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Belen Arrondo, Amaia Zubieta, Jon Moñux | Miembros de STEE-EILAS

Un retroceso de décadas en los derechos sociales y laborales

Esta huelga no es solo para mostrar desacuerdo, sino para defender los logros conseguidos en años, para reclamar un presente para los trabajadores y garantizar un futuro para las generaciones que vienen

Es los últimos tiempos, estamos sufriendo un retroceso de décadas en los derechos sociales y laborales. Por eso llevamos meses movilizándonos en contra de la imposición de recortes tanto en la CAV como en Navarra, a favor del fortalecimiento de los servicios públicos, para denunciar los recortes en educación y para defender el aumento del gasto social en los presupuestos. Con este fin, se realizó también la multitudinaria manifestación que recorrió las calles de Bilbao el día 25 de febrero. Si miramos hacia atrás, podemos recordar muchas iniciativas que hemos realizado como respuesta a los ataques que la patronal ha perpetrado contra la clase trabajadora; un largo recorrido hasta la última huelga general de enero de 2011 contra la reforma de las pensiones.

Desgraciadamente, nos encontramos ante una nueva agresión que parece que no será la última. En esta ocasión, se trata de la mayor agresión de las últimas décadas. Esta reforma laboral pone patas arriba todo el marco legal que regula las relaciones laborales. Es mucho más agresiva que todas las reformas laborales puestas en marcha por los anteriores gobiernos. Va más allá, ya que se le da total libertad al empresariado para imponer las relaciones laborales y busca exclusivamente su propio beneficio. Con esta reforma laboral, y con otras anteriores -la de las pensiones, por ejemplo- la situación de las trabajadoras y trabajadores estará más cerca de las penosas condiciones laborales de inicios del siglo XX que de las de una sociedad del siglo XXI basada en los derechos. Nos quieren imponer un retroceso histórico, volver a condiciones esclavistas de antaño. Pretenden cargarse los derechos conseguidos tras décadas de lucha, las condiciones de trabajo dignas, el sistema público de pensiones, servicios públicos de calidad, las medidas de protección social...

Los gobiernos y la clase empresarial tienen como objetivo desregularizar las relaciones laborales, en lugar de perseguir y enjuiciar a quienes son responsables de esta crisis: los bancos, y quienes defraudan y especulan... ¡Nos quieren engañar de nuevo y siguen mintiendo! Con las normativas y las condiciones laborales que han estado vigentes hasta ahora, han logrado grandes beneficios, y durante largos años las personas de rentas altas han vivido a sus anchas en los tiempos de bonanza económica, llenándose los bolsillos. Cuando ha llegado la recesión económica, quieren cambiar las reglas de juego a su favor para seguir consiguiendo los mismos beneficios a costa de los trabajadores y las trabajadoras, sin ningún tipo de vergüenza.

Por nombrar algunas, la reforma laboral del PP, recoge, entre otras, las siguientes medidas regresivas: El despido será más fácil y barato para el empresariado; se generalizará el despido objetivo por motivos económicos (20 días, máximo 12 mensualidades). Por primera vez se podrá aplicar al personal laboral de las administraciones públicas ese despido objetivo. Traerá consigo una flexibilidad excesiva pudiendo la empresa cambiar de manera unilateral las condiciones de trabajo, tanto individuales como colectivas (reparto de trabajo, horario, salario, sistema de trabajo, turnos...). Se debilitará el derecho a la negociación colectiva, teniendo prioridad los convenios colectivos de empresa y imitando la ultra actividad. Se estimulará el empleo de baja calidad, pasando la duración de los contratos de formación de dos a tres años. Se crea un nuevo contrato de emprendedores con grandes beneficios para la empresa pero un un periodo de prueba de un año. Las ETTs funcionarán como agencias de colocación, del mismo modo que el sistema público. Y un largo etc..

Mientras tanto, el empresariado recibirá exenciones fiscales e incentivos económicos. Saben de sobra que con estas medidas no van a crear más empleo, que solo aumentará el paro y se facilitará la exclusión social. Por el contrario, no quieren un cambio en la política fiscal para conseguir un reparto de la riqueza. El objetivo es intentar el desmantelamiento del estado de bienestar. Quieren mercantilizar los servicios básicos, convertirlos en negocio, privatizando el mayor número de sectores.

¡Basta ya! Aquí no se libra nadie, vienen a por todo el mundo. No podemos detenernos en pequeñeces, caer en su juego con discusiones baldías «tú tienes puesto de trabajo fijo», «tú estás mejor que yo» o «sus condiciones son mejores que las nuestras»... Cada vez tenemos peores condiciones de trabajo. Tenemos personas cercanas en paro, con salarios míseros y trabajos precarios. Y sabemos perfectamente de quién es verdaderamente la culpa.

Por eso, debemos dar una respuesta acorde a la dimensión de la agresión. La huelga general es el instrumento más poderoso que tenemos. Tenemos razones objetivas de sobra y una enorme indignación. Además, tenemos todo el derecho de decidir aquí las condiciones laborales que nos corresponden, reclamando un marco propio de relaciones laborales para Euskal Herria. De hecho, si como han dicho Patxi López y el Parlamento navarro entre otros, no están de acuerdo con esta reforma laboral, ya saben que hacer para que no se aplique en Euskal Herria. No vamos a aceptar de ninguna manera que se implementen medidas retrógradas contra la clase trabajadora y toda la sociedad. En definitiva, esta convocatoria de huelga no es solamente para mostrar nuestro desacuerdo, sino para defender con dignidad los logros conseguidos en años, para reclamar un presente para las trabajadoras y trabajadores y para la ciudadanía en general y para garantizar firme- mente un futuro para las generaciones que vienen detrás.

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