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CRÓNICA | ÚLTIMO LUNES DE GERNIKA

La crisis económica también visita el mejor escaparate del agro vizcaino

La crisis visitó el mejor escaparate del agro vizcaino, no en cuanto a las miles de personas que acudieron a disfrutar del magnífico ambiente que reinó en el Último Lunes de Gernika -100.000, según la organización-, sí por lo que respecta a las ventas. También se resintió la subasta del medio queso ganador, del zeanuritarra Jon Etxebarria, por el que el restaurante Kamiñoko, de murueta, pagó 5.700 euros, 500 menos que en 2011.

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Agustín GOIKOETXEA

Al Último Lunes de Gernika le costó arrancar, especialmente por la mañana gélida con la que se despertó la villa foral con una temperatura mínima que rondó los tres grados, que hizo que fueran muchos los que retrasaran su llegada hasta que el sol comenzó a brillar y a ayudar a caldear el ambiente en una cita inexcusable para muchos vizcainos y vizcainas. En torno a las 11.00, algunas de las principales arterias estaban a rebosar, era el caso de Artekale, donde se desplazó a algunos de los productores que anualmente se situaban en Juan Kaltzada.

A pesar de los cambios introducidos por el Ayuntamiento en la ubicación, se instalaron nueve puestos más que el año pasado, llegando a los 286, siendo la mayoría de quesos (65), seguido de artesanos (54), hortalizas y verduras (43), txakoli (20), maquinaria (17), actividades varias (15), pan y pastel vasco (15), frutas (catorce) conservas (catorce), miel (cinco) y lácteos (uno). Las mayores aglomeraciones se produjeron en Artekale y Ocho de Enero, dada la anchura de esas calles y la afluencia de personas.

En Artekale, al pie de su puesto de verduras y hortalizas, expectante, estaba Nieves Etxebarria Barandika, de Maruri-Jatabe, que se lamentaba de las escasas ventas a media mañana. «Mucha gente paseando, habrá que ver cómo nos va luego, a última hora, porque ahora la verdad no se ve mucha bolsa», suspiraba, al tiempo que recordaba que ya eran 35 años acudiendo a la feria. No ha sido un año fácil para los baserritarras, la sequía ha castigado al agro vizcaino, al igual que al del resto del país, y fueron varios los expositores que lo recalcaban en sus conversaciones a sus potenciales clientes, a la par que subrayaban que acudían con unos precios «asequibles» para cualquier bolsillo en plena crisis económica. Uno de los productos estrella, la alubia, oscilaba entre los doce y los 18 euros.

Enfrente, en la misma Artekale, otra veterana de esta cita y de otras ferias, la gatikarra Rosario Etxebarria, se quejaba de la ubicación, motivada por las obras de urbanización de Juan Kaltzada; en buena parte de esa calle se emplazó a los expositores de maquinaria. «No hay más que gente paseando», apostillaba mientras ordenaba el género.

A unos metros, esta vez en Juan Kaltzada, cerca del famoso reloj, Adela Andikoetxea manifestaba desde su stand de premio -volvió a obtenerlo en la categoría de verduras- que «para toda la gente que viene, en Gernika no se vende tanto, porque mucha gente viene a pasar el día, deja el coche lejos y no quiere ir cargada». El puesto de la urduliztarra siempre llama la atención, aunque ella quería aclarar que «hay que trabajar mucho para preparar y decorar las cosas. Pero, además de la decoración, es importante la calidad y la variedad del producto que ofreces».

Si en el ámbito de verduras y hortalizas había opiniones diferentes respecto a las ventas, en parte condicionadas por las dificultades de la campaña, otros se mostraban satisfechos, es el caso del kortezubitarra Xabier Larrinaga, premio por la miel multiflora; en brezo se impuso Balentin Llona, de Zornotza. «La venta ha sido igual o quizás un poco inferior a ediciones anteriores», apuntaba el veterano apicultor, quien añadía que «la gente viene a pasar el día no a comprar. Esta feria como otras es mero folklore, aunque lo cierto es que las hay peores, por ejemplo, Santo Tomás de Bilbo, que es un auténtico caos».

El también secretario de la Asociación de Apicultores de Bizkaia, que agrupa a alrededor de 600 productores, destacaba que la cosecha en la costa -referida a Busturialdea y su entorno-, donde él dispone de 250 colmenas, ha sido «espléndida» esta temporada, aunque incidía en que para las colmenas emplazadas en la zona limítrofe con Burgos ha sido «mala».

A pesar de que el balance es positivo en el caso de su explotación, Larrinaga reconocía que han debido afrontar la problemática derivada de la avispa asiática. «Yo he tenido pero se ha podido llevar. Es imposible erradicarla, así que habrá que tomar las medidas pertinentes, los controles, para minimizar los daños», comentó a GARA con su trofeo en la mano.

También recogieron su galardón, gracias al apoyo económico de BBK, la gernikarra María Carmen Alzibar, en la categoría de flores; en frutas, el premio recayó en el gatikarra José Etxebarria; mientras en txakoli, en zuria y gorria se imponía José Antonio Torre, de Larrabetzu, mientras en beltza lo hacía Zabala Txakolina, de Bakio.

Como en Ordizia

En quesos, el primer puesto fue para Jon Etxebarria, de Zeanuri, seguido de Zabaleta, de Muniain; Aizpea, de Olaberria; y Aitor Unamuno, de Aramaio. El vencedor, junto a su esposa, Puy Arrieta, y su hijo recién nacido, no ocultaba su satisfacción, más aún después de que se procediese a la tradicional subasta del medio queso, en la que gracias al arte del incombustible y dicharachero José Antonio Bastegieta, el restaurante Kamiñoko, de Murueta, pujó hasta los 5.700 euros, 500 menos que los que pagó en 2011 el Katxi, de Morga, pero lejos de los 7.700 que abonó Taskas Jatetxea, de Loiu, hace dos años, por el que Bastegieta definió como «lingote de oro convertido en queso».

Lo cierto es que el queso, al igual que el pan y el pastel vasco, fue uno de los productos que mejor se vendió. Etxebarria, por ejemplo, que acudió con 100 quesos, los liquidó para las 11.30. Por esa hora, Aritz Ganboa, de Arruatzu, no se quejaba de la ventas, «con más movimiento que en Ordizia», en su primera incursión en Gernika.

También se subastó el segundo premio, por el que Xaibor Disko Festa pagó 600 euros, por lo que a las arcas de la Residentecia Kaltzada fueron a parar un total de 6.300 euros.

 

 
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