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El intercambio de parejas es mostrado de forma explícita en «Four Lovers»

M. I. | DONOSTIA

A Antony Cordier le interesan las relaciones no convencionales, que van más allá de los límites de la pareja. En su ópera prima «Douches froides» abordó un triangulo adolescente, para, en este segundo largometraje, hablar abiertamente del intercambio de parejas. «Four Lovers» ha llamado la atención por su explicitez sexual, ya que el realizador ha querido recuperar la inclinación por el desnudo que existía en el cine de los 80, y que después se ha ido perdiendo, no tanto por razones de censura como porque el público se cansó de la novedad y ya no se sentía tan atraido por las escenas de cama, cada vez más repetitivas y menos imaginativas.

A nivel interno la película maneja un concepto del sexo parecido, porque lo que mueve a las dos parejas protagonistas al intercambio no es el desgaste con su compañero sentimental o el deseo irrefrenable. Se trata simplemente de treintañeros burgueses en busca de nuevas experiencias, de algo que ponga un poco de chispa en sus monótonas y previsibles existencias. Una pareja la forman de salida Marina Foïs y Roschdy Zem, mientras que la otra es interpretada por Élodie Bouchez y Nicolas Duvauchelle. Todo empieza cuando el personaje de Marina Foïs conoce en el trabajo al de Nicolas Duvauchelle y le invita a cenar a su casa con su compañera.

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