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Veinte años de la increíble hazaña de la dinamita roja

Invitada a última hora por la exclusión de Yugoslavia, el entonces seleccionador danés Richard Moller-Nielsen reunió en menos de 10 días a un conjunto de futbolistas con los que ganó la Eurocopa de 1992 contra todo pronóstico, una de las gestas más recordadas de los últimos años.

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Beñat ZARRABEITIA

Apesar de que el conflicto había estallado meses antes, el 30 de mayo de 1992 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas decidió sancionar a Yugoslavia. La medida también incluyó la exclusión del combinado plavi -azul- de la Eurocopa y los Juegos Olímpicos que debían celebrarse durante ese mismo verano.

Durante las semanas previas a la decisión definitiva, el reguero de ausencias y renuncias de futbolistas había sido constante. Jugadores croatas como Prosinecki, Suker, Boban, Boksic o Jarni fueron los primeros en no volver a ponerse la elástica yugoslava, el esloveno Katanec hizo lo mismo, al igual que lo bosnio-musulmanes Kodro, Hadzibegic, Bazdarevic y el seleccionador Ivica Osim. Los últimos en dejar la selección fueron los macedonios Pancev y Najdoski. Así las cosas, todos los jugadores de la selección eran serbios, más los montenegrinos Savicevic, Jokanovic, Mijatovic o Brnovic.

Los rumores se habían sucedido, hablaban de la exclusión de Yugoslavia y la CEI -Confederación de Estados Independientes, combinado que incluía a jugadores procedentes de la mayoría de ex Repúblicas soviéticas- y de la inclusión de Dinamarca e Italia. Finalmente, la dinamita roja fue invitada, mientras que la CEI -al igual que el conocido como Equipo Unificado en los Juegos de Barcelona- sí que fue de la partida.

Todos de vacaciones

Dinamarca no parecía ya la Dinamita Roja que había sorprendido al mundo durante los ochenta. Aquel equipo dirigido por Piontek y que contaba con futbolistas de la talla de Eljkaer-Larsen, Jesper Olsen, Lerby, Berggreen, Lauridsen o Arnesen. Los daneses se quedaron a las puertas de la final de 1984 y sorprendieron en el Mundial de 1986 hasta que Butragueño les hizo cuatro tantos en una tarde. Su fútbol se puso tan de moda que el primer jugador de Osasuna no procedente de otro equipo de la Liga fue el delantero danés Michael Pedersen.

El mejor jugador de Dinamarca en 1992 era Michael Laudrup, pero su enfrentamiento con el seleccionador Richard Moller-Nielsen le mantenía fuera de la selección. La lista para participar en la Eurocopa de Suecia se confeccionó en horas. A Brian Laudrup le avisó su mujer y otros como Flemming Polvsen contaban con billetes para ir de vacaciones al Caribe. Las principales figuras de aquel conjunto eran Schmeichel, Polvsen, Henrik Larsen y el propio Brian Laudrup.

La mayoría del plantel llevaba tres semanas de vacaciones, pero a menos de 10 días para arrancar el torneo, Moller-Nielsen les reunió en el campo de entrenamiento de la Federación danesa y tal y como confeso Brian Laudrup años después, «nos dijo que íbamos a Suecia a ganar el campeonato».

El sentir general era de «no estábamos preparados, íbamos a hacer el ridículo» subrayó el menor de los Laudrup. Sin embargo, en el estreno Dinamarca fue capaz de arrancar un empate a cero ante Inglaterra. La derrota contra Suecia complicó mucho sus opciones y pareció dejar fuera a los daneses. Se jugarían el pase en la última jornada ante la Francia de Cantona, Ginola o Deschamps. Un postrero tanto de Lars Elstrup metió a la Dinamita Roja en semifinales.

«Nos van a meter cuatro»

En la antesala de la final se toparon con Holanda, la vigente campeona y que contaba con estrellas como Gullit, Van Basten, Koeman, Rijkaard o Bergkamp. Los jugadores daneses confesaron en el programa «Informe Robinson» que instantes antes de saltar al terreno de juego los jugadores holandeses les miraban «con caras que decían, os vamos a meter cuatro». Nada más lejos de la realidad, Dinamarca estuvo a punto de llevarse el partido en el tiempo reglamentario y aguantó con entereza en la prórroga. En los penaltis, Schmeichel detuvo el lanzamiento de Van Basten y Christofte sentenció el pase a la final sin coger carrera para chutar.

La fiesta era total para los daneses. Era un cuento de hadas, una realidad soñada. De anular sus vacaciones a tocar con la punta de los dedos la gloria futbolística. Queda un último escollo, la Alemania reunificada. Tras la caída del muro de Berlín, Franz Beckenbauer había asegurado que el conjunto germano sería «imbatible» tras la incorporación de los jugadores del Este. Los primeros en hacerlo fueron Sammer, Doll, Andreas Thom y Kirsten.

Durante las horas previas a la final, Alemania se encerró en su hotel, mientras que los daneses lo celebraban con sus mujeres, en la piscina y en un ambiente distendido. La final discurrió por los mismos parámetros, una tensa mannschaft fue superada por la relajada Dinamita Roja. El tanto de Jensen prendió la mecha y la sentencia de Vilfort provocó la explosión danesa.

Han pasado 20 años de la mayor hazaña de la selección danesa, un éxito sin igual para un Estado con menos de seis millones de habitantes y mayor tradición en deportes invernales. En la presente Eurocopa, Dinamarca ha quedado encuadrada en el grupo más complicado junto a Alemania, Portugal y Holanda. Una misión casi tan complicada como la de 1992.

Morten Olsen dirige un equipo cuyo jugador más conocido para el gran público son Bendtner y Agger, así como los veteranos Sorensen, Christian Poulsen y Rommedahl. Sin embargo, la gran esperanza es el jugador del Ajax Erikssen, así como el defensa Simon Kjaer, de la Roma. Nadie cuenta con ellos, pero hace veinte años tampoco.

Apuntes de interés

PARA RECORDAR

La mayor derrota de la historia de la selección danesa fue el 1-11 que le endosó la selección vasca en el exilio el 29 de agosto de 1937.

CONTINUIDAD

El seleccionador Morten Olsen, que sonó para entrenar al Athletic en los noventa, lleva un total de 12 años en el cargo.
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