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Deslavazado empate de unos rojiblancos que siguen sin ver la luz

Punto de reflexión

El Athletic sale vivo primero y maquilla luego su juego ante un cansado Eibar que pensó ya más en la Liga.

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EIBAR 0

ATHLETIC 0

Joseba VIVANCO

El siguiente partido debe ser el punto de inflexión, repiten conjurados los jugadores y titulan esperanzados los medios de comunicación. Pero visto lo visto ayer sobre el inestable y pesado césped de Ipurua, parece cada vez más evidente que lo que este Athletic necesita es un punto de reflexión. Ni siquiera el propio Marcelo Bielsa, que de circunloquios sabe un rato, pudo ahorrarse calificativos para referirse a la inexplicable primera parte de los rojiblancos: «En el primer tiempo fuimos empeorando con el transcurso de los minutos. Terminamos jugando mal y merecimos una desventaja que el rival no concretó». Y eso, ante un Eibar de Segunda B y sin la mitad de sus titulares.

El técnico argentino llegó a reconocer que estábamos ante uno de esos partidos donde «se evalúa más el grado de adaptació... el carácter, el temperamento tienen más consideración que las cualidades futbolísticas». O, lo que es lo mismo, que estos partidos, sobre todo en terrenos -pequeño y embarrado- y ante equipos como estos, en el fondo se trata de echarle atributos... masculinos para ser exactos. Y si hacemos caso a su reflexión, en esos primeros 45 minutos, ni eso fueron capaces de demostrar tener sus hombres, a excepción de un Toquero generoso como siempre y maltratado nuevamente en ese antinatural puesto en la medular.

Primera mitad para el Eibar

Marcelo Bielsa, ayer, ni siquiera prefirió ver la botella medio llena -como ante el Getafe-, directamente echó mano del cuarto de litro, cuando sorprendió al asegurar que «sé que es difícil de aceptar, pero en la dinámica de resultados negativos el primer paso para cualquier superación es actuar con humildad. Puede sonar exagerado no estar especialmente decepcionado por un empate con el Eibar, pero sería soberbio decir que la realidad que ofrecimos nos diferenció del rival». Hasta llegó a reconocer que «sería soberbio no admitir que lo que ofrecimos hoy no nos diferenció del rival». Con eso queda dicho todo.

Cualquier aficionado podía pensar que más impotencia que la dada el domingo ante el Getafe era difícil de expresar; pues la primera mitad de ayer pasó y con creces. Un Eibar entregado le hizo hasta cuatro clarísimas ocasiones de gol al Athletic, la primera al saque de un córner a los tres minutos de partido. Bingen, Mainz y Del Olmo -por dos veces-. Cada llegada, y nada de balonazos armeros a la olla, era sinónimo de peligro. La banda derecha rojiblanca con Iraola era un colador, Herrera desapareció con el paso de los minutos, Ibai no daba un pase bueno y a Llorente parecía que sus compañeros le hacían la cama. El `9' rojiblanco ha participado en nueve partidos esta temporada, y en seis de ellos no ha tirado siquiera a puerta; ayer tuvo una y la mandó a la A-68.

Un disparo flojo de Ibai a los siete minutos fue todo el bagaje atacante de los leones. «En la primera parte terminamos saltando el centro del campo y lo pagamos, porque cuanto más insistíamos en los balones largos, más control perdíamos», lo resumió Bielsa. Tan pronto vio que su equipo no carburaba, que al minuto 11 cambió a Susaeta adentro y a Toquero a banda, pero ni por esas. «He visto al Ahletic haciendo un juego más directo que nosotros», atinó el técnico armero Gaizka Garitano. El equipo guipuzcoano lo dio todo en esa primera mitad y fue injusto que no se fuera «con un par de goles de ventaja», como atestiguó su entrenador.

Cierto es que con una mínima solvencia y seguridad defensiva el Athletic no habría pasado apuros, el Eibar no era un vendaval, pero es que cada aproximación de balón entrañaba peligro para un, ayer, buen Raúl. Era imposible hacerlo peor, así que los bilbainos, al menos, maquillaron su imagen en la segunda mitad, cuando Bielsa pensó en lo incierto del resultado -dando entrada a Muniain y De Marcos, por un Ibai que sigue sin aprovechar titularidades, y un Toquero sacrificado- y Garitano hizo lo propio, pero en el derbi de este sábado ante la Real B -retirando a Del Olmo y Arruabarrena para el minuto 60-.

Dominio estéril del Athletic

El argentino aleccionó en vestuarios a Herrera e `Itu', pegados con la pelota hasta entonces, y ayudados por Muniain y De Marcos y, sobre todo, sustentados en su mayor aguante físico, comenzaron a hilvanar, a tener la posesión, jugar por abajo, abrir a bandas... Dos disparos consecutivos de Iraola en el 47 y 48 sirvieron para percatarse de que el Eibar, sí, tenía portero. Dominio, pero estéril, en parte por el pesado césped, pero también porque a este equipo parece que se le ha olvidado cómo se acaba una jugada ante el marco rival, no ya cara a la red contraria, sino ese último pase al hueco, ese centro atrás desde el lateral, ese dribling con el que ganar media baldosa y disparar a gol... La envió al fondo de las mallas Aduriz -por Llorente en el 72-, pero estaba en fuera de juego.

Al final, el empate a cero da emoción y deja abierta la vuelta en San Mamés el día 28, aunque Garitano volviera a repetir que «lo veo muy difícil», aunque «iremos a competir». Él prefiere pensar en la Real B, «contra la que nos jugamos más que hoy», y por eso a sus jugadores «los tengo a todos en el hielo». Quizá a patita o en auto-stop desde Eibar, bajo la lluvia, hubiera mandado Bielsa a los suyos. Para la recuperación muscular. O mejor, para que reflexionen.

 

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