea Nacional deberá tomar decisiones que fijarán el futuro del BNG, mas la posibilidad de que peligre la unidad del nacionalismo institucional está presente.