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RESISTENCIA SAHARAUI

«La Primavera Árabe comenzó en el Sahara Occidental»

Sidi Ahmed Talmidi sitúa el inicio de la Primavera Árabe en el Sáhara Occidental y no duda en afirmar que si hubiera tenido la atención mediática de la revueltas de Túnez y Egipto «hoy viviríamos otra situación política».

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Sidi Ahmed Talmidi
Organizador del campamento Gdeim Izik

Sidi Ahmed Talmidi quiere mostrar su cara al mundo. Cuando le digo que su fotografía y esta entrevista será leída en los territorios ocupados por el Gobierno alauí y puede ser vista por el Ejército marroquí, por lo que puede haber represalias, responde que «no soy ningún criminal». Exiliado poco después de que Rabat desmantelara el campamento Gdeim Izik, pasa los días esperando el día que pueda volver a su tierra.

Andoni LUBAKI | RABOUNI

¿Cuál es la situación actual en los territorios ocupados del Sahara Occidental?

Marruecos ha convertido aquello en una cárcel al aire libre. Nadie está seguro, ni siquiera en su casa. La población sufre de una constante persecución, se le saca a la noche de su casa, los llevan a la cárcel, también los hacen desaparecer. En muchas ocasiones los cuerpos de estos detenidos suelen aparecer en la calle con claros indicios de tortura. Hace poco, por darte un claro ejemplo, la tumba de Hamdi Tarfany -activista por los derechos humanos en el Sahara Occidental ocupado por Marruecos- apareció totalmente destrozada.

Desde el año 1975 esto es lo que sucede. Una continua persecución hacia la población civil saharaui que no se subordina a la ocupación marroquí. En cambio, Rabat dice que vivimos en una democracia, que nuestra calidad de vida es como en otras zonas de Marruecos. Pero eso no es verdad, ni mucho menos. Casi todo el mundo admite la escasa presencia de los derechos humanos en esta zona. Incluso la ONU reconoce al Frente Polisario -Frente popular para la liberación del Sahara Occidental- como legítimo representante del pueblo saharaui.

Marruecos y el Frente Polisario se enfrentaron desde el año 1975 hasta el año 1991. Entonces se firmó un acuerdo de alto el fuego auspiciado por la ONU. ¿Qué han conseguido en estos 21 años de alto el fuego?

Dejamos las armas porque nos prometieron un referéndum. La MINURSO -Misión de las Naciones Unidas para el Referendum en el Sahara Occidental- hizo una lista de personas que podían votar en ese referéndum. Pero Marruecos lo único que quiere es bloquear ese referéndum. En estos 21 años no hemos conseguido nada de nada. La mayoría de la población saharaui se ha exiliado en el desierto argelino -alrededor de 200.000 personas- y luchamos para mantenernos vivos. En cambio Rabat ha conseguido muchos beneficios en estos últimos 20 años. Ha podido seguir explotando nuestros recursos pesqueros y las minas de fosfato. A los trabajadores de la MINURSO les paga la ONU para que puedan hacer su trabajo cómodamente. Pero no vigilan los continuos ataques a los derechos humanos que comete Marruecos en contra de los saharauis que aún siguen bajo ocupación de Rabat. Los vetos de Francia en las Naciones Unidas hacen que su aliado Marruecos pueda actuar libremente, y la MINURSO no puede hacer nada para vigilar que los derechos humanos se respeten.

Usted fue uno de los negociadores saharauis del campamento de protesta Gdeim Izik frente al gobierno marroquí. ¿Qué recuerdos guarda de aquel octubre del 2010?

El 9 de octubre de ese año construimos un campamento a las afueras de Laayoune en señal de protesta pacífica y para no tener ningún altercado con los colonos que viven en el centro de la ciudad. En la negociación estuvimos nueve representantes del campamento Gdeim Izik. Queríamos recordarle al mundo que seguimos siendo una colonia de Marruecos después de 35 años. La gente tenía que andar hasta donde estaba el campamento, a unos cuantos kilómetros de la ciudad; sin embargo en menos de un mes éramos ya 30.000 saharauis los que estábamos allí acampados.

Protestábamos por nuestros derechos, por la política represiva de Rabat y en contra de la monarquía alauí. No tenemos nada en contra de la población marroquí, ya que ellos también sufren la tiranía del rey Mohammed VI. El 8 de noviembre el Ejército de Marruecos desalojó de una manera salvaje el campamento. No se puede describir con palabras lo que vimos los que estábamos allí presentes. Es increíble que en el siglo XXI todavía sucedan cosas así. El día anterior al desalojo, a los que organizamos aquel campamento nos acusaron de secuestrar a toda la gente que protestaba pacíficamente. ¿Cómo podríamos secuestrar entre los nueve organizadores a todas esas miles de personas?

Marruecos dice que en esos sucesos murieron 18 policías, pero que no murió ni un saharaui. El Frente Polisario, sin embargo, dice que fueron 38 los saharauis ejecutados por las fuerzas ocupantes y más de cien los heridos. ¿Qué opinión tiene de esto?

Te podría dar muchos nombres de manifestantes que murieron en los enfrentamientos con la Policía marroquí. Por ejemplo, Nagam Gareh, de 14 años, que fue asesinado dentro del coche que transportaba viveres al campamento. Brahim Daudi y Babi el Gargar, dos personas que fueron asesinadas a tiros. No se puede cuantificar cuántos murieron, ni cuántos fueron heridos. A muchos de nosotros nos denegaron la ayuda sanitaria en los hospitales de la zona. No tengo ni idea de dónde se encuentran muchos amigos míos después de aquellos sucesos. Mucha gente ha desaparecido desde el desmantelamiento del campamento.

La falta de información es endémica en nuestro conflicto. Así es que no es de extrañar que a los medios de información extranjeros se les prohibiera acceder al campo. Incluso la televisión qatarí Al-Jazeera fue expulsada de Marruecos, en cuanto comenzó a informar de Gdeim Izik. Podemos decir con total certeza que la primavera árabe comenzó en el Sahara Occidental, en el campamento de Gdeim Izik, y no en Túnez. Si nosotros hubiéramos tenido una pequeña parte de la atención mediática que tuvieron dos meses más tarde Túnez y Egipto, hoy en día estaríamos viviendo otra situación política totalmente diferente.

¿Cómo cree que se puede desbloquear este conflicto?

La única vía posible para el pueblo saharaui es hacerle ver a la ONU que Marruecos no quiere recorrer el camino de la paz. El tiempo juega a favor de Marruecos, por eso es indispensable que la comunidad internacional presione a Rabat para que se siente a negociar verdaderamente. Pero el rechazo de las fuerzas ocupantes puede suponer volver a la guerra. Para mí, la solución al conflicto está en la independencia total y no en la autonomía que ofrece Marruecos. Si aceptáramos esta autonomía seguiríamos bajo el yugo de Rabat, nos seguirían tratando peor que a los animales. Muchos de nosotros vivimos exiliados en el desierto, escapamos de nuestra tierra y la situación no es buena. No podremos aguantar durante mucho tiempo esta situación.

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«La única vía es hacerle ver a la ONU que Marruecos no quiere recorrer el camino de la paz. El tiempo juega a favor de Marruecos. Muchos de nosotros vivimos exiliados en el desierto tras escapar de nuestra tierra. No podremos aguantar durante mucho tiempo esta situación»

El comienzo de una primavera que no floreció

En noviembre del 2010, el campamento de Gdeim Izik llevó a los titulares de los periódicos de todo el mundo el conflicto saharaui. Aquella protesta por los derechos de los saharauis de los territorios ocupados por Marruecos fue el verdadero detonante de la primavera árabe, la cual nunca llegó a florecer en el Sahara Occidental.

Varios analistas, entre ellos el prestigioso intelectual Noam Chomsky, señalan el establecimiento del campamento Gdeim Izik como el verdadero inicio de la Primavera Árabe. Levantado a unos pocos kilómetros de la capital del Sahara Occidental, este campamento tenía como objetivo protestar en contra de la situación que padecen los saharauis que residen en las zonas ocupadas por Marruecos. Sin nadie que vigile el cumplimiento de los derechos humanos, sin nadie que les defienda ante la brutal represión de la Policía y la Armada, los saharauis se levantaron y gritaron para que el mundo entero pusiera su mirada en la difícil situación que viven desde hace décadas.

Después de un mes de protesta pacífica, en la que 30.000 saharuis se concentraron en miles de haimas -casas de lona utilizadas por los nómadas del desierto-, el campamento «de la libertad» fue brutalmente desmantelado por el séquito policial del monarca alauí Mohamed VI. Utilizando munición real, helicópteros y cientos de policías armados, las protestas se trasladaron a las calles de Laayoune. Con la prohibición de entrada a cualquier medio de información, el mundo miraba atónito la brutal y desmedida reacción de los policías marroquíes que los teléfonos móviles de los saharauis grababan y colgaban en internet.

Entre los muertos que se registraron durante la brutal represión de las protestas, una vez trasladadas a las calles de Laayoune, se encontraba Baby Hammadi Buyema, un joven saharaui con nacionalidad española. Residente en Alicante, se encontraba de vacaciones en la capital ocupada del Sahara Occidental cuando decidió sumarse a las manifestaciones. El Ejecutivo marroquí consideró su muerte como un accidente, pero varios vídeos muestran cómo los cuerpos policiales de Marruecos apalean y pasan por encima de él varias veces con un coche. El Gobierno español del PSOE pidió un informe a su aliado y declinó investigar al considerar lo sucedido «un fatal accidente».

Desde aquella protesta pacífica, la represión en las zonas colonizadas ha aumentado, según aseguran miembros de Afapredesa (Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis). «El número de desaparecidos ha ido en aumento. Los organizadores de aquella protesta han sido juzgados en tribunales militares», declara a GARA Abdelsalam Ahmed, presidente de Afapredesa desde su oficina en Rabouni.

«Ha habido activistas que han aparecido muertos en alguna cuneta o en la misma playa de Laayoune, después de haber estado desaparecidos durante todo este tiempo. Es un claro ejemplo de cómo se desenvuelven las fuerzas ocupantes marroquíes, quieren dejar claro cómo terminarán los que actúan en contra de los intereses de Marruecos en la zona», añade Abdelsalam.

Respecto a las personas juzgadas en tribunales militares, informes internacionales advierten de que los acusados de «terrorismo» por organizar el campamento de protesta, no están teniendo toda las garantías legales para un juicio justo. Los acusados no tienen contacto con la defensa; no se admite que los periodistas acudan a la sala y los familiares y amigos que consiguen entrar al Tribunal son linchados por los propios funcionarios. A.L.

La RASD no ve razón para retirar los cooperantes

El Gobierno de República Arabe Saharaui Democrática (RASD) lamentó la orden emitida por el Gobierno español para repatriar a la práctica totalidad de los cooperantes de los campos de refugiados de Tinduf (Argelia) y recordó que las autoridades saharauis han conseguido garantizar la seguridad de los voluntarios frente a la «amenaza terrorista» que Madrid ha esgrimido como argumento. «El gobierno de la República Saharaui lamenta esta decisión, que sin duda tendrá efectos negativos sobre la situación de los refugiados que esperan un referéndum de autodeterminación, la solución al conflicto saharaui-marroquí», declaró el ministro de Exteriores de la RASD, Mohamed Salem Ould Salek. El Frente Polisario, a través de su delegado en el Estado español, Bucharaya Beyun, reclamó también al Ejecutivo que concrete esa amenaza «inminente» y lamentó la salida de los cooperantes porque, insistió, su seguridad estaba garantizada. Para Beyun, esta decisión precipitada perjudica la imagen de los saharauis, al plantear dudas sobre su capacidad para garantizar la seguridad y les presenta como un «santuario terrorista». Igualmente, las asociaciones solidarias con el Sahara consideran precipitada la repatriación. El presidente de la Coordinadora de esas asociaciones, José Taboada, aseguró que responde a una operación de imagen del Gobierno español.

Pese a las críticas, el Ejecutivo español reiteró que la decisión tiene «motivos fundados» ante el riesgo procedente de Mali. GARA

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