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Rascacielos de madera, un nuevo reto para la construcción

La Mesa Intersectorial de la Madera de Euskadi se ha lanzado a una nueva aventura: la construcción de edificios de altura con madera CLT, una materia prima abundante en los bosques vascos y que, además de ofrecer la resistencia necesaria para sostener los cimientos del edificio, ofrece beneficios medioambientales que lo hacen más atractivo. Asimismo, busca impulsar el abastecimiento con materias primas locales para fortalecer el sector primario.

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Iraia OIARZABAL |

Aunque el cuento de «Los tres cerditos» nos ha hecho creer durante muchos años que las casas construidas con ladrillos son mucho más resistentes y que las de madera se derrumban con apenas soplar, una nueva tendencia en el sector vasco de la construcción intenta demostrar lo contrario. Egoin, fábrica dedicada a las construcción con madera, se ha lanzado en una innovadora aventura: la construcción de edificios de altura, como rascacielos, con madera.

Difícilmente podíamos imaginar hasta ahora que un edificio de viviendas de doce pisos pudiera estar construido de madera. La cultura del ladrillo, que tan hondo ha calado entre nosotros, nos lleva a pensar que solo el hormigón puede sujetar un edificio de estas características. La Mesa Intersectorial de la Madera (MIME) ha dado un salto tecnológico a través de un nuevo material, los paneles contraminados CLT, con el que apuesta por las grandes edificaciones.

Existen dos precedentes de la construcción en altura con madera CLT. Uno de ellos es el Stadhaus en Londres, un edificio residencial de nueve pisos construido en su totalidad con madera. Por otro lado, en Canadá el arquitecto Michel Green ha proyectado un edificio de 30 plantas y 120 metros de altura, construido este también en madera.

Motivación medioambiental

Los paneles CLT están formados por madera de pino radiata, una materia prima local que abarca el 34% del territorio arbolado en la CAV. La MIME apunta que se trata de una materia prima renovable, abundante y con amplias posibilidades de desarrollo, por lo que se trata de una apuesta por una construcción sostenible. La MIME explica que es un material con un valor ecológico superior a cualquier otra materia y con un bajo consumo energético. Para visualizar esta característica expone que el CLT almacena carbono en el edificio en lugar de emitirlo a la atmósfera. Además construyendo un edificio con sistemas industrializados de madera se dejarían de emitir a la atmósfera 12.000 toneladas de CO2. Asimismo, se producen menos emisiones en la transformación de la materia prima, en la construcción y en la vida útil del edificio.

Además de su uso en la construcción, el CLT puede utilizarse para la rehabilitación de edificios, uno de los retos a los que se enfrenta el sector de la construcción. Actualmente el 78% de las viviendas de la CAV son anteriores a 1980 y ya no hay suelo para construir, según los datos aportados por la MIME. Añade que la construcción de viviendas es inferior a la demanda natural. En concreto, se están construyendo 4,2 viviendas al año por cada 1.000 habitantes, mientras que en Europa se construyen 7,7 por cada 1.000 habitantes.

Ante estas tasas de construcción, la rehabilitación de viviendas se presenta como una de las grandes oportunidades en la CAV. En total hay 750.000 viviendas rehabilitables, y el MIME se ha fijado como reto hacerlo bajo criterios de sostenibilidad y eficiencia energética.

Según explica la asociación maderera, la construcción industrializada con paneles CLT trae consigo una serie de comodidades, como por ejemplo, que el montaje se lleva a cabo en taller y posteriormente se traslada y se coloca en el lugar. Recalca también que el montaje es más rápido y que el control de los materiales es mayor. No obstante, la cualidad que más destacan desde la MIME es la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente gracias a las ventajas medioambientales del material por su carácter biodegradable, renovable y ecológico.

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El 78% de las viviendas de la CAV son anteriores a 1980 y no queda suelo para construir, por lo que la rehabilitación de viviendas es una de las mejores alternativas para la contrucción. En total hay 750.000 viviendas rehabilitables y el MIME pretende hacerlo bajo criterios de sostenibilidad.

Una apuesta por abastecerse de material local

Además de los intereses medioambientales, otro de los objetivos de la MIME es impulsar la materia prima local. La cantidad de madera de pino radiata en nuestros bosques permite hacer esa apuesta por la construcción en madera, ya que abarca el 34% del suelo arbolado y centraliza el 90% de la actividad forestal. Con los cambios socieconómicos del siglo XX y la incidencia de la revolución industrial, el pino ha ido ocupando los espacios que la agricultura ha ido abandonando. Como consecuencia, las plantaciones de radiata han ido cubriendo paulatinamente la demanda de madera para diferentes tipos de uso. Por ejemplo, para construir un edificio residencial de 10.000 metros cuadrados, se necesitan 5.000 metros cúbicos de paneles CLT. Todo ello, supone 15.000 metros cúbicos de madera en árbol. Las plantaciones de pino radiata tienen un crecimiento de 1.500.000 metros cúbicos. Esto supondría una capacidad de producción de 500.000 metros cúbicos de CLT con los que se podría construir un millón de metros cuadrados en edificios residenciales.

Fomentar el uso de sistemas industrializados de empleo de madera CLT tiene como principal objetivo dar salida al excedente de material existente actualmente, según indica la MIME. Asimismo, busca dar valor a la materia prima local e ilusionar al sector primario en un momento de decadencia. De este modo, la MIME quiere caminar hacia una gestión más sostenible y eficaz, logrando una mejor calidad en nuestra materia prima. Impulsando esta política de autoabastecimiento, la CAV podría convertirse en un referente europeo en la gestión sostenible de sus bosques. I.O

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