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Leve condena al guardia civil que simuló un atentado en Leitza

El guardia civil destinado en Leitza que simuló haber sido objeto de un atentado en noviembre de 2009 disparándose al antebrazo ha sido condenado a cuatro años de prisión y 360 euros de multa. La sentencia del Juzgado de lo Penal número 3 de Iruñea reconoce al agente las atenuantes de «enajenación mental» y «reparación del daño causado».

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El Juzgado de lo Penal número 3 de Iruñea ha condenado a cuatro meses de prisión y 360 euros de multa, por «desórdenes públicos» y «simulación de delito en grado de tentativa», respectivamente, al guardia civil que fingió un atentado en Leitza en noviembre de 2009.

La sentencia, que puede ser recurrida ante la Audiencia Provincial de Nafarroa, admite la concurrencia en ambos delitos de las atenuantes de «enajenación mental» y «reparación del daño causado».

Los hechos ocurrieron el 30 de noviembre de 2009, cuando Salvador Meléndez, de 36 años, prestaba sus servicios en el cuartel de la Guardia Civil de Leitza y, sobre las 3.30, se dirigió solo a un lugar cercano, donde, tras dispararse en el antebrazo izquierdo, comunicó a los demás agentes que había sido tiroteado por dos desconocidos que se habían dado a la fuga «aparentando así haber sido víctima de un atentado». La sentencia establece que el agente se disparó «para dar toda credibilidad al hecho del atentado».

En la misma comunicación, efectuada mediante el sistema de transmisión que portaba, advirtió a sus compañeros de que no salieran a auxiliarle porque junto a él había «un tubo» apuntando al cuartel. El propio condenado lo había colocado al atardecer del mismo día «con el fin de simular la existencia de un artefacto explosivo o lanzadera de granadas».

El artefacto, explica la sentencia, consistía en tres tubos de PVC unidos con cinta de embalar y cerrados con sendos tapones de los que salían tres cables que llegaban hasta un recipiente de plástico, sin contener ningún elemento explosivo o incendiario.

Como consecuencia de la advertencia realizada falsamente, el cuartel de la Guardia Civil fue desalojado y se personó una dotación de los especialistas en explosivos del instituto armado (EDEX) para desactivar el supuesto artefacto.

Durante la comisión de los hechos, el agente «tenía afectadas sus capacidades intelectivas y volitivas con carácter leve debido al estado emocional en que se encontraba, unido a su personalidad histriónica y mitomaníaca».

La sentencia subraya que el 17 de setiembre de 2010 este agente remitió diversas cartas al consejero de Justicia y al presidente del Gobierno navarro, así como a la delegada del Gobierno español en Nafarroa, «pidiendo perdón por los hechos».

Atribuido a ETA

El tribunal considera que el guardia civil, del que dice que estuvo afectado por un atentado anterior en el que murió un agente y otro resultó herido, reconoció los hechos. Hechos que, en cuanto a la simulación del delito, considera en grado de tentativa al no haberse llegado a incoar procedimiento penal, ya que «las intensas y rápidas investigaciones policiales» que se llevaron a cabo descubrieron «la falacia» antes de la remisión de las actuaciones a un juez.

De esta forma, las diligencias se incoaron no para investigar un delito de atentado, sino la simulación del delito.

Sin embargo, el día de autos destacadas autoridades sí dieron credibilidad al falso relato de Meléndez. Fue el caso del Gobierno navarro, que hizo público un comunicado condenado «el atentado», atribuyéndoselo a ETA y mostrando su solidaridad con el agente herido.

El PP de Nafarroa también mostró su «más absoluta y enérgica condena del terrorismo» y expresó su agradecimiento al «agente herido que, en un acto de valentía sin igual, ha evitado una tragedia que podría haber ocasionado infinidad de daños».

El presidente de la extinta CDN, José Andrés Burguete, expresó entonces su «apoyo y solidaridad a la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, especialmente a la Guardia Civil y al agente herido».

Por su parte, el tribunal subraya que el agente era «plenamente consciente» de que, tras la comunicación que realizó «con pleno conocimiento de la falsedad de los hechos», se iban a desplegar el protocolo y el dispositivo previstos para estos casos, además de producirse «una alteración grave de la paz pública» y una situación de alarma.

De hecho, la Guardia Civil desplegó un dispositivo especial el día de los hechos, colocando controles en los accesos a Leitza y enviando un helicóptero a sobrevolar la zona.

Los alrededores del cuartel fueron acordonados y los agentes rastrearon el monte con perros. Agentes del instituto armado acudieron también a las viviendas cercanas a preguntar si habían visto lo sucedido.

expulsión

Durante la vista se señaló que la Guardia Civil expulsaría a Salvador Meléndez del instituto armado si era condenado por haber simulado que había sido tiroteado junto al cuartel de Leitza.

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