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Azkuna deja sin clases de apoyo a 500 alumnos entre protestas

La palabra recorte es la más pronunciada y no escapa a ningún ámbito institucional. Lo saben muy bien los más de 600 menores bilbainos y sus familias que a lo largo de trece años se han beneficiado de las clases de apoyo que ofrecían educadores en unos talleres municipales. El equipo de Iñaki Azkuna ha recortado la partida económica en un 83% y 500 afectados han iniciado una campaña de movilización, con una concentración mañana ante el ayuntamiento.

Agustín GOIKOETXEA | BILBO

Gugaz Aurrera fue una iniciatiba impulsada hace ya más de una década por el Consistorio bilbaino para cubrir el vacío que existía en cuanto a clases de apoyo a menores con necesidades especiales y sus familias. Con la llegada de los recortes presupuestarios, el equipo de Iñaki Azkuna no ha dudado en reducir en un 83% la partida económica, que se traduce en que medio millar de chavales del último ciclo de Primaria y Secundaria dejen de beneficiarse de los talleres municipales. Se salvan quienes residen en los barrios de Otxarkoaga y Bilbao la Vieja-San Francisco-Zabala.

De 600 alumnos y nueve centros hasta junio, se pasará en setiembre a un centenar menores y dos centros. Los afectados, según denuncian, son medio millar de menores «que hace trece años importaban y ahora no. 500 menores con dificultades en diversas áreas de la vida a los que se les niega una ayuda a la que creían tener derecho».

«Cuando las tasas de paro aumentan, la situación social de colectivos desfavorecidos empeora y las necesidades de apoyo se incrementan, ¿es coherente reducir esfuerzos y recursos en un pilar tan básico de la sociedad democrática?», se preguntan los educadores sociales. En las últimas semanas han ido recogiendo firmas y dando a conocer la situación y mañana, a las 18.30, se plantarán en las escalinatas del ayuntamiento para denunciar la situación.

Quienes han trabajado con esos menores inciden en que el alcance de la intervención no se reduce al ámbito educativo; es decir, a ayudar a erradicar el fracaso escolar, así como la adquisición de hábitos y técnicas de estudio. También -explican- a poner en marcha toda una serie de dispositivos de detección de necesidades, coordinación interdisciplinar e intervención familiar. Se trabaja por tanto con los chavales y sus familias.

Precedente de Jolastu Parkean

Antes que Gugaz Aurrera, la tijera de Azkuna, según explican desde el grupo municipal de Bildu, trajo consigo el año pasado la supresión del programa Jolastu Parkean, que costaba unos 40.000 euros, pero que tenía mucha aceptación entre txikis y progenitores.

Sus usuarios eran cerca de 25.000 niños y niñas de 3 a 12 años, que tenían la ocasión durante la primera quincena de julio de jugar al aire libre en euskara en los parques de Doña Casilda, Eskurtze, Zorrotza y El Arenal. En el pasado pleno, la corporativa Aitziber Ibaibarriaga resaltó que un Ayuntamiento como el de la capital vizcaina, «que maneja un presupuesto de 500 millones de euros, bien puede destinar 40.000 euros para un programa de ocio infantil. Es cuestión de voluntad política y de prioridades».

Un grupo de educadores sociales que trabaja en el ámbito de menores y familias, agrupados en Aldarrikatu, emprendieron una campaña de recogida de firmas. «Sabemos que no es el mejor momento, pero dejar de invertir en educación, prevención, habilidades sociales, resolución de conflictos... tendrá a corto plazo unas graves consecuencias en los menores y su entorno».

En Otxarkoaga, por otro lado, tampoco olvidan que, al inicio del pasado curso, el Consistorio acabó con las clases de euskara que se impartían a los vecinos que lo deseaban, en una iniciativa impulsada por la Asociación de Familias.

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