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El ciclismo anglosajón gana terreno cada año al de la europa occidental

Bradley Wiggins y Cadel Evans son los grandes favoritos del Tour y sus equipos, el Sky y el BMC, los más poderosos económicamente dentro de un proceso por el que el ciclismo anglosajón gana terreno cada año al de la Europa Occidental, afectado por la crisis y los escándalos.

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Joseba ITURRIA

El australiano Cadel Evans ganó el último Tour, el canadiense Ryder Hesjedal el Giro y el inglés Bradley Wiggins parte como el primer favorito para sumarse a un palmarés que lidera el estadounidense Lance Armstrong. Un periodista que no sepa inglés tiene serios problemas para seguir ahora el Tour. Algo inimaginable ni cuando en 1986 Greg Lemond se convertía en el primer corredor no europeo occidental que ganaba el Tour. Ese año también debutaba en la prueba el 7 Eleven estadounidense, embrión del equipo que con distintos nombres sería el único representante del ciclismo anglosajón en el Tour hasta su edición de 2006, que marcó un antes y un después en el ciclismo.

Ese año, a pesar de que se había convertido en un deporte más seguido en Norteamérica con las victorias en la siete ediciones anteriores de Lance Armstrong, únicamente participó un equipo anglosajón en el Tour, un Discovery Chanel que intentaba encontrar un nuevo camino tras la retirada del tejano. Los otros 20 equipos inscritos eran representantes de la Europa occidental: CSC, Rabobank, T Mobile, Ag2r, Gerolsteiner, Davitamon-Lotto, Phonak, Lampre, Caisse d'Epargne, Quick Step, Credit Agricole, Euskaltel, Cofidis, Saunier Duval, Française des Jeux, Liquigas, Bouygues, Milram, Agritubel y Astana-Wurth, nombre que asumió tras la Operación Puerto el Liberty Seguros, que al final no pudo salir en un Tour marcado al inicio y al final por dos escándalos de dopaje.

La Operación Puerto abierta dos meses antes afectó al equipo de Manolo Saiz y a los tres ciclistas que se habían clasificado por detrás de Armstrong en el Tour anterior, Basso, Ullrich y Mancebo, que al igual que Sevilla y Astana-Wurth no pudieron salir por una decisión tomada a última hora sin dar opción a sus equipos para sustituirlos.

Por si no estaba bastante tocado ya el ciclismo por ese caso, Floyd Landis daba positivo después de lograr la victoria final. Estos escándalos de Ullrich, Landis y los equipos de Manolo Saiz y Vicente Belda, y el registrado en 1998 con Ricco y Piepoli, motivaron la salida de sus cinco patrocinadores -T Mobile, Phonak, Saunier Duval, Liberty Seguros y Comunidad Valenciana- y el inicio del cambio en el pelotón, en el que Europa occidental perdió peso al mismo tiempo que lo ganaba el ciclismo anglosajón.

En el Tour de 2006, de los 189 corredores que estaban inscritos -antes de las exclusiones motivadas por la Operación Puerto- había 18 vascos -Beloki no pudo salir- y 24 españoles, de los que no pudieron competir Mancebo, Sevilla, Luis León Sánchez, Contador, Barredo y Nozal. Seis años después solo Euskaltel permite tener a Euskal Herria representado con diez vascos, la menor participación en muchos años al sumar los ocho naranjas a Erviti y Zubeldia.

Menos españoles que australianos

El ciclismo español es el que más ha pagado la crisis económica y los escándalos de dopaje. Apenas salieron el sábado desde Lieja once españoles -Samuel, Maté, Valls, Freire. Horrach, Luis León Sánchez, Valverde, Cobo, Gutiérrez, Plaza y Rojas-, menos representantes que el ciclismo australiano, que este año presenta doce corredores gracias al debut del Orica GreenEdge, primer equipo de Oceanía que disputa un Tour.

A pesar de la desaparición a final de la pasada temporada del equipo que más victorias conseguía, un HTC HighRoad que tenía su sede en Estados Unidos, entre los nueve primeros del World Tour solo hay tres de la Europa occidental -Liquigas, Omega y Movistar-, cuatro anglosajones -Sky, Garmin, Orica y BMC-, uno ruso -Katusha- y otro kazajo -Astana-. Y el décimo clasificado, el RadioShack-Nissan, aunque con licencia y sede oficial en Luxemburgo, tiene sus patrocinadores y su centro de operaciones deportivo y comercial en Estados Unidos. No solo hay cada vez más equipos en la máxima categoría que no son europeos occidentales, también son los más poderosos económicamente.

Eso ha provocado un aumento progresivo de los corredores anglosajones en el Tour. De los 198 que tomaron la salida en esta edición en Lieja, había 31 entre doce australianos -Evans, Lloyd, Porte, Rogers, Hansen, Renshaw, Cantwell, Gerrans, Cooke, Goss, Lancaster y O'Grady-, ocho estadounidenses -Hincapie, Van Garderen, Horner, Danielson, Farrar, Vandevelde, Zabriskie y Leipheimer-, tres ingleses -Cummings, Wiggins y Froome-, dos irlandeses -Dani Martin y Roche-, un canadiense -Hesjedal-, un neozelandés -Henderson-, un escocés -Millar-, un manés -Cavendish- y dos sudafricanos, a quienes se puede sumar entre los anglosajones como a Hunter e Impey. 31 por los 18 inscritos en 2006 -Alan Davis no pudo salir por aparecer su nombre en la investigación de la Operación Puerto-, con ocho estadounidenses, seis australianos, un neozelandés, un inglés, un escocés y un sudafricano. Un ascenso que contrasta con el descenso de españoles e italianos, que solo tienen 15 ciclistas cuando en 2006 estaban inscritos 25.

Al ciclismo alemán le han afectado los escándalos por la desaparición de sus tres equipos en el Tour de 2006 -T Mobile, Gerolsteiner y Milram-, pero tiene 13 ciclistas, los mismos que salieron hace seis años.

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