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Análisis | EXPOSICIÓN «PHOCUS. Objetivo de una colección»

«Phocus», arquitectura y memoria colectiva perpetuadas

El cubo pequeño del Kursaal acoge una selección de los fondos de la Fototeca de la Kutxa, una propuesta que nos invita a viajar por nuestra historia, nuestros paisajes y arquitectura a través de imágenes sorprendentes, algunas de nombres míticos de la fotografía.

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Iñaki URIARTE | Arquitecto

En Kubo-Kutxa Aretoa de Donostia se expone en la actualidad una amplia muestra de fotografías seleccionadas entre el amplísimo fondo de Kutxa Fototeka por el comisario Juantxo Egaña, reconocido fotógrafo e investigador de la fotografía. Esta fototeca es depositaria, a su vez, de los archivos de las antiguas Cajas de Ahorros Municipal de San Sebastián y Provincial de Guipuzcoa, así como de importantes colecciones particulares y de acreditados profesionales como Foto Marín, Fotocar o del Photomuseum de Zarautz. La muestra supone también el prestigiamiento de una institución que mostró desde sus inicios su compromiso colectivo recopilando, ordenando y, no solo conservando sino divulgando también, una significativa documentación fotográfica relativa, principalmente, a diversos acontecimientos históricos de los municipios y la sociedad en la que se inserta, donde justifica su existencia y a la que sirve. Actualmente es uno de los mejores archivos fotográficos de Europa, motivo suficiente para que sea declarado Bien Cultural Calificado en su categoría de patrimonio Documental.

La fotografía como sucesora de la pintura en el relato iconográfico es quizá, desde su invención en 1839, la más expresiva de las formas de testimoniar los hechos relevantes de la humanidad en épocas recientes. Desde la tragedia a la fiesta, pasando por sus ritos y conmemoraciones, los lugares y modos de vida, sitios representativos, hasta llegar a panoramas urbanos, monumentos artísticos, y personas y personalidades destacadas. En esta ocasión, el recorrido se organiza en ocho capítulos: Cámara Oscura, Fotomecánica, Paisaje, Arquitectura, Bodegón, Relato, Antropología, Retrato y Desnudo. En todos ellos hay excelentes obras de muy diversos autores.

La fotografía como representación gráfica de fragmentos de la historia basados en acontecimientos, elementos de un lugar y una época, y acciones del ser humano en todas sus facetas constituye una notabilísima aportación cultural en un doble sentido. Como creación artística, con unas premisas técnicas de captación, composición y contraste, es un arte en sí misma; y por otra parte, su contenido, el valor documental de relatar para la posteridad hechos efímeros, la belleza de un objeto fotografiado, sea la naturaleza, una obra monumental o la persona en sus múltiples actividades y situaciones. La fotografía es la memoria visible.

«Contaminado» por gustos y por haber tenido la oportunidad de redactar el texto de la sección de Arquitectura y su relación con la metamorfosis urbana en Donostia, no puedo evitar fijar el objetivo en el sentido de diversas edificaciones mediante su transmisión fotográfica. Las fotografías de arquitectura que se presentan en esta exposición han sido realizadas por un amplio grupo de reconocidos maestros de la cámara, algunos legendarios pioneros de esta disciplina artística y otros en activo. Abarcan un amplio repertorio, tanto por su emplazamiento como por el contenido y el extenso tiempo de su plasmación entre 1856 y 2008, y todas ellas emiten la apasionante sensibilidad de una mirada oportuna, acertada y culta.

Estas imágenes relatan elementos arquitectónicos de compostura aislada, severa y solemne que poseen un valor de percepción lento y profundo. A las habituales dos dimensiones de una representación plana añaden, casi con inmediatez, la tercera: el espacio donde se sitúan de notable importancia para su comprensión, lo que facilita remitirnos a la cuarta, la historia a la que indudablemente pertenecen. Y, como conclusión de todo ello, surge su quinta y sinfónica dimensión, la emoción. Algo tan fugaz como un disparo fotográfico se convierte, por una serie de circunstancias concurrentes, en un patrimonio documental fundamental, un legado para la posteridad. Imágenes históricas, en su sentido trascendental, de arquitectura que, por su contenido narrativo, de alguna manera podemos observar que responden a cuatro momentos de la biografía de una edificación captada: principio, permanencia, peligro y pérdida.

Principio. Se describe el inicio épico de su construcción, un episodio donde el arquitecto autor del proyecto es quizá el único que conoce, domina y ansía el final de su obra, y que el fotógrafo, con su intuición, comparte en su relevancia, tanto del momento capturado como de su espléndida conclusión.

Permanencia. La arquitectura retratada ha alcanzado tal grado de reconocimiento artístico, afecto social y trascendencia cultural que su perennidad y transmisión a generaciones futuras está asegurada. La majestuosidad de la obra es correspondida con una plasmación precisa y preciosa.

Peligro. El fotógrafo ha sido seducido por una construcción y en ocasiones por un fragmento e interviene con una pasión plausible consciente de que incluso puede contribuir, en la incertidumbre de la situación, a divulgar unos valores que garanticen salvaguardar la edificación amenazada.

Pérdida. El instante heroico, postrero. La imagen dará cuenta de una crueldad arquitectónica, la desaparición de una notable referencia urbana por unos intereses concretos y que el paso del tiempo demostrará muchas veces la sinrazón de una decisión. Solo permanece el consuelo iconográfico, un documento fundamental.

La arquitectura se encuentra a sí misma cuando se muestra en la fotografía. Desde una apreciación local, se muestran oportunos y valiosos testimonios de un hecho trascendental en la historia de Donostia. Después de la quema de la ciudad en 1813, acontecerá el derribo de sus murallas entre julio de 1864 y marzo de 1865, consideradas ineficaces militarmente por el Ministerio de la Guerra, a la vez que por la necesidad de expansión de su comprimido núcleo urbano. Demolición que actualmente con criterios culturales sería cuestionable, pero que permitió desarrollar un ejemplar ensanche ajustado a una bellísima geografía circundante y determinante.

«Phocus. Objetivo de una colección» se puede ver hasta el 13 de mayo en la sala Kubo (Donostia), de martes a domingo, de 11.30 horas a 13.30 y de 17.00 a 21.00. La entrada es gratuita.

Celebración

En: Donostia-San Sebastián

Empieza: 17/02/2012

Acaba: 13/05/2012

Lugar: Sala Kubo, Kutxaespacio del Arte

Entradas:Doan / Gratis

Organiza: Obra Social Kutxa.

Carlos GIL

Homenajes y veteranos

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