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Mikel Otero Plataforma Fracking Ez Araba

Sobre moratorias y ambigüedades en el fracking

La petición de una moratoria por parte del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en realidad es un brindis al sol. Una declaración que no compromete a nada. Menos aún cuando los dos partidos que la apoyaron mostraron otra postura en el Parlamento

El parlamentario del PNV Javier Carro defendía la necesidad de aplicar una moratoria a la explotación de gas mediante fracking en un artículo de opinión. Como representante habitual del PNV en este tema, sus comentarios se pueden considerar como postura «oficial». En una red social, Carro hablaba de intoxicación informativa porque se califica de ambigua la postura de su partido. Nada más lejos de la realidad. La palabra es idónea.

El PNV presentó dos mociones la semana pasada. Una en el Ayuntamiento de Gasteiz, pidiendo una moratoria, de al menos cinco años, a la exploración y explotación de gas mediante fracking (aprobada con los votos de PNV y PP); y otra en el Parlamento Vasco, órgano natural de la discusión, donde se pide una moratoria para la explotación, pero manteniendo la exploración (rechazada por los votos de PP y PSE). La diferencia salta a la vista. Pero tiene una explicación.

El gesto realizado en el ayuntamiento podría parecer un posicionamiento claro en contra del fracking. Pero no lo es. PNV y PP saben que el fracking va a ser un tema caliente en las próximas elecciones, al menos en Araba. La conciencia antifracking está calando en la sociedad y el movimiento de oposición ha mostrado capacidad y sigue creciendo. Las 40 organizaciones adheridas a la plataforma Fracking Ez Araba ejercen presión sobre las posiciones de PP y PNV. El creciente número de municipios que se han declarado libres de fracking también. Ante este panorama, la postura acertada puede ser pedir moratorias y pasar por prudentes. Un golpe de efecto que deja solo al PSE en la defensa de la extracción inmediata. Pero las moratorias tienen que ser muy medidas, pues todo indica que la intención real es hacer fracking.

La petición de una moratoria por parte del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en realidad es un brindis al sol. Una declaración de intenciones que no compromete a nada. Menos aún cuando los dos partidos que la apoyaron mostraron otra postura en el Parlamento. La única oposición real es denegar las licencias municipales, algo que ya se estaba haciendo provisionalmente. Este es el guión durante el reinado «green» y, sobre todo, hasta las elecciones autonómicas.

En el Parlamento, la cosa cambia. Aunque aprobar una moratoria en el Parlamento Vasco carecería de efecto legal (la competencia es estatal), sí debiera suponer un corte inmediato de financiación pública al proyecto. Los 50 millones de euros para los dos primeros pozos saldrán del Departamento de Industria, es decir, de nuestros bolsillos. Y si el PNV tiene miedo de que una empresa privada entre a solicitar concesiones, no tenemos dudas de que el Parlamento Vasco podrá poner trabas si realmente se rechaza el fracking.

Así, parece mejor estrategia pedir una moratoria parcial (a la explotación) y dejar los planes de exploración intactos. Sin embargo, permitir la exploración supone hacer fracking con los mismos productos y técnicas, o sea, vulnerando la precaución que se pretende mostrar y sometiendo el territorio a los peligros que se pretenden evitar.

De todos modos, lo más llamativo es que, aun aprobándose, la moratoria no tendría efecto práctico alguno, ya que la secuencia de extracción actual implica que la explotación masiva no comenzará antes de 2017. Si la exploración es exitosa, en 2015 habría que tramitar la licencia de explotación, iniciándose unos trámites que podrían suponer dos años. En resumen, la explotación a gran escala no se podría llevar a cabo antes de 2017-2018.

Para dar buena imagen se puede exigir hoy una moratoria de cinco años a la explotación, hacer fracking exploratorio, y en 2017 abrir otra vez la veda. Con moratoria o sin ella, las fechas de explotación serían las mismas. Si aprueban la moratoria y crean una comisión científica que siga investigando las mejoras en seguridad (punto 2 de la moción), se fracturará bajo el paraguas de la ciencia. Es decir, lo mismo, pero con bata blanca.

Las dudas mostradas por el PNV en torno a la fractura hidráulica se basan en el informe para el Parlamento Europeo del Instituto Wuppertal, de donde copian párrafos completos. Sin embargo, y aunque lo conocen, ignoran el informe del Centro Tyndall que, además de relatar las afecciones locales del fracking, advierte de que, apostando por esta técnica, el calentamiento global se agravará irreversiblemente. Lo irresponsable no sería entonces descartar para siempre el fracking, como afirma Carro, sino apostar por él y esconderlo tras una moratoria ineficaz. Proteger el medio ambiente no es solo conseguir explotar el fracking sin contaminar un acuífero. Es llevar a cabo un transición de inmediato hacia un modelo energético bajo en carbono.

Queremos finalizar recordando que aún estamos a tiempo de detener esta pesadilla. La plataforma seguirá abierta a todos los que tengan claro que el fracking no es una opción... ni siquiera a explorar.

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