Es una percepción que necesita más pruebas para darla por correcta, pero produce sensaciones acuciantes en el observador. Según esa percepción el Partido Popular está viviendo una intensa guerra interior ¿Signos de ese contencioso? La oscura eliminación del Sr. Rato y el enfrentamiento del Gobierno con el Sr. Alvarez Cascos nos sitúan quizá ante una maniobra de liquidación de barones «populares» no deseados por el Sr. Rajoy. El bélico lenguaje empleado por el Sr. Montoro contra el expresidente asturiano, sacrificado extrañamente frente al PSOE astur, sugiere una maniobra repleta de sombras, ya que al fin y al cabo han sido las comunidades autónomas de Madrid y Valencia, ambas «populares», las que tenían desviados sus déficits hasta contribuir notablemente al desequilibrio del Gobierno de Madrid. El Sr. Montoro clamó contra Asturias con una frase que más convenía al presidente Rajoy, por su alcance político, que a un ministro: «Vamos a aplicar la ley», afirmó contundente en su referencia a intervenir la administración autonómica asturiana. Suspender una autonomía, pues a eso equivale si se interviene su soberanía presupuestaria, es muy grave. Constituye una acción anticonstitucional por parte de Madrid. Para intervenir una autonomía no basta con la Ley de Estabilidad, aunque sea una ley orgánica ¿Pero por qué protagonizó Montoro esa amenaza en vez de hacerlo Rajoy? Parece que el presidente está sumido en un ajuste de cuentas tras el biombo de media docena de fieles ¿No tendrá todo esto que ver con los tiempos de Aznar? Ahora dice González Pons que la burbuja inmobiliaria aznariana fue buena. Delatar a Aznar es grave ¿No empezaba todo con Zapatero? ¿Qué está pasando en la Moncloa?