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Turquía amenaza a Siria con la fuerza tras lograr el respaldo de la OTAN

La OTAN respaldó ayer a Turquía tras el derribo de uno de sus aviones por violar el espacio aéreo sirio, hecho que calificó de «inaceptable», aunque descartó, por el momento, una intervención militar. El apoyo de la Alianza Atlántica envalentonó a Ankara, que dio un giro a su moderado discurso al amenazar a Siria con recurrir a la fuerza en caso de que «cualquier elemento militar que se aproxime a las fronteras turcas».

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Los países de la OTAN condenaron ayer «en los términos más firmes» el derribo «inaceptable» de un avión militar turco por parte de las fuerzas de seguridad sirias el viernes, se solidarizaron con su aliado turco y prometieron vigilar «de cerca» la situación sobre el terreno, pero descartaron intervenir militarmente en Siria, por el momento. La tensión entre Turquía y Siria, no obstante, se elevó ayer después de que Ankara amenazara a Damasco con utilizar la fuerza contra cualquier unidad militar que se acerque a su frontera.

«Cualquier elemento militar que se aproxime desde Siria a las fronteras turcas será considerado una amenaza y un objetivo militar. Advertimos a Siria de que no cometa ningún error», manifestó el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, durante una intervención en el Parlamento. «No toleraremos ni dejaremos sin respuesta ninguna amenaza a la seguridad en nuestras fronteras por parte de Siria», sostuvo Erdogan, quien aseguró que su país no quiere caer en el belicismo.

Cuatro días después del derribo del cazabombardero turco, Erdogan dio un giro al discurso moderado que ha mantenido Turquía y aseguró que tomará «las medidas necesarias», en el marco de la legalidad internacional, para responder al ataque. «La paciencia y la sangre fría de Turquía no se deben interpretar como debilidad», afirmó el primer ministro. Rechazó las afirmaciones de Damasco de que sus fuerzas no tuvieron otra opción y aseguró tener pruebas de que Siria atacó su avión «de manera hostil» cuando este no llevaba armamento y se encontraba en el espacio aéreo internacional, a 13 millas de las costas sirias.

Erdogan, que subrayó que «la ira de Turquía es tan violenta y devastadora como valiosa es su amistad», admitió -como ya hizo su Gobierno- que el caza derribado violó por unos momentos el espacio aéreo sirio, pero defendió que eso no le daba derecho a su vecino a abatirlo. «Desde el 1 de enero hasta hoy -recordó-, el espacio aéreo turco ha sido violado 114 veces por diferentes aviones; cinco veces por helicópteros sirios».

Subrayó, además, la importancia que para Ankara tiene la zona del Mediterráneo Oriental, cercano a Chipre, ocupada en parte por Turquía, y reiteró su derecho a efectuar vuelos en esa zona.

«Cueste lo que cueste»

«Con este último incidente se ha visto que el régimen sirio constituye también una amenaza para Turquía», mantuvo Erdogan, quien insistió en que su país, hasta hace poco aliado del presidente sirio, Bashar al-Assad, al que ayer tachó de «dictador sanguinario», seguirá apoyando a sus «hermanos sirios, cueste lo que cueste, hasta la caída del régimen».

Rusia volvió a terciar en la crisis para instar, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, a que el derribo del avión turco por la defensa antiaérea siria no sea considerado «una provocación o una acción premeditada» que derive en un agravamiento de la situación.

Mientras Erdogan intervenía en el Parlamento, sus socios de la OTAN se reunían en Bruselas para analizar el incidente del pasado viernes y ofrecer todo su apoyo y solidaridad a Turquía.

«Consideramos este acto inaceptable y lo condenamos en los términos más duros. Es otro ejemplo del desprecio de las autoridades sirias hacia las normas internacionales, la paz y la seguridad», señalaron los aliados en una declaración consensuada. En cualquier caso, la Alianza Atlántica decidió mantenerse a la expectativa y se limitó a garantizar que seguirá de cerca la situación.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró que no se produjo ninguna discusión sobre la posible activación del Artículo 5 del Tratado de la organización, el que prevé la defensa colectiva ante un ataque a alguno de sus miembros, y confió en que «no se repita» un hecho similar al ocurrido con el caza turco.

La Alianza, que el año pasado intervino durante meses en Libia para ayudar a los rebeldes a derrocar a Muamar al-Gadafi, se ha mantenido al margen del conflicto en Siria, donde sus integrantes ven características distintas y muchos más riesgos para toda la región. Así pues, la opción de una intervención militar no parece estar, por el momento, sobre la mesa.

Fuertes combates

Mientras tanto, los enfrentamientos armados entre rebeldes y las fuerzas leales al régimen se recrudecieron ayer en las afueras de Damasco, donde se registraron fuertes combates en las inmediaciones de uno de los palacios presidenciales, informaron grupos opositores. Los choques se produjeron alrededor de las posiciones de la Guardia Republicana (cuerpo de élite responsable de la seguridad de Damasco y sus suburbios) cerca del palacio presidencial de la República, uno de los principales de Al-Assad, en la carretera que une los barrios de Qadsaya y Al-Hama, cerca de la plaza de los Omeyas, en pleno centro de la capital.

En esos combates, que comenzaron de madrugada y continuaban todavía ayer por la tarde, murieron al menos 25 personas. El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos señaló que «es la primera vez que el régimen utiliza artillería pesada en combates tan cerca de la capital».

«Estos barrios acogen los cuarteles de las tropas más importantes para el régimen, como la Guardia Republicana, y están habitados también por familias de los oficiales», indicó.

La agencia oficial de noticias SANA informó de la muerte de «decenas de terroristas» en combates en Al-Hama y de la detención de otros muchos. «Los grupos terroristas armados han atacado a los ciudadanos y a las fuerzas del orden para hacer llegar armas a Al-Hama», aseguró.

Tercer Gobierno

Por otro lado, los miembros del nuevo Gobierno sirio, que incluye algunas figuras de la oposición interna, juraron ayer sus cargos ante el presidente Al-Assad, quien el pasado sábado aprobó la formación del tercer Ejecutivo desde el estallido de la revuelta, hace más de un año. El nuevo Gabinete está encabezado por Riad Hiyab, anterior ministro de Agricultura.

Este Gobierno cuenta con un Ministerio para la Reconciliación nacional, ocupado por el opositor Ali Haidar, líder del Partido Social Nacionalista Sirio, y entre sus miembros se encuentra el también opositor y presidente del Frente Popular para el Cambio y la Liberación, Qadri Yamil, que será viceprimer ministro para Asuntos Económicos y ministro de Comercio.

En el nuevo equipo cobran peso dos firmes aliados de Al-Assad al frente de Exteriores y de Defensa, mientras que el ministro del Interior mantiene el cargo.

La designación de un nuevo primer ministro se produjo tras la celebración de las elecciones legislativas del pasado 7 de mayo, de las que salió un Parlamento con mayoría de la coalición a la que pertenece el partido Baaz, de Al-Assad.

La violencia no permite reanudar misión de la ONU

El secretario general adjunto de la ONU para las Operaciones de Paz, Hervé Ladsous, admitió que la violencia constante en Siria hace imposible, por el momento, que la misión de observación de la ONU pueda reanudar sus trabajos. Ladsous incidió en que «ambas partes» aún realizan «operaciones militares» y esa situación hace que la misión de los observadores (UNSMIS) siga congelada, semana y media después de cesar sus trabajos. Los 300 observadores se centran «en ayudar al personal humanitario a que accedan a la población civil», señaló. «Cuanta más violencia haya, más difícil será para la UNSMIS estudiar la reanudación de las operaciones», reconoció Ladsous, citado por una fuente diplomática.

Por su parte, el «número dos» de la mediación de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Nasser al-Kidwa, admitió que la situación sobre el terreno no ha mejorado, que hay violaciones masivas de derechos humanos y que a diario mueren civiles. Subrayó que no hay diálogo político entre Gobierno y oposición y sí, en cambio, una «creciente militarización». Al-Kidwa atribuyó parte de la violencia a la oposición armada, que ha incrementado sus «ataques asimétricos». GARA

guerra

Bashar al-Assad aseguró que su país atraviesa por «un verdadero estado de guerra», en un discurso durante la ceremonia de juramento del nuevo Gobierno. «Estamos viviendo un verdadero estado de guerra con todas sus características y en todo el sentido de esta palabra», subrayó.

homs

El Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) ha reiniciado los contactos para tratar de acordar el «acceso seguro» a la ciudad de Homs y evacuar a los civiles que han quedado atrapados por el fuego cruzado entre rebeldes armados y las fuerzas leales a Bashar al-Assad.

deserciones

El responsable de Comunicación del Ejército Libre Sirio (ELS), Fahd al-Masri, anunció ayer la deserción de al menos 200 soldados de las Fuerzas Armadas en la provincia de Idleb, cerca de la frontera con Turquía.

rusia

Rusia ha aceptado ya la invitación de Kofi Annan para participar en la reunión que trata de organizar para el próximo sábado en Ginebra para abordar la crisis en el país árabe. Moscú insistió en la participación de Irán.

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