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el país, Xavier Vidal-Folch 2012/1/31

Es una tomadura de pelo o solo lo parece

(...) Pongamos que (...) conviene un Tratado que responda a su pomposo título: «de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión económica y monetaria». Pues bien, el texto sólo responde a la idea de «estabilidad», de disciplina presupuestaria. Sobra el resto del título.

Hay que repetir hasta la saciedad que solo el artículo 9 (de los 16 existentes) manda «promover el crecimiento económico». Y prescribe que los firmantes «adoptarán las actuaciones y medidas necesarias» para ello. Pero sigue sin concretar ninguna. Siguen sin tener carácter obligatorio. Sigue sin prever multas a quien no lo haga. Sigue sin amenazar con llevar al Tribunal de Luxemburgo a quien incumpla ese mandato...

Y en cambio todo eso lo estipula al milímetro contra quien incumpla el mandato de reducción del déficit. En esa asimetría estriba la tomadura de pelo. En que se vende el producto como herramienta para impulsar los dos polos de la política económica y solo desarrolla uno. (...)

El otro falso crecepelo es la «Declaración» para relanzar el crecimiento económico. El asunto preocupa a la pareja germanofrancesa -la última en enterarse de que si el PIB baja no alcanza siquiera para pagar las deudas- desde su bilateral del 9 de enero, primera ocasión en que han propuesto combinar el cilicio con las vitaminas.

Berlín-París, Comisión y Consejo han usado para ello dos técnicas de probada ineficiencia. Una es vaciar los cajones (como en la Agenda de Lisboa) de bellos propósitos y planes desechados: empleo juvenil, financiación a las pymes. Es dudoso que se doten de control efectivo cauciones como la de que «los supervisores nacionales [los bancos centrales] deben asegurar que la recapitalización de los bancos no les lleva a un desapalancamiento excesivo»: ¿quién pone ese cascabel al gato? NS/ NC. (...)

Otra es pasar el rastrillo al presupuesto comunitario y reasignar partidas. El dinero remanente, no gastado en el pasado ni devuelto a los Gobiernos, es calderilla, unos 30 millones. Y reorganizar los 82.000 millones de euros de los fondos estructurales y de cohesión aún no asignados para los dos años (2012 y 2013) restantes de las actuales Perspectivas financieras septenales quizá sea precipitado. En todo caso, es engañoso: esos fondos están ya orientados al crecimiento: carreteras, escuelas, depuradoras. Y desde la "Estrategia de empleo de Luxemburgo" (1997) ni un duro debe dedicarse a proyectos que no creen empleo. No hay pues un sólo euro nuevo. Solo juegos malabares.

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