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Itxako

Andrea Barnó, gol a gol hasta 618

La capitana de Itxako se ha convertido en la máxima goleadora de la historia del club desde que ascendió a la División de Honor.

Juan Carlos ELORZA

Andrea Barnó ha vivido en primera persona el vertiginoso viaje que ha llevado a Itxako en 15 temporadas desde la Segunda División navarra hasta los títulos de Liga, Copa, Supercopa, Copa EHF, y a la final de la Champions League. Andrea tiene la sensación de que las cosas han ido «a veces, demasiado rápido, pero las circunstancias mandan y yo he tratado de vivir el momento, porque nadie te asegura que las oportunidades que se te presentan vayan a volver».

Tras sus inicios en el colegio público Remontival de Lizarra pasó a Itxako, y de allí al proyecto Etorkizuna que nació en Atarrabia, junto a su hermana Blanca, destacada jugadora del balonmano navarro de los años 90, espejo en que fijarse entonces y fiel seguidora del equipo y de Andrea durante estos años.

En aquel proyecto se cimentó Itxako, y enlazó dos ascensos seguidos a Primera y División de Honor -en la temporada 1999-2000-. «Entonces no había exigencia, mientras que ahora la exclusividad al balonmano es absoluta». Andrea compaginaba sus estudios con su gran afición, pero en ningún caso la veía como una profesión -tampoco ahora, cuando señala que en el deporte femenino no hay seguridad, y las últimas noticias relacionadas con retrasos en los pagos en Itxako lo confirman-, y por eso se puso a trabajar media jornada, dedicando las tardes a los entrenamientos y su preparación física. Hasta que llegó Ambros Martín y, en su segunda temporada (2005-06), le planteó que se dedicara en exclusiva al balonmano.

Con 25 años, y tras pensárselo, decidió seguir, cogiendo una excedencia en el trabajo, y desde entonces ha ido valorando año a año su situación, pensando lo que puede aportar al equipo. Su esfuerzo y su talento le llevaron a la selección española de Jorge Dueñas, y nada más llegar participó en la consecución de su primera medalla (plata en el Europeo'08 en Macedonia), a la que hace unos meses se unió el bronce en el Mundial de Brasil 2011.

Y ahora, mientras Itxako intenta superar el varapalo de la Champions, Andrea menciona los retos que todavía quedan por delante: «La Liga, la Copa, la clasificación para el Europeo, y para los Juegos Olímpicos...». No va más allá, pero mientras tanto queda un resquicio para disfrutar de un pequeño logro personal en su club de toda la vida.

Andrea Barnó nunca ha destacado por ser una goleadora, y en contadas ocasiones ha sobresalido en este apartado. Su máxima anotación fueron los 7 goles que le marcó al Alucine Sagunto en la Liga 2003-04, una de las cuatro ocasiones en que ha finalizado un partido como única máxima goleadora de Itxako -otra fue ante el Valencia en la 2005-06, con 4 goles, y un dato curioso: en ambas ocasiones su actual compañera Silvia Navarro se alineaba como portera rival-. Las dos restantes fueron con 6 goles, ante Vicar Goya (2006-07) y Mar Alicante (2008-09).

En cuatro ocasiones más compartió esta circunstancia con otras jugadoras, la primera de ellas con su hermana Blanca en el segundo partido del estreno en la División de Honor, ante el Leganés, con 5 goles cada una.

La propia Andrea considera un tanto extraña esta situación de haberse convertido en máxima goleadora del club, que se explica porque lleva la friolera de 399 partidos jugados, y 618 goles (los cuatro últimos ante el Midtjylland el sábado). Pero no por ello deja de ser un dato significativo, que merece ser recogido y reconocido, y sirve para destacar la aportación de la jugadora -que ha brillado mucho más por sus tareas defensivas, y por una labor más organizadora como central en el juego ofensivo-, en un equipo que ha contado con muchas rematadoras importantes en los últimos años.

«Me encanta defender. Meter goles es importante, pero asumo mi papel en el equipo, en el que cada una tiene su labor». Barnó recuerda a jugadoras que han influído en su trayectoria y, junto a su hermana, menciona sobre todo a Yolanda Txikote -con quien coincidió en el paso de Etorkizuna a Itxako-, la coreana Sang-Eun Lee -mejor jugadora de los Juegos Olímpicos de Atenas'04-, o Amaia Ugartemendia, con quien jugó en la selección vasca, a quien define como «una máquina defensiva».

Entre las jugadoras a quienes le ha tocado defender, la noruega Heidi Löke ha sido «una de las más complicadas», o la lateral brasileña del Györi Edoarda Amorim, «mucho más grande físicamente». Pero Andrea añade convencida que la defensa no solo es cuestión «de fuerza, sino también de anticipación, rapidez...». A las chavalas que empiezan a jugar ahora a balonmano les aconseja «que se lo pasen bien, y que intenten compatibilizarlo con los estudios, sin pensar en llegar ni arriba ni abajo». A ella le ha ido bien así.

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