El presidente de Túnez, Moncef Marzuki, consideró ayer ilegal la extradición a Trípoli del ex primer ministro libio Baghdadi al-Mahmudi -último jefe de Gobierno del régimen de Muamar al-Gadafi, tras acusar al jefe de Gobierno tunecino, Hamadi Jebali, de haber actuado «fuera de sus prerrogativas», lo que ha provocado una crisis interna sin precedentes.

Marzuki denunció que la decisión de Jebali de extraditar en secreto a Al-Mahmudi fue tomada de forma unilateral y sin la aprobación de la Presidencia, que en noviembre anunció que no sería entregado hasta que la situación en Libia se estabilice y se pueda garantizar un juicio justo para él.

«El presidente Moncef Marzuki no firmó ningún decreto. Esta decisión tendrá repercusiones para la relación entre la Presidencia y el Gobierno», informó Adnen Manser, un asesor presidencial, en un comunicado divulgado por la agencia TAP.

«La decisión de extradición, firmada por el jefe del Gobierno tunecino, constituye una clara violación de los compromisos internacionales de nuestro país y ante las Naciones Unidas. La extradición pone en peligro la imagen de Túnez en el mundo», indicó Manser.

La Presidencia responsabilizó al jefe de Gobierno de todo lo que pueda ocurrir después de la extradición y de los eventuales daños a la integridad moral y física de Al-Mahmudi, agregó.

Explicó que la extradición se llevó a cabo sin las consultas debidas entre el presidente, el primer ministro y el presidente de la Asamblea Constituyente y sin la aprobación ni la firma del mandatario.

Imed Daimi, jefe de la oficina presidencial, declaró que la extradición fue «una puñalada por la espalda» y que el presidente fue informado hora y media después de que Al-Mahmudi hubiera sido entregado. Condenó la extradición como «un gran error político» que perjudicaría a la coalición gobernante y la reputación internacional de Túnez.