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ANTE LAS ELECCIONES DEL 21 DE OCTUBRE

PSE y PP sitúan ya a EH Bildu como su rival principal de la campaña

El día después de la convocatoria electoral para el 21 de octubre, tanto PSE como PP dejaron claro que Euskal Herria Bildu es su gran contricante. Patxi López anunció que descarta cualquier tipo de pacto con esta fuerza. Y Antonio Basagoiti situó a su partido como el antídoto para impedir que EH Bildu llegue a Ajuria Enea. Iñigo Urkullu (PNV) prefiere intentar obviarlo, según reflejó ayer. Mientras, Laura Mintegi afirma que apuesta por buscar acuerdos amplios.

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Ion SALGADO-Mikel PASTOR | GASTEIZ

El adelanto electoral decretado por el lehendakari, Patxi López, ha abierto de manera oficial la precampaña y ha puesto ya sobre la mesa el debate de los posibles pactos postelectorales. Al fin y al cabo, desde 1980, cuando comenzó la primera legislatura, ningún partido ha obtenido la mayoría absoluta en el Parlamento de Gasteiz.

En una entrevista concedida a la Cadena Ser, y recogida por la agencia Europa Press, López se refirió de manera directa a ello al señalar que, tras la celebración de los comicios, las formaciones políticas que logren representación deben «abrir un nuevo tiempo para el acuerdo y para los consensos». Sin embargo, desde este primer minuto de la precampaña oficial el secretario general del PSE anunció que su partido no pactará con EH Bildu, argumentando que les separa «un abismo en cuestiones de principios éticos, morales y democráticos».

Asimismo, defendió que los dirigentes institucionales de Bildu -coalición que ahora se amplía con Aralar- «han demostrado que su modelo es el de la no gestión». «Toda esa revolución que se nos vaticinó en Gipuzkoa, cuando llegó Bildu a las instituciones, se ha quedado en el reguero de la política de basuras, nada más. Y así es imposible llegar a ningún tipo de pacto con ellos», manifestó López.

Después de cerrar la puerta a un acuerdo sobre claves de carácter progresista, Patxi López lanzó un guiño al PNV al anunciar que el PSE estudiará las propuestas que realicen el resto de partidos, entre los que incluyó a la formación jeltzale. Una opción política que, según ve claro el actual inquilino de Ajuria Enea, tampoco pactará con la coalición que representa Laura Mintegi.

Por su parte, desde el PP Antonio Basagoiti remarcó que su partido no aspira a alcanzar un acuerdo de gobierno con la formación de Iñigo Urkullu (PNV), pero sí busca tener «los mayores escaños posible para impedir que Bildu llegue al frente de las instituciones vascas».

Tal como subrayó el político derechista a la agencia Efe, «en la medida en que el PP condicione la política vasca, descarrilará el tren de la independencia. El único factor de moderación y de pactos postelectorales que no van por Bildu es el PP».

No obstante, después de criticar a la nueva coalición, Basagoiti cargó contra la formación jeltzale, ya que para él «el PNV y Bildu no son lo mismo pero comparten el mismo fin: son dos trenes distintos pero van a la misma estación, a la de la independencia, y ahí se pueden encontrar si se ven fuertes y con una buena maquinaria».

Así las cosas, parece que la única opción de pacto postelectoral que le queda al PP pasaría por reeditar el «Acuerdo de Bases para el Cambio Democrático» con el PSE. Una opción, que se presenta difícil tras la ruptura del mismo el pasado mes de mayo, a la que no se refirió. Pero, sobre todo, porque ninguna encuesta les otorga opción alguna de llegar a la mayoría.

El PNV no se cierra puertas

En la misma línea, ayer el presidente del Gipuzkoa Buru Batzar, Joseba Egibar, destacó que los pactos postelectorales estarán supeditados a los programas de cada formación, y, en este sentido, apuntó que el proyecto del PNV se sustenta sobre tres pilares: la economía, el aspecto social y el político.

En cuanto a la irrupción previsible de EH Bildu, el portavoz jeltzale señaló que la izquierda abertzale quiere ver al PNV «condicionado» para que los jelkides «echen mano del PSE, del PP o del apoyo puntual para horadar su mundo electoral y llegar a ser una opción hegemónica». Estas palabras parecen reflejar también que el PNV no contempla un pacto postelectoral con EH Bildu, aunque los jelkides evitan cerrarse esa puerta, al menos en este arranque del camino hacia el 21-O.

Mintegi: «Mano tendida»

En respuesta a estas palabras, la candidata a lehendakari por EH Bildu, Laura Mintegi, señaló ayer que la coalición mantiene «la mano tendida» a cualquier pacto «con todo aquel que tenga un planteamiento basado en la justicia social, en hacer frente a la crisis desde la izquierda y en incrementar la soberanía de este país».

Asimismo, criticó que el resto de partidos se hayan cerrado en banda a cualquier tipo de acuerdo con la coalición soberanista, afirmando que esta le parece «una actitud que revela baja calidad democrática», por lo que pidió «alturas de miras» a todos los agentes políticos.

En ese sentido, la candidata soberanista incidió en la «necesidad de consensos que tiene el país en este nuevo tiempo», ya que, a su juicio, «mantener situaciones de bloqueo más propias de tiempos pasados» supone «prolongar el apartheid y la marginación de un espectro político de Euskal Herria».

Mintegi se refirió, por último, a los sondeos aparecidos en diferentes medios que sitúan a EH Bildu como segunda fuerza política en el Parlamento de Gasteiz tras el PNV. Afirmó que las encuestas «son únicamente eso, encuestas» y abogó por «esperar resultados definitivos» para realizar valoraciones, aunque mostró «toda su confianza en el país y en su inteligencia a la hora de entender que nuestra alternativa es la única que nos puede sacar de la crisis».

En todo caso, admitió que tal y como se presenta el escenario postelectoral «los pactos van a ser imprescindibles», algo que no asusta a Mintegi, que entiende que EH Bildu «tiene un amplio bagaje en cuanto a confluencia de fuerza y consensos», ya que «parte de la unión de cuatro partidos que han tenido que llegar a acuerdos superando sus posibles diferencias».

Mintegi impulsará «Estado de Bienestar para todos, no solo para una minoría»

La candidata a lehendakari por EH Bildu, Laura Mintegi, se felicitó por la convocatoria de comicios y desgranó algunos detalles de su programa, con un marcado acento de izquierdas y una fuerte carga de justicia social y reparto más equitativo de la riqueza.

«Ya era hora». Con ese elocuente término recibió Mintegi el adelanto electoral decretado al fin por Lakua. En una rueda de prensa en Bilbo, declaró que la cita con las urnas «pone fin a un escenario antidemocrático, marcado por el apartheid a la izquierda abertzale».

Mintegi criticó duramente el Ejecutivo actual, liderado por López, al que calificó de «Gobierno sin capacidad», y al que acusó de «no tener respuestas para la nueva situación, tanto en el plano de la resolución del conflicto como en el de dar salida a la crisis». Por ello, afirmó que los dirigentes de Lakua «no han respondido a las necesidades de los vascos».

Frente a ese proyecto, la candidata opuso el propio, el de EH Bildu,«cuyas señas de identidad son la ilusión, la responsabilidad, la energía». «Existen posibilidades de hacer las cosas de otra manera, con cooperación, con colaboración, con el conocido como `auzolan'», manifestó Mintegi,.

La alternativa de EH Bildu, pasará, según su candidata, por «un cambio profundo y estructural, tanto en el apartado de la soberanía como en el socioeconómico», capítulos que consideró «unidos».

Ese incremento de la soberanía, esos «mecanismos», como la propia candidata definió, tendrían como objetivo «conseguir el Estado de Bienestar, pero para todos, no solo para una minoría».

Entrando en detalles, Mintegi puso algunas medidas concretas sobre la mesa, como «una fiscalidad progresiva que grave las rentas más altas, jornada de 35 horas semanales, renta básica para todas las familias, potenciación del sector público, desarrollo de las comarcas y moratoria en las grandes infraestructuras».

Para reafirmar las bases de ese cambio político, Mintegi esgrimió tres condiciones que, a su juicio, EH Bildu cumple «a la perfección». Se tratan de «un proyecto político claro y definido, que lo tenemos, un equipo de gobierno eficaz y válido, que ya hemos presentado, y voluntad política, que nos sobra, para ser una opción de cambio». Mikel PASTOR

La crisis, la paz y el «autogobierno del siglo XXI» marcan la agenda de Urkullu

El presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV y candidato a lehendakari por este partido, Iñigo Urkullu, defendió en su primera comparecencia tras la convocatoria que el próximo Ejecutivo autonómico debe ser «un gobierno motor, que vuelva a generar confianza».

Urkullu compareció ante los medios en Bilbo para esbozar las grandes líneas de lo que será la propuesta electoral del PNV. En este sentido, recalcó que la próxima legislatura debe estar marcada por la consecución de grandes acuerdos interinstitucionales para «salir de la crisis, consolidar el escenario de paz y definir cómo entendemos el autogobierno en el siglo XXI».

Asimismo, el candidato jeltzale afirmó que con el Gobierno de Patxi López los tres herrialdes que conforman la CAV «han perdido un tiempo precioso para afrontar el futuro», y defendió la necesidad de colocar en Gasteiz un Ejecutivo «con disciplina y rigor que se concentre en superar el actual descalabro económico, que no gaste por encima de sus posibilidades, que garantice los servicios públicos básicos y estimule la actividad económica».

Un Gobierno que, en palabras de Urkullu, debería buscar la cooperación política y el acuerdo entre las instituciones «por encima de las diferencias políticas». «Un gobierno motor, que vuelva a generar confianza», resumió.

En este sentido, el líder del PNV anunció que, si su formación logra hacerse con la Lehendakaritza, el gobierno resultante pondrá en marcha planes renove para incentivar el consumo, dotará a las empresas de un fondo que les ofrezca liquidez, diseñará un plan de empleo juvenil y propiciará el acuerdo entre todas las instituciones presentes en la CAV para relanzar la inversión pública.

Para llevar a cabo esta política, el candidato reivindicó, «desde el respeto competencial e institucional», la necesidad de alcanzar acuerdos que garanticen la suficiencia financiera para cumplir las prioridades de gasto, lo que, según reconoció, pasa por una reforma tributaria pactada con las diferentes administraciones.

Una reforma fiscal que, tal como recalcó, debe estar guiada por la «progresividad, la equidad y la justicia social, porque la salida de la crisis pasa por la competitividad, pero también por la cohesión social».

Esta propuesta despertó el malestar del PSE. En un comunicado, su portavoz, José Antonio Pastor, calificó de «incoherente» que Urkullu «se apunte ahora al pacto fiscal del lehendakari cuando se ha negado a apoyarlo hasta la fecha».

«Resulta de todo punto incoherente que Iñigo Urkullu nos proponga ahora un pacto fiscal, cuando su partido, y él mismo, se han negado siempre a apoyarlo, en las numerosas ocasiones en que el PSE lo ha venido defendiendo, en la presente legislatura», concluyó. GARA

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