Los manejos escondidos por BFA-Bankia en los balances previos a la nacionalización han extendido el pánico y las dudas sobre el conjunto del sector financiero. Según pasan los días, son más los analistas que ven inevitable acudir a Bruselas en busca de ayudas, pese a la reiterada negativa del Gobierno Rajoy. También se decía lo mismo desde Atenas, Dublín y Lisboa poco tiempo antes de aceptar la imposibilidad de financiarse en los mercados. A día de hoy, pese al baile de cifras conocido, no se sabe todavía cuánto dinero deberá poner el Estado para sanear las cuentas de las entidades intervenidas y si será necesario habilitar más fondos para otras contingencias. Esta losa, cada vez más pesada, tapó completamente los rumores sobre una posible intervención del BCE para recapitalizar la banca. Además, la prima de riesgo del Estado español cerró en 509 puntos, cerca de sus máximos históricos de hace 17 años. En este contexto, el Ibex bajó un 2,34%, hasta los 6.251,70 puntos, mientras que París (+1,37%), Fráncfort (+1,16%) y Londres (+0,65%) daban la espalda a los problemas del Estado español. Esta situación volvía a castigar duramente a Bankia (-16,25%), y con menor violencia a Bankinter (-4,27%), Sabadell (-4,29%), Popular (-3,33%), BBVA (-2,62%) y Santander (-2,43%). En el año, Bankia se hunde un 68,32%, Popular, un 52,93%, Caixabank, un 44,43%, Bankinter, un 43,37%, BBVA, un 30,56%, y Santander, un 26,75%. También hubo un severo castigo para Repsol (-7,17%), tras la rebaja en el dividendo. En París, Crédit Agricole (-1,02%) y Société Générale (-0,43%) lideraban las caídas.

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