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El Donostia Zinemaldia crece y mejora en su feliz 60 aniversario

El palmarés es cada vez más extenso, dentro de un festival que ha crecido en oferta y que reparte premios en cantidad de secciones La Sección Oficial ha sido la más brillante de los últimos años, con un nivel muy alto, certificado por media docena de títulos importantes.

Mikel INSAUSTI Crítico de cine

De muy exitosa hay que calificar a la brillante y completa 60 edición del Donostia Zinemaldia. José Luis Rebordinos en su segundo año ha conseguido hacer un festival grande y de calidad. Además, hay que reconocerle el haber sabido resolver el problema heredado del palmarés. Ha acabado con la fijación de la prensa por la Concha de Oro, ya que antes toda la atención se centraba en el fallo del jurado a la hora de otorgar dicho premio. Al anunciarse por la noche, en la gala de clausura, los medios ya no dependen tanto de esa información. Por otra parte, el palmarés es cada vez más extenso, abarcando a un mayor número de secciones, por lo que ahora queda mucho más repartido.

La participación del público también crece, y me refiero al desbordante ambiente, sin necesidad de acudir a cifras concretas. En las sesiones matinales de prensa en el Kursaal, las kilométricas colas han batido récords este año. Ha habido películas en la que la espera para entrar ha oscilado entre la hora y la hora y media. Son incomodidades que hablan a las claras de la enorme dimensión que está adquiriendo el Zinemaldi, y que se sufren con gusto, sabiendo que sirven de estímulo y superación constante.

La Sección Oficial ha tenido un nivel altísimo, con media docena de títulos importantes de los que conviene tomar nota: «Blancanieves», «Le Capital», «Arbitrage», «The Attack», «Hypnotisören» y «Dans la maison». El jurado tenía mucho y bueno donde elegir, por lo que más o menos los títulos favoritos se han visto reflejados en la lista de los premiados, aunque tal vez en un orden distinto al que indicaban las quinielas de la crítica.

El premio de Zabaltegi Perlas ha sido el esperado, yendo a parar a «The Sessions». El de la Juventud estaba también cantado para «7 cajas». Tampoco sorprende demasiado que el de Horizontes se lo lleve «El último Elvis».

Por lo que atañe a nuestro cine, la sección Zinemira ha provocado una cierta dispersión, ya que han sido varias las producciones del año que han ido a parar a Zabaltegi Especiales, lo que no les impedía optar al premio Serbitzu. Finalmente ha recaído en el documental de montaña «Pura vida», sobre la operación de rescate llevada a cabo en el Annapurna por un equipo internacional en el intento de salvar al alpinista navarro Iñaki Otxoa de Olza. Quiere ser un legado de su mensaje vitalista, y gracias a la difusión del Donostia Zinemaldia se va a convertir en uno de los documentales imprescindibles del año, por lo que la decisión parece acertada.

El resto se habrán sentido un poco desplazados en medio de la vorágine festivalera, pero es tan amplio el programa diario que resulta imposible dedicarle a cada producción el interés que merece por su esfuerzo y dedicación.

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