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Txisko Fernández | Periodista

8 de marzo, Euskal Herria, siglo XXI

Tres temas marcaron la jornada del jueves en nuestro país. Y no me refiero solo a lo que reflejaron los medios de comunicación, sino también a los temas más comentados a pie de calle y en las redes sociales que conviven en Internet.

Era 8 de Marzo, un día marcado con mayúsculas en todos los calendarios y que este año estaba marcado por un concepto muy fácil de comprender reflejado en dos breves frases: «Ni un paso atrás. Emakumeok aurrera». Un concepto de movimiento que constata que la lucha por la igualdad no puede cesar porque hay que seguir avanzando. Entrado ya el siglo XXI, las mujeres han ocupado gran parte del espacio que hace apenas unas décadas estaba copado por los hombres, y eso no hay que minusvalorarlo porque es el mejor acicate para afrontar las metas pendientes.

También era 8 de marzo en los parlamentos de Gasteiz y de Iruñea pero, después de escuchar los planteamientos de Patxi López y Yolanda Barcina en torno al nuevo tiempo político que se vive en Euskal Herria, esta fecha no quedará marcada con letras de oro en los libros de sesiones. López se quedó parado, una vez más, mientras que Barcina volvió a evidenciar que lo suyo es mirar hacia el pasado, no al de hace quinientos años resistiendo en Amaiur, sino a 30 años atrás, cuando la «reforma» democrático-franquista coló el Amejoramiento por la puerta de atrás.

Y era 8 de marzo en Old Trafford, donde un equipo de jóvenes dejó grabado su nombre con una esperanzadora perspectiva de futuro. Un grupo de deportistas trabajando en auzolan, sin descanso, que acabaron con inevitables señales de que todo gran esfuerzo pasa factura, pero sin perder de vista que, tras el merecido descanso, se pueden reponer fuerzas para seguir avanzando.

En definitiva, fue una jornada para extraer buenas lecciones: que es necesario seguir avanzando con la vista puesta en un futuro mejor sin obviar las dificultades que entraña cualquier cambio; que hay que desprenderse cuanto antes de figuras y estrategias políticas ancladas en el pasado; que para cumplir las expectativas creadas no basta con creérselas, sino que además hay que poner toda la carne en el asador. Y no debemos esperar al próximo 8 de marzo para superar estas asignaturas.

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