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Elecciones en Grecia

La derecha griega neutraliza el avance electoral de Syriza

La derecha griega ha logrado repetir como fuerza más votada en unos comicios marcados por las amenazas, externas y domésticas, al electorado para que no votara a Syriza. La coalición de izquierda, que ha cuadruplicado sus votos en los últimos meses, se consolida como segunda fuerza y anunció que liderará la oposición frente a un eventual gobierno de los conservadores de Nueva Democracia y el PASOK, que suman mayoría absoluta en escaños, no en votos.

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Dabid LAZKANOITURBURU I

La derecha griega logró neutralizar el auge de la coalición de izquierdas Syriza y volvió a ser la formación más votada en las elecciones legislativas de ayer.

Con el 94,26% escrutado y con un 29,78% de los votos, Nueva Democracia logró atraer y concentrar votos de otras formaciones de la derecha conservadora en unas elecciones altamente polarizadas. Esto explica que lograra incrementar en diez puntos el voto respecto a las elecciones del 6 de mayo.

Demonizada por los grandes medios de comunicación internacionales y nacionales y denostada como «antieuropea» por todas las cancillerías occidentales, Syriza logró un 26,8% de votos, también diez puntos más que en mayo.

En tan solo unos meses, Syriza ha logrado multiplicar por cuatro sus apoyos. Ayer siguió atrayendo votos del electorado tradicional socialdemócrata -el histórico PASOK sigue una tendencia descendente que no parece tocar fondo- y pescó asimismo entre los seguidores del Partido Comunista Griego (KKE), que perdió la mitad de sus apoyos y estuvo a punto de quedar fuera del Parlamento. Sin embargo, no logró hacer mella en su antigua escisión de Nueva Izquierda, que mantuvo el tipo conservando su 6% de sufragios.

El importante avance logrado por la coalición de izquierda liderada por Alexis Tsipras le cosolida como segunda fuerza parlamentaria, con 71 escaños.

Premio adicional

Ocho escaños menos que los 79 logrados directamente por el voto por formación del derechista Andonis Samaras pero a los que hay que sumar los 50 diputados que la antidemocrática ley electoral griega regala a la formación más votada. Solo por esta última circunstancia cuadran esta vez los números para que la derecha (130 escaños) pueda conformar un gobierno con mayoría absoluta con los socialdemócratas del PASOK (12,7% y 33 asientos). Otra cosa muy distinta es que lo consiga.

Porque, salvando este hecho, el panorama político griego de hoy recuerda al que surgió de los comicios de mayo y que forzó, a la postre, a convocar nuevos comicios tras dos semanas de negociaciones infructuosas.

«El pueblo heleno ha votado hoy (por ayer) por la permanencia del país en la eurozona», interpretó Antonis Samaras en la comparecencia en la que reivindicó su victoria. El líder de la derecha griega lanzó un llamamiento «a todas las fuerzas políticas que comparten el objetivo de mantener el país en el euro (...) a participar en un gobierno de unión nacional (...) Grecia necesita ser gobernada y va a ser gobernada», prometió, en un mensaje explícito a las cancillerías de la Unión Europea.

No obstante, el primer jarro de agua fría llegó de la mano del PASOK, cuyo líder, Evangelos Venizelos, respondió al llamamiento a un gobierno de salvación nacional de Samaras poniendo como condición la participación, totalmente descartada por esta última, de la coalición Syriza.

Viejos conocidos

No es nada descartable que esta toma de posición tenga más que ver con una intención de vender más caro el apoyo que con una cuestión de principios. Tampoco parece plausible que los socialdemócratas estén en condiciones de resistir las fuertes presiones para que permitan la formación de un gobierno por parte de Berlín y Bruselas.

Pero hay que reconocer que el PASOK tiene un problema serio. El terremoto que acabó con el tradicional bipartidismo griego y ha consolidado la irrupción, para quedarse, de Syriza como segunda fuerza política, amenaza ahora con hacerle simplemente desaparecer del mapa político. O de ser fagocitado por el abrazo del oso de la derecha. Y no es una cuestión baladí.

Dilemas similares rondan los pensamientos de los dirigentes de otros partidos menores. La derecha de Independientes Griegos se dejó ayer 3 puntos porcentuales y 13 diputados.

Más sonoro resultó el escueto 4,4% de votos cosechado por los comunistas ortodoxos del KKE, que de ser históricamente la primera fuerza de izquierda en el panorama político griego estuvo a punto de no superar el listón para entrar en el Parlamento, donde dispondrá de 12 escaños (16 menos que hace un mes). La cruz de la moneda.

Finalmente, los neonazis de Amanecer Dorado lograron mantener el tipo y rozaron el 7% de los votos logrados mayo, lo que les supone 18 diputados.

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