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Mikel Jauregi | Periodista

El bicho más fiero

Siempre aparecen en las encuestas como los programas televisivos más apreciados. Son los documentales de La2, esos que ve todo el mundo pero que, en los datos de audiencia, ni siquiera llegan al 1%. Yo vi uno el miércoles, pero no era un documental al uso, sino más bien una película. El espécimen en el que se centraban los casi 120 minutos del filme no camina sobre cuatro patas, ni repta, ni vive sumergido en las aguas más profundas ni surca los aires: él colecciona de forma obsesiva simbología nazi y otros objetos militares, bebe, fuma, toma drogas -pasa de la coca y el caballo, a él le va el speed-, folla y, sobre todo, graba y toca canciones memorables de sucio y veloz rock and roll. El bicho responde al nombre de Lemmy Kilmister.

«Lemmy, the movie», obra estrenada en 2010 por Greg Olliver y Wes Orshoski, retrata al líder de Motörhead en todas sus facetas vitales. Nacido hace más de 66 años en Inglaterra, durante todo el metraje evidencia que la fiereza juvenil de sus primeros pasos en la música, primero con The Rocking Vickers (impagable la explicación que él y sus excompañeros ofrecen acerca de los motivos que llevaron al icónico bajista a dejar el grupo: incompatibilidad entre las drogas que tomaban unos y otros) y después con Hawkind, sigue intacta.

Resulta imposible destacar una secuencia por encima de las demás. Quizás una de las más impresionantes es cuando le preguntan por su supuesta simpatía hacia los nazis. «¿Nazi yo? Me río. Estoy en las antípodas de serlo. Me gusta su estética. Mira, yo he tenido cinco novias negras, por lo que sería el peor nazi del mundo», replica con una sonrisa en los labios.

Decía que no era un documental al uso. Sobre todo, porque no es nada habitual ver en televisión trabajos de este tipo. Las distintas cadenas, sean públicas o sean privadas, reniegan de todo lo que significa el rock and roll, desprecian a tipos como Kilmister. Por eso es de agradecer que La2 lo emitiera, aunque la próxima vez podrían hacerlo en un horario más razonable.

Si me permite la osadía, querido lector, querida lectora, hágase un favor: si tiene la ocasión, vea la película. Y si es con una cerveza fría al lado, mejor. Le guste o no Motörhead, le caiga simpático o no Lemmy, aborrezca su famosa verruga o la encuentre sexy, le aseguro que no le defraudará. Palabra.

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