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Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico

Desnudo sicológico

La imagen más vista de Cannes ha sido la protagonizada por Nicole Kidman al salir de la limusina que la conducía hasta la alfombra roja. Una foto que ha provocado un intensa discusión sobre lo que se ve y no se ve en la misma, digno de la reflexión que a cuenta de lo relativo de la objetividad hacía Antonioni en «Blow-Up», cuando una instantánea ampliada en el laboratorio revelaba una realidad que había escapado al ojo humano.

No quisiera rebatir la relevancia de un debate cinéfilo tan filosófico, pero me preocupa que el objeto de la controversia acabe siendo una prenda íntima. Al final, lo que se discute es si la actriz australiana llevaba ropa interior transparente o lo que se adivinaba era el color natural de su piel desnuda. Los expertos de moda han aportado la información aclaratoria de que con vestidos tan ajustados las braguitas suelen ser desechadas por las estrellas, ya que marcan demasiado.

No me gustaría estar en el pellejo de Nicole Kidman, que está luchando por recuperar su credibilidad como actriz y se encuentra con que lo único que interesa de ella es un descuido con la apertura de su ceñido y glamuroso modelo. Ahora entiendo la inseguridad que la llevó a hacerse inoportunos retoques faciales, porque debe sentirse al contrario del protagonista del cuento de «El traje nuevo del Emperador», desnudada por todos con la mirada.

¿Por qué no hablan de sus próximos proyectos? Además de las dos películas con Lee Daniels, será dirigida por el coreano Park Chan-wook en su salto a Hollywood. Y el cine europeo la ha elegido para encarnar a Grace Kelly en un lujoso biopic sobre los buenos tiempos para las celebrities.

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