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Webdocumental: posibilidades de la narración 2.0

La hoja en blanco ha desaparecido y los realizadores de documental empiezan a jugar. Ya no escriben párrafos; dibujan círculos, cruces y capas, y buscan nuevas fórmulas. Y no sólo ellos: programadores web, productores, narradores, fotógrafos o periodistas han estado dos días en Bruselas debatiendo sobre el futuro de las historias de no-ficción.

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Clàudia PRAT

Fue exactamente hace diez años, en 2002 y en el marco del Festival Cinéma du Réel del Centro George Pompidou de París, cuando se citó por primera vez la palabra «webdocumental». Este Festival era y es el referente del cine documental del mundo y, en 2002, aunque no existía ningún «webdoc» como tal, se intuían líneas y caminos que iban a recorrer las nuevas narraciones 2.0.

«El webdocumental es un género aún poco explotado y parece que muy poco definido, porque está entre las fronteras de la televisión web, las revistas on-line o los blogs», decía el panfleto promocional de la precursora sesión. Aunque la palabra «webdocumental» sigue siendo desconocida para la mayoría -excepto para un público francófono y anglosajón muy específico-, sí que diferentes experimentaciones y proyectos han sacado la nariz en Internet y en diferentes festivales de documentales: son los trabajos que hoy podemos considerar las obras pioneras del webdocumental.

Pero, ¿qué panorama ofrece el webdocumental? Sumemos historias de ficción o documental, interactividad, diseño web y videojuegos y, de pronto, las puertas del futuro -y no tan futuro- se abren. A efectos prácticos, un usuario entra en un webdocumental y ve que le piden elegir su propio camino, que siga él mismo la investigación periodística, que puede sugerir semana tras semana cómo quiere que un grupo de realizadores filme un corto, que puede hablar con otros usuarios vía chat durante la película que ve on-line o preguntar al entrevistado mientras ve el video en una aplicación móvil. Todo un mundo de posibilidades que corretean entre la interactividad, la participación, la narratividad y el mundo multimedia.

Este fin de semana, en el marco del Festival de Documental Millenium de Bruselas -un festival internacional de documental social independiente-, se ha organizado el primer Webdoc Meeting; es decir, el primer encuentro de webdocumentales. «Las televisiones están reduciendo el presupuesto en documentales y el Festival Millenium es una insurrección contra el monopolio que habían creado los mass media. Utilizar la web nos parece una forma democrática de hacer documental y, además, ahora es un momento clave que debe ser analizado», explica Lubomir Guéorguiev, presidente del Festival.

Durante los dos días del encuentro, un centenar de personas de perfiles muy diversos se han reunido en conferencias cerradas y debates: «Antes de hablar de webdocumental, es importante crear  una comunidad e intercambiar experiencias. Necesitamos ese punto de partida para ir viendo qué caminos ofrece la web». Y Zlatina Rousseva, directora artística y programadora del Webdoc Meeting, explica: «Aún no sabemos bien qué es el webdocumental ni si habrá un nuevo lenguaje, un nuevo arte».

El webdocumental compromete de pronto dos ejes básicos del documental clásico, de ahí el miedo de sus detractores. Primero, se ve amenazada la figura del autor: con la interactividad, la programación y las múltiples posibilidades de participación, el autor pasa a otro plano. Este es uno de los puntos claves de la narración 2.0. Pero, además, pone en jaque a los productores, cuestionando la legitimidad de los derechos de autor o el dinero que proviene de la difusión en televisión.

En inglés o francés son muchos los webdocumentales conocidos: «Voyage au bout de carbon» (HonkyTonk), «Prison Valley» (Arte), «Géneration Tian'Anmen» (DNA) , «The Empty House» (Gab Web Agency, Peace Reporter), «Gaza-Sderot: Life in Spite of Every-thing» (Arte)... Pero el concepto de webdocumental en sí no está claro. Las primeras experiencias parecen CDs interactivos y otros se nutren tanto de la participación que parecen blogs audiovisuales. Y, hasta ahora, sólo se han hecho webdocs en el Estado francés, Alemania, Bélgica, Canadá y EE.UU. Otro de los temas clave es la financiación: hasta ahora los presupuestos han bailado entre los 20.000 y 430.000 euros, sobre todo gracias a apuestas por la innovación que han hecho grandes cadenas como «ARTE» o periódicos como «Le Monde» o «Liberàtion».

En el Webdoc Meeting -y a pesar de la tendencia de los autores a lamentarse por la falta de fondos- se ha intentado remirar el mundo con optimismo. Gerald Holubowicz, fotoperiodista que lleva 10 años jugando con las nuevas tecnologías, dice: «Es el fin de los monopolios, el momento de buscar toda esta gente que hay en Internet y que puede ayudar a financiar nuestro trabajo». Y Patric Jean, director de la polémica película «La Domination Masculine» (2009), dice: «La no-linealidad nos deja investigar el terreno incógnito del pensamiento. Los financieros tienen que apoyarnos para que experimentemos». «¡Saltemos! -acaba Gerald Holubowicz su conferencia-, no tengamos miedo a saltar, hay que probar sin miedo a equivocarse... ¡Aunque no sepamos qué es!».

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