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Crónica | Celedón Txiki y neska Txiki llegan a Gasteiz

Los más pequeños protagonizan el ecuador de las fiestas de La Blanca

El ecuador de las Fiestas de La Blanca estuvo dedicado a los más pequeños. Como cada año, Celedón Txiki y Neska Txiki bajaron desde lo alto de la Casa Consistorial para dar el pistoletazo de salida a una jornada diseñada para deleite de los niños y niñas de Gasteiz.

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Ion SALGADO - Iris MURILLO

La fiesta no es solo para adultos. Y si no que se lo pregunten a los niños y las niñas de Gasteiz, que ayer se erigieron en protagonistas de La Blanca para dar la bienvenida a Celedón Txiki y a Neska Txiki. Un caluroso recibimiento, secundado por miles de personas, que tuvo lugar a las doce del mediodía en la Plaza Nueva de la capital alavesa.

Con el gorro naranja en la cabeza, emulando a los mayores el día 4 de agosto, y bajo una temperatura veraniega que incentivó la asistencia, los más pequeños fijaron sus ojos en la fachada de la Casa Consistorial para recibir a Anartz Sereno y Nerea Balbás, un pequeño blusa perteneciente a la cuadrilla de los Desiguales y una neska de Txolintxo, encargados de dar vida a los dos caseros.

Esta calurosa acogida, más limpia que la ofrecida días atrás por los jóvenes al aldeano de Zalduondo, estuvo amenizada por los bailes de los gigantes y las carreras de los cabezudos, que no dieron tregua a los cientos de niños y niñas, situados en el centro de la plaza, que corrieron entre un laberinto formado por carros de bebé para tratar de esquivar los golpes. 

No obstante, lejos de la ornamentación y la animación prevista por el Consistorio gasteiztarra, la llegada de la joven pareja al escenario de la Plaza Nueva estuvo marcada por las caras de los más pequeños, que reaccionaron de manera diferente, cada uno con su estilo, al ambiente festivo que se mascaba en la plaza desde las once de la mañana, cuando el Celedón y la Neska Txiki presentaron su ofrenda ante la imagen de la Virgen Blanca, a la que rindieron homenaje con un aurresku de honor.

Así, mientras unos miraban atónitos a su alrededor, otros lloraban o dormían, sin reparar en el ruido y en la música que inundaba el ambiente. Solo el estallido del txupinazo, lanzado con puntualidad a las 12.00 por Iker Aostri y Alaia Fariñas, Celedón y Neska Txiki en el año 2011, consiguió despertar a los más perezosos, que miraron con cara de sueño a su entorno, buscando con enfado la fuente del ruido. 

Con el cohete, el segundo en estas fechas, comenzó el descenso de los muñecos. Un corto recorrido a lo largo de la plaza que culminó con la aparición de Sereno y Balbás ante el público congregado en la céntrica plaza. Fue a las 12.05 cuando los dos tomaron sus paraguas, azul marino en el caso del blusa y granate en el de la neska, para saludar a los asistentes.

Tras el saludo inicial, los encargados de dar inicio a la jornada recorrieron la plaza hasta el escenario principal, situado frente al Ayuntamiento. Allí, Sereno, que tuvo que tomar aire antes de iniciar su discurso en euskara, destacó que los niños deben celebrar las fiestas jugando, y, en este sentido, recordó las diferentes actividades infantiles previstas a lo largo de la ciudad.

Por su parte, Nerea Balbás realizó una mención en castellano a la dura crisis económica que atraviesan «todos los aitas», y, a falta de champán, animó a los presentes a celebrar su día con unas gominolas. Una buena dosis de azúcar con la que poder aguantar toda la jornada.

Ambos aprovecharon la ocasión para emular a Gorka Ortiz de Urbina, el blusa encargado de dar vida a Celedón el 4 de agosto en la balconada de San Miguel y presente ayer en el escenario de la Plaza Nueva, para lanzar un grito muy vinculado al aldeano de Zalduondo: «Gora Andre Mari Zuriaren jaiak!».

Una vez finalizado el acto central, pasadas las 12.15, las familias presentes en la plaza se perdieron por las calles del centro de Gasteiz, donde se repartía el grueso de la oferta de ocio para los más pequeños, sin olvidar las clásicas barracas.

En este sentido, cabe señalar la afluencia de txikis al Gargantua, que permaneció durante buena parte de la mañana en la plaza del Conde de Peñaflorida; o al espectáculo “Galtzagorriei to Inaxito, un bertso-teatro organizado por el grupo Trikuharri que tuvo lugar a escasos metros del citado tragaldabas.

Un paseíllo diferente

Asimismo, la presencia de los niños y la niñas también se dejó notar en el tradicional desfile de los blusas y las neskas. Por ejemplo, ayer, el paseíllo de ida y vuelta a los toros hacia la plaza de toros también estuvo dedicado a los gasteiztarras más pequeños. Así, los blusas y neskas más jóvenes marcaron el paso de las veinticuatro cuadrillas a su paso por el centro de la ciudad. Sereno y Balbás fueron los encargados de abrir camino luciéndose ante todos los presentes y disfrutando de su día grande en las Fiestas de La Blanca.

A pesar de llevar un día muy ajetreado, los blusas y neskas txikis salieron puntuales de la céntrica calle Dato. A las cinco en punto de la tarde empezó el paseíllo entre los aplausos de los asistentes que inundaron los márgenes de la citada calle, así como las aceras de la Florida.

Aunque estos pequeños blusas y neskas no tenían tanto mambo como los mayores, que iban detrás bebiendo y bailando, los primeros fueron el centro de todas las miradas. Entre todos los espectadores que diariamente acuden a ver el paseíllo una señora no pudo aguantarse y al verlos les lanzó un piropo. «¡Que guapos!», gritó.

Mientras los más pequeños contemplaban su alrededor con curiosidad, seguramente preguntándose: «¿Qué mira esta gente?», los más mayores, como Celedón y Neska Txiki, saludaban y bailaban al son de la txaranga, cedida por cortesía de la cuadrilla Txolintxo.

Estas niñas y niños hicieron el mismo recorrido que el resto de blusas y neskas, pero, por suerte para ellos, su destino fue otro muy diferente: el circo. El Gran Circo Mundial donde disfrutaron de un espectáculo con elefantes. Más tarde, algún afortunado alargó la fiesta con sus padres en las barracas situadas en el aparcamiento de Mendizabala, en la zona sur de la capital alavesa.

Paralelo a estas actividades, las cuadrillas y el Consistorio gasteiztarra desarrollaron muchos otros eventos dedicados exclusivamente a los más pequeños por toda la ciudad. El Parque del Prado, por ejemplo, se convirtió en un espacio de aventura lleno de diversión para toda la familia.

Por otro lado, la cuadrilla de blusas y neskas Los Desiguales organizaron a las seis de la tarde unas “Desolimpiadas” en la calle Independencia, dónde los más pequeños se lo pasaron en grande gracias a las competiciones más descabelladas.

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