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Buscando luz en la sopa de siglas de los grupos rebeldes armados sirios

Antakya (Turquía), lindante con la frontera siria, se ha convertido en refugio y cuartel de grupos armados opositores al régimen de Bashar al-Assad. Uno de ellos es el Consejo Superior Revolucionario Sirio. Cuenta con la protección del Gobierno de Ankara y mantiene rivalidad con el Ejército Sirio Libre. Su lucha, por tanto, va más allá del derrocamiento del régimen sirio.

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El Consejo Revolucionario Sirio, uno de tantos grupos armados de la oposición al régimen de Bashar al-Assad, que cuenta con el total apoyo de las autoridades turcas y es aliado de los países del Golfo, se enfrenta al Gobierno sirio mientras lucha por el poder con el Ejército Sirio Libre (ESL), que acusa al Consejo, un grupo fuerte, aunque menos mediático, y con una composición más amplia que el ESL, de personalista y connivente con el régimen. Siria es un polvorín de batallas armadas y luchas de poder entre quienes tienen un mismo enemigo, pero distintas metas de futuro.

«Nuestro objetivo es acabar con el régimen de Bashar al-Assad y liberar a Siria», expresa contundente Abu Ismael, un joven ingeniero informático sirio que pertenece al Consejo Superior Revolucionario, desde un refugio clandestino enclavado en los suburbios de la ciudad turca de Antakya, lindante con la frontera siria.

Karen MARÓN, Mirko BELLIS | Periodistas

Esta ciudad ha sido históricamente uno de las mayores metrópolis del mundo antiguo, cuando, junto con Roma y Alejandría, en Egipto, era uno de los mayores centros comerciales y culturales.

Sin embargo en la actualidad, y sobre todo desde el inicio de la crisis en siria, se ha convertido en un reducto privilegiado de los grupos armados opositores al régimen de Bashar al-Assad, que, bajo la protección del Gobierno turco del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, la consideran, de momento, su cuartel general.

Con una población cercana a los 200.000 habitantes, Antakya se ubica en el margen oriental del río Orontes y fue fundada a finales del siglo IV a. C. por Seleuco I Nikator como capital de su imperio en Siria. Si esta tierra fue el lugar elegido por el general de Alejandro Magno, actualmente da cobijo a los desertores del Ejército regular sirio, que han conformado el Ejército Sirio Libre (ESL) y diversos grupos opositores.

El objetivo de los rebeldes sigue siendo derrocar el régimen del presidente Al-Assad con «una estrategia basada en ataques de guerrilla y atentados contra figuras de las fuerzas de seguridad y de las milicias sostenidas por el Estado, cuando se están produciendo signos de una creciente resistencia armada contra el régimen tras meses de protestas».

Preocupación turca

Por su peculiar morfología, construida entre los márgenes del Orontes y a los pies del monte Silpio, se convirtió en una importante plaza fuerte destacable por las dificultades que presentaba para ser sitiada. Todo ello contribuyó a su rápido desarrollo.

Una urbe donde desde hace más de un año sus habitantes viven con preocupación y cierta angustia los acontecimientos del país vecino. Muy cerca del casco urbano se encuentran los campos de refugiados donde miles de sirios son acogidos en suelo turco desde el comienzo de la crisis.

«Todo ha cambiado para peor desde que comenzara el conflicto en Siria», afirma un comerciante de artículos de regalos ubicado en la céntrica calle Hurriyet. «No queremos a los sirios en Turquía con sus crisis. No entendemos por qué nuestro Gobierno protege a esta gente», indica, por su parte, un camarero cuando se le pregunta por la situación en su ciudad.

«Hay gente muy extraña merodeando por las calles, autos que viajan a alta velocidad sin razón. Esta es una ciudad tranquila y nosotros vivimos bien. No necesitamos un problema que no es nuestro. Nos sentimos inseguros con la presencia de los sirios», se queja el propietario de una tienda de ropa femenina.

Pero Abu Ismael, como dice llamarse el joven ingeniero informático sirio que asegura estar utilizando sus conocimientos para hackear sitios del Gobierno sirio, ya se siente parte del lugar.

Este joven es miembro del Consejo Revolucionario Superior Sirio, una formación de oficiales desertores y opositores sirios a las órdenes del general Mustafah Ahmed al-Sheikh. El militar, que fue el encargado de los asuntos de seguridad en el norte de Siria y es el oficial de mayor graduación que hasta el momento ha desertado del Ejército sirio, se trasladó a Turquía con su hijo y su hermano, también militares.

El Consejo Superior Revolucionario es parte de la nebulosa que compone el brazo armado de la oposición a Al Assad.

El que más proyección mediática tiene es el Ejército Sirio Libre (ESL) al mando del coronel Ryad Asaad, que rechaza toda relación con el Consejo Superior Revolucionario Sirio al que tilda de funcional al régimen. «Este general, Al-Sheikh, se representa solo a sí mismo y no puede hablar en nombre de todas las fuerzas opositoras», ha declarado el líder del ESL.

El improvisado cuartel general del Consejo Superior Revolucionario se encuentra en un edificio a las afueras de la ciudad de Antakya, adonde se arriba tras un intrincado recorrido en automóvil con el fin de conseguir que el visitante no recuerde el camino por cuestiones de seguridad.

Aunque su ubicación se encuentre a escasos kilómetros del centro, dar vueltas es necesario para evitar posibles interferencias de los agentes de seguridad sirios y de sus cómplices turcos que anidan en este lugar a los pies del monte Habib Neccar.

Todavía está fresco el recuerdo del secuestro del teniente coronel Hussein Harmoush, uno de los primeros oficiales en desertar. Este militar fue capturado en esta región a mediados de setiembre del año pasado por agentes sirios y trasladado a Damasco, donde fue ejecutado en enero de 2012.

Encuentro con el Consejo

La vivienda de dos pisos sirve también como hospital clandestino para acoger los heridos de la organización que han logrado escapar tras las infiltraciones y los combates puntuales de los últimos días.

La ofensiva del régimen sirio de Al-Assad, tras aplastar a la insurgencia en Homs, donde los bombardeos de las fuerzas de seguridad se cobraron ayer la vida de al menos 35 personas, se ha concentrado en reconquistar las zonas septentrionales del país donde se concentran los insurgentes desde este lado de la frontera.

Mohammed, otro joven dispuesto a morir como mártir para hacer triunfar su causa, muestra con orgullo a los ocho heridos apiñados en una habitación en el primer piso. Tienen heridas leves, algunos de ellos muestran una pierna o brazo vendado.

Tras visitar a los heridos, sin posibilidad de tomar imágenes por razones de seguridad, comienza el encuentro con los altos mandos del Consejo. Aunque los kalashnikov y lanzagradas RPG que muestran son escasos, y sin duda insuficientes para contrarrestar la ofensiva de los militares sirios, reiteran su intención de continuar con el hostigamiento hasta lograr la caída de Al-Assad.

Y ese deseo sigue pendiente de la ayuda internacional, una esperanza que no se materializa. La ansiedad se palpa al tocar esta cuestión, porque la voluntad y la fe, los pilares en los que se apoya el Consejo para lograr la victoria, nada han podido hasta ahora contra la artillería y los carros de combate que emplea el Ejército sirio.

Una imponente bandera del Consejo Revolucionario Sirio cuelga sobre un modesto escritorio donde Karim Fathy, un anciano de cara afable, da la bienvenida. «El Ejército regular sirio ha minado la frontera con Turquía para impedir que los refugiados puedan salir», sostiene. «Tenemos un armamento inferior al del Ejército regular, pero con la ayuda de Alá lograremos nuestros objetivos. No creemos en el Plan de Paz», concluye su declaración el anciano Fathy para sumirse en un profundo silencio, con el que da por finalizado el encuentro.

Un Plan de Paz que se acaba de colapsar tras las recientes matanzas en Hula, cerca de la ciudad de Homs, y en Al-Qubeir, en Hama, donde se registraron al menos 100 y 78 víctimas mortales, respectivamente, y después de que el Ejército Sirio Libre diera por finalizado su compromiso con el alto el fuego promovido por el enviado especial de Naciones Unidas y la Liga Árabe, Kofi Annan. El ELS anunció el inicio de «ataques defensivos» cuyo único objetivo serán los «puestos de control» del Ejército regular y no «campamentos o grandes puestos».

Los 300 observadores que están en el país no pueden más que verificar una tregua que nunca existió. El futuro sigue siendo difuso, mientras surgen más grupos armados para combatir al régimen sirio.

 
El FRS, el tercero en discordia, no tiene desertores en sus filas

Un nuevo grupo armado de la oposición fue creado el 4 de junio, para hacer frente al régimen de Bashar al-Assad.

El denominado Frente Revolucionario Sirio (FRS) no está formado por soldados desertores y tiene un componente islámico muy fuerte.

El FRS, según ha declarado, participa activamente en toda Siria y posee 12.000 hombres y más de un centenar de «batallones». Su cuartel general se encuentra en Turquía.

Sin embargo, la realidad de los nuevos grupos que se van creando en Siria es díficil de verificar, ya que aparecen infinidad de grupúsculos que se atribuyen poder y atentados. GARA

GUIÑO DEL CNS

El Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal grupo opositor en el exilio, ha hecho un guiño a las minorías al elegir como su nuevo presidente a Abdel Basset Sayda, un prominente activista kurdo de 56 añs y exiliado en Suecia.

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