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ENTREVISTA

«Buscaban cambiar el rumbo del barco y, si podían, hundirlo»

GARA los ha reunido para valorar aquellas redadas y la situación actual.

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Patxi Arratibel, «Pitu» Llamas, Rosa Iriarte, Eneko Compains e Iker Moreno

Expresos políticos recientemente liberados

Junto a otros compañeros, estos cinco navarros acaban de abandonar las prisiones españolas bajo fianza tras ser encarcelados por diversos casos con un mismo denominador común: realizaban un trabajo político. Tras regresar a Euskal Herria, todos ellos siguen dispuestos a seguir adelante con su labor y destacan la importancia del momento político que vive actualmente Euskal Herria a raíz de una apuesta que el Estado español no ha podido neutralizar.

Martxelo DÍAZ | IRUÑEA

Iker Moreno, Eneko Compains, Patxi Arratibel Xafan, Miguel Ángel Llamas Pitu y Rosa Iriarte son cinco de los ciudadanos vascos liberados la pasada semana tras abonar una fianza, todos ellos navarros. Fueron detenidos entre setiembre de 2010 y enero de 2011 y han padecido las prisiones españolas por realizar un trabajo político en sus diferentes facetas: propuesta política, solidaridad con los represaliados, información... Ahora explican cómo han vivido desde dentro todo lo ocurrido fuera.

¿Cómo ha sido el retorno?

Eneko Compains: Estamos todavía aterrizando un poco, procurando saludar a toda la gente con la que hemos mantenido trato estos dos últimos años y sobre todo a la que no hemos podido ver porque, por desgracia, nos ponen muchas limitaciones a las visitas.

¿Cómo valoran que hayan sido liberados en estos momentos?

E.C: El análisis que hago yo es el mismo que le expuse al juez Javier Gómez Bermúdez. Le dije que en el momento político en el que nosotros fuimos detenidos a nadie se le escapaba que Euskal Herria estaba en una transición política, pasando de un escenario político en el que la confrontación se caracterizaba por el grado de violencia a otro nuevo fruto del debate estratégico de la izquierda abertzale. A cualquier movimiento de liberación nacional dar ese paso siempre le cuesta, por la inercia política. Llevábamos 50 años y cambiar cuesta. En ese sentido, veo clarísimo que el Estado se propuso dificultar al máximo esa transición y el desarrollo de la nueva estrategia política de la izquierda abertzale, y lo hizo a base de detenciones y razias policiales, como si de esa manera pudieran conseguir que Euskal Herria no encarase un nuevo escenario político y un nuevo tiempo político. Y lo que también le dije a Gómez Bermúdez fue que estos dos años han demostrado igualmente que todas aquellas detenciones y todo aquel esfuerzo policial fue completamente estéril, porque hoy todo el mundo ve que Euskal Herria se encuentra en una situación totalmente diferente y que el momento político es otro. A pesar de que hoy por hoy el Estado español y quienes lo dirigen se nieguen a ver eso que es una realidad.

Patxi ARRATIBEL: Desde dentro, a través de GARA, ves que se han dado pasos adelante y que ha habido un cambio. Pero sales y te das cuenta de que todavía no estamos preparados para afrontar el cambio que se ha dado. La izquierda abertzale aún está preparándose y creando su estructura para hacer frente a todo ese cambio estratégico. Desde la cárcel veías en GARA mucho optimismo y luego preguntabas a los del pueblo y te decían que no era para tanto, que estaban más o menos igual y más o menos los mismos. Seguramente, será que nos va a costar prepararnos para el nuevo momento político.

E.C: Me acuerdo de que en la cárcel comentábamos que había costado mucho menos girar el transatlántico que, una vez puesto el nuevo rumbo, empezar con los motores a toda máquina.

Rosa Iriarte: Personalmente tengo muchísimas ganas de trabajar. Este tiempo que el Estado me ha obligado a estar encerrada me ha ayudado a valorar cosas con otra perspectiva. Es algo sano. Han sido años complicados porque ha habido un cambio estratégico brutal. El Estado tenía una apuesta, no solo con estos operativos contra nosotros sino con todos los demás que ha llevado a cabo, y el objetivo era neutralizar la apuesta de la izquierda abertzale. Para eso utilizó muy bien los tiempos políticos. No es casualidad que un operativo fuera en setiembre y otro en enero. Que- rían intentar cambiar el rumbo del barco y, si podían, hundirlo. Es lo mismo que hacen con el Colectivo de Presos y Presas Políticos Vascos.

Añado un tercer elemento y es que se dio en una coyuntura concreta, pero también en un herrialde concreto. En Nafarroa, donde hay menos población y la estructura de la izquierda abertzale es bastante más pequeña, esto hace más daño que si en otro herrialde se llevan a quince militantes. Cambio el rumbo del barco, rompo el barco y encima desmantelo el herrialde, que es cuestión de Estado y que es estratégico para que cambie el rumbo a nivel nacional. En una semana hemos salido siete navarros y navarras (de un total de quince, no lo podemos olvidar). Creo que es un dato que tiene una dimensión política. Pero después de dos años, ni han logrado cambiar el rumbo del barco, ni han roto el barco y Nafarroa sigue siendo pionera.

«Pitu» LLAMAS: El operativo de setiembre sí que fue quizás más para intentar condicionar, pero el de enero fue para que el Estado pudiera hacerse presente en un contexto en el que la izquierda abertzale y ETA estaban cogiendo protagonismo. Hicieron lo único que sabían y tenían capacidad de hacer y era golpear. Pienso que en ese momento ya veían que la cosa estaba bastante madura. Quizás podían crear algunas dudas, pero pienso que optaron por la venganza porque les salía de las tripas y que eligieron cortar cabezas en Nafarroa porque las estructuras no estaban muy boyantes. Se llevaron a personas que tenían responsabilidades en ciertos ámbitos. Es un herrialde que, con lo pequeños que somos, estábamos tirando adelante y haciendo un poquito de daño.

Iker Moreno: Dentro de la cárcel me sentía un poco impotente al ver que se estaban produciendo tantos cambios y unos debates muy interesantes: cómo crear Sortu, cómo gestionar el movimiento juvenil... Me daba pena estar perdiéndome esos debates. Puedes tener opción mediante cartas de expresar tu opinión, pero tampoco quería que pareciera que mi mensaje era imprescindible. Quería recibir y ver si nuestra generación es capaz de sacar esto adelante. Meteremos la pata en mil cosas, pero vamos a seguir adelante. Es cierto que dentro de la cárcel también se aprenden muchas cosas porque tienes más tranquilidad y tiempo para pensar que en la calle, donde tienes muchas más actividad, pero sí que estaría participando muy gustosamente en todo el proceso de debate. Hemos salido con ganas de trabajar.

E.C: Me gustaría subrayar el inmenso capital humano que tiene la izquierda abertzale. Si algo demostraron nuestras detenciones y el posterior momento político es que aquí no hay nadie que sea indispensable. Voy a poner el ejemplo de Pitu, que fue encarcelado cuando estaba haciendo una inmensa labor comunicativa, de denuncia de toda la represión y de toda la problemática de los presos. Se lo llevaron para intentar poner un bozal a Apurtu, pero se abrió Ateak Ireki, que está haciendo otra inmensa labor y ha logrado tanta referencialidad o incluso más.

Sus detenciones fueron respondidas con grandes movilizaciones y desde entonces no ha habido redadas similares. ¿Creen que empieza a cambiar algo en la estrategia represiva del Estado?

P.LL: Sin tener todos los elementos de juicio, veo que al Estado le supone un coste político grande llevar a cabo este tipo de operativos. Ve que su propia parroquia no los recibe tan bien y le cuesta más justificarlos. Aun así, creo que han dejado de utilizar algunos elementos represivos y se han centrado en otros. Creo que todavía nos queda mucho trabajo que hacer para acertar cuál tiene que ser nuestra estrategia antirrepresiva para desactivar todos estos elementos que aún tiene el Estado. Puede que el Estado no se lleve ahora a quince personas por militar en el movimiento juvenil ni entrará en una sede de Herrira, pero estamos viendo que se siguen realizando detenciones por miles de otras cosas, que a la gente le acusan de ser de ETA y se la llevan, que hay euroórdenes... Veo que nos falta algo. Hay que salir con contundencia cada vez que hagan una de esas. No se lo podemos permitir. Y me parece que estamos aún a años-luz de conseguirlo. O la situación de las cárceles. Clama al cielo que tengamos personas que están muriendo. Sabemos que no va a cambiar de un día para otro, pero creo que falta más tensión.

I.M: En las cárceles comentábamos que habíamos alcanzado una nueva fase y que le habíamos cerrado las puertas a un tipo de represión. Cuando salimos de la incomunicación, decíamos que teníamos que ser los últimos, que ya no le podían poner la bolsa en la cabeza a nadie más. Realmente no ha sido así, porque ha habido otros casos. Pero sí que veíamos que se había cerrado la puerta a un modo de represión. Puede que aún no nos demos cuenta, pero a la nueva fase política seguramente le corresponderá un nuevo tipo de represión. Para nosotros, el punto de inflexión han sido las manifestaciones de navidades. Logramos desbordarles. Son puntuales y ese tipo de manifestaciones no se pueden quemar, pero son un punto de inflexión, también para quienes estamos dentro.

P.A: Ahí hay un trabajo de muchos muchos años. Hemos hablado millones de veces de la necesidad de crear un paraguas frente a la represión, pero es ahora cuando queda más claro que nunca que mientras por un lado se apuesta por las vías democráticos, por parte del Estado se tiene la misma respuesta de siempre. Hay que desactivar la represión y traer a casa a todos los que están fuera. Y este es el momento.

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