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Annan trata de salvar «in extremis» su plan de paz sirio apelando a Irán

Mientras el régimen sirio y la oposición armada y apoyada por las satrapías del Golfo seguían mirándose de reojo y negándose a dar el primer paso hacia un alto el fuego cuyo plazo expiraba a primera hora de hoy, el mediador de la ONU, Kofi Annan, viajó ayer a Irán -aliado de Damasco- para tratar de salvar su plan de paz. EEUU y sus aliados europeos amenazan ya con incrementar su presión sobre el régimen de al-Assad y apelan a Rusia y China a que retiren su veto.

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El mediador en el conflicto sirio viajó ayer a Irán, aliado estratégico del régimen de Damasco, para intentar lograr su cooperación de cara a forzar un alto el fuego que debía entrar en vigor hoy a las 6 de la mañana.

El ex secretario general de la ONU recordó que «una mayor militarización del conflicto sería desastrosa» (...) La situación geopolítica de Siria es tal que cualquier error puede tener consecuencias inimaginables en la zona y en el mundo», agregó Annan, para quien «hay demasiadas tensiones en la zona de Oriente Medio, que ya no puede aguantar otro conflicto».

Su anfitrión, el ministro de Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi, mostró el apoyo de Teherán a la mediación y al plan de paz de Annan, aunque reiteró que espera que sea «justa e imparcial», e insistió en pedir «tiempo» para que el presidente sirio, Bashar al-Assad, aplique las reformas prometidas. Teherán, agregó Salehi, considera que los sirios deben tener derechos, como la «libertad de partidos políticos, elecciones libres y una Constitución que abarque los deseos del país» y que al-Assad ya ha prometido «cambios para cumplir los deseos del pueblo». «Se debe dar al Gobierno sirio la oportunidad (de realizar esos cambios)», dijo Salehi, quien insistió en que el proceso político lo debe dirigir al-Assad sin injerencias extranjeras.

Annan, quien tenía previsto ser recibido a última hora por el presidente iraní, Mahmud Ahmedinejad, mostró su esperanza de que Irán sea «parte de la solución del conflicto» y aseguró tener el compromiso de Damasco de que acatará el alto el fuego previsto a partir de hoy «si todos lo respetan».

Denuncias recíprocas

Fuentes opositoras denunciaron ataques del Ejército sirio en las cercanías de Damasco, en Idleb (norte) y Homs (centro), ataques que habrían causado entre once y 16 muertos, según las fuentes.

El régimen sirio informó de la muerte de 33 miembros de las fuerzas de seguridad en las últimas horas en enfrentamientos «con grupos terroristas».

El rebelde Ejército Libre de Siria rechaza el plan de paz y amenaza con una ofensiva general.

Washington, Londres y París enseñan los dientes en el G-8

Susan Rice, embajadora ante la ONU de EEUU -país que preside en abril el Consejo de Seguridad- aseguró que se acerca «la hora de la verdad» y apeló a la «lógica» para augurar «una acción colectiva» para incrementar la presión sobre Damasco, cuya promesa de cese el fuego calificó de «poco creíble» e «insuficiente». El ministro de Exteriores británico, William Hague, más concreto, defendió llevar el dossier sirio a la Corte Penal Internacional, tal y como se hizo contra el libio Gadafi en vísperas de la agresión contra Libia. Su homólogo francés, Alain Juppé, coincidió en apostar por «nuevas medidas» para imponer «el final de la violencia y un proceso político». La embajadora estadounidense apeló directamente a Rusia y China, a los que imputó «una especial responsabilidad para poner fin a las masacres perpetradas por el régimen al-Assad».

Un portavoz de Exteriores chino, Liu Weimin, apeló a al-Assad a aplicar el plan de Annan, aunque reiteró que «la oposición debería igualmente acatar de forma inmediata el alto el fuego». Por lo que toca a Rusia, el ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, tiró de la oreja a su homólogo sirio, Walid Mouallem, al acusar durante la comparecencia conjunta a Damasco de no aplicar el plan de paz de Annan de una forma «más activa y firme». Llamó también a intensificar la presión sobre la oposición para que cese sus ataques.

Diplomáticos occidentales esperan que Moscú y Beijing no se opongan ahora a una resolución que imponga más sanciones económicas a Damasco, aunque los expertos descartan que Rusia vaya a permitir acciones decididas en el Consejo de Seguridad. GARA

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