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Fede de los Ríos

¡Qué extraña realidad! ¿O no?

Las jóvenes de dieciséis y diecisiete años se han vuelto adultas para la aplicación de las penas de una nueva reforma de la Ley del Menor; pero, por el contrario, resultarán incapacitadas para decidir acerca de su cuerpo en la reforma de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo

La semana anterior nos enterábamos que la lehendakari del viejo Reyno habíase subido el sueldo el 33%. Noticia obsoleta. Nada más conocer el acuerdo firmado por UGT, CCOO y la Patronal CEOE por el cual los trabajadores disfrutarán de un aumento salarial en 2012 del 0,5% y del 0,6% para 2013 y 2014,, la apañada Yolanda Barcina, en solidaridad, ha vuelto a subirse el sueldo con un «complemento de responsabilidad». Al fin y al cabo son habas contadas: se quita un poquito a muchos, que ni lo notan, y el monto resultante se lo apropia quien sabrá disfrutarlo de manera complementaria y responsable.

UGT y CCOO, rameras del Capital, rubricaron también la posibilidad de descolgarse de los convenios colectivos aquellas empresas cuyos propietarios consideren insuficientes los beneficios obtenidos de la fuerza de trabajo de sus asalariados. Todo esto es, por supuesto, en favor de los 5,4 millones de parados existentes en el Estado. Si bien las prestaciones sociales directas se ven reducidas, de manera indirecta el conjunto de parados se verá enriquecido por la gran oferta de cursillos que los sindicatos de clase van a gestionar. Parados quizás, pero con una cultura y profesionalidad que será la envidia del resto de Europa. Aún recuerdo la desazón, allá por los setenta, que me causó la noticia de que, en Italia, algunos sindicalistas habían sido heridos por disparos en las piernas. Y no por grupos vinculados al fascio. No acababa de entenderlo.

Qué susto, eh, lo de Paquito Camps, ¡temíamos lo peor! Afortunadamente, se impuso la cordura y un jurado popular puso las cosas en su sitio. Por cuatro trajes de nada, que ni siquiera eran de fallera mayor, y algún que otro bolso Louis Vouitton.

La justicia con mayúsculas, o sea, la Justicia, cobra un fuerte impulso merced al nuevo ministro Ruiz Gallardón. Las jóvenes de dieciséis y diecisiete años se han vuelto adultas para la aplicación de las penas de una nueva reforma de la Ley del Menor; pero, por el contrario, resultarán incapacitadas para decidir acerca de su cuerpo en la reforma de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo. Sus ovarios volverán a manos del Padre hasta que pasen a manos del Marido.

Disfrutaremos de cadena perpetua, eso sí, revisable. 40 años de condena no eran suficientes. Estos cristianos, siempre tan misericordiosos ellos, en continuo perdón y prestos a poner la otra mejilla. El Derecho como venganza, democrática por supuesto, en sintonía a la aplicación de la tortura como introducción al castigo. Lo que, a ojos del un neófito, se presenta de manera clara y distinta, cartesianamente hablando: los cuerpos de Portu y Sarasola rotos por el tormento y la corrupción de políticos en la trama Gürtell, en ojos de experto jurista, aparece oscuro y complejo. Tal es así que las resoluciones definitivas son las contrarias a las esperadas por mentes demasiado simples. Así, torturadores y corruptos resultan absueltos y recompensados. Por idéntica razón, «hipócrita lector, mi semejante, ¡mi hermano!», con suerte, cobraremos el 0,5 mientras, ellos, los amos, se quedan con el otro 99,5.

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