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CRíTICA: «Paranormal Activity 4»

Las webcams desplazan a los vídeos encontrados

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Mikel INSAUSTI

Para hablar del fenómeno «Paranormal Activity» se suelen utilizar los habituales términos de «franquicia» o «saga», pero habría que referirse a este negocio viral como a una auténtica secta mediática. La Paramount -quien te ha visto y quien te ve-, ha desarrollado su propia estrategia para distribuir cine barato a lo grande. Ha eliminado los pases para la crítica, pero no por compasión, sino para organizar en su lugar y a través de Internet una serie de proyecciones para fans de las distintas grandes capitales del mundo. Únicamente de esta manera es posible crear una psicosis colectiva para que los sustos se contagien entre la audiencia.

En la cuarta entrega hay más de esos sobresaltos, colocados estratégicamente a lo largo del metraje. No pasan de ser la lámpara que se cae, la sombra que pasa, el ruido repentino en medio del silencio y demás efectos que de inesperados ya no tienen nada, pues el público adicto los aguarda reloj en mano. En realidad no ocurre nada reseñable en «Paranormal Activity 4», toda vez que el argumento no empieza a funcionar hasta pasada una hora. Tampoco pretende llegar a ninguna resolución, debido a que la película entera es un mero prólogo de la próxima quinta entrega, y así hasta el infinito.

Lo novedoso de la primera secuela de la creación de Oren Peli -ya que las anteriores continuaciones eran precuelas-, está en su planteamiento tecnológico. Al ir hacia delante en el tiempo, se deja atrás la estética found footage con los consabidos videos VHS encontrados, que es sustituida por la omnipresencia de las webcams, que lo captan todo en el mismo instante en que sucede. Más que ganarse en inmediatez, se trata de captar al público joven acostumbrado a utilizar este tipo de herramientas audiovisuales en su vida diaria. La publicidad no se oculta, y se muestra el hogar yanqui a la última, con portátiles en todas las habitaciones, sin que pasen desapercibidos el modelo MacBook Pro o el dispositivo Kinect de la Xbox 360, junto a los reconocibles logos de Google o YouTube. En cambio, los viejos poltergeist no han cambiado.

 

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