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Una comida en familia para conocer otras culturas y forjar nuevas amistades

Más de 120 familias guipuzcoanas tienen un plan especial el domingo. Autóctonos y extranjeros han quedado para comer, conocerse y pasar un rato agradable intercambiando costumbres, historias... Participan en «Bizilagunak-La familia de al lado», una iniciativa que se celebrará de forma simultánea en ocho países de la UE.

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Nerea GOTI

Ya son más de 12o familias las que han dado el paso de sumarse a la iniciativa «La familia de al lado», un plan especial que este próximo domingo sentará alrededor de la mesa a miles de familias autóctonas y extranjeras no solo en Euskal Herria, ya que por primera se hará de forma simultánea en Bélgica, Portugal, Chequia, Eslovaquia, Hungría, Malta e Italia.

SOS Racismo, al frente del proyecto, se ocupa de la organización y protocolo, por así decirlo. Con las solicitudes recogidas vía internet en www.nextdoorfamily.eu, por correo electrónico a info@mugak.org o a través de una llamada telefónica, han puesto las bases para la cita del domingo, una comida en casa de una de las dos familias, la autóctona o la extranjera, en la que cualquiera puede ser anfitrión si así lo desea. En ese caso, le tocará cocinar, preferiblemente algún plato típico de su país de origen. El resto, sobre la marcha. Y para romper el hielo, un dinamizador, «una figura referente que se ocupará de las presentaciones, que ayudará a establecer el vínculo y que luego documentará el encuentro», explican desde SOS Racismo.

«La inscripción se ha cerrado esta semana, pero si hay alguna solicitud más se intentará organizar el encuentro», señalan desde la organización. No hay más condiciones para establecer el contacto que la voluntad de encontrarse con personas de otras culturas. «El mundo está a la puerta de tu casa y podrás conocerlo mejor» invitan los promotores, y aportan un dato: en Gipuzkoa hay más de 112 nacionalidades diferentes y se hablan 100 idiomas.

A partir de ahí, los organizadores explican que cualquiera puede dar el paso, sea una persona, o una familia formada por madres solteras, una pareja de hombres, de mujeres o de mujer y hombre con o sin niños, o abuelas con nietos, es igual. El abanico es tan amplio «como la vida misma», refieren.

Ya se han sumado al plan rostros conocidos como el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre; el Ararteko, Iñigo Lamarka; el alcalde de Errenteria, Julen Mendoza; la jueza Garbiñe Biurrun; el director del centro de estudios para la paz Baketik, Jonan Fernández; el nadador Ritxar Oribe; o el director de Inmigración del Gobierno de Lakua, Miguel González.

Ellos son parte de esa larga lista de familias guipuzcoanas que han visto en «Bizilagunak» «la excusa perfecta para saciar su curiosidad, conocer y compartir durante unas horas con personas de otro origen, cultura, costumbres o modos de pensar. Comprobar de primera mano que tenemos cosas diferentes y otras muchas en común», precisan.

La cosa puede quedar ahí y puede ir más allá, «si nos tomamos el tiempo» de mantener el contacto después del encuentro. Esta es la primera edición de ``Bizilagunak'' en Gipuzkoa, pero allí donde tienen más experiencia, como en Chequia ¯donde se viene organizando desde 2004-, más de la mitad de las familias participantes mantienen el contacto tras el primer encuentro, según destacan los organizadores.

«Quitar barreras y miedos»

Rosa Vicente será el próximo domingo una de las familias anfitrionas. Confesaba ayer a GARA que aún no ha pensado el menú. Será seguramente algún plato típico de la tierra, según adelanta, pero aún hay tiempo para decidir. Para ella, madre de tres hijos, «lo importante es romper barreras, quitar miedos» y esta es además una oportunidad de hacer «pedagogía» en casa. «Somos una familia monoparental. Mis hijos y yo hablamos mucho. Les intento explicar que cuantas más fronteras te pones más pequeño te haces, que esas familias a las dificultades que nos encontramos todos en el día a día tienen que añadir a veces el rechazo que encuentran hacia ellos». «Por eso, poder recibir en casa a una familia extranjera es demostrarles a mis hijos que las barreras nos las ponemos nosotros mismos», explica. «He querido hacerlo en casa, porque nuestra casa es nuestra intimidad y me parecía un acto de generosidad», señala esta donostiarra, que espera que de la cita salga un vínculo que se mantenga en el tiempo.

Alba Rosa Fajardo Torres es una nicaraguense afincada en Irun desde hace cinco años. También participará en la iniciativa como familia invitada. Aún no conoce a los anfitriones y confiesa que no preparará el encuentro, dejará que la conversación surja con naturalidad. En su país se formó como profesora y abogada. Aquí trabaja en el servicio doméstico y cuida a una persona anciana. Le gustaría convalidar sus estudios, pero necesita tiempo y recursos de los que de momento no dispone.

Se embarcó en esta iniciativa de ``La familia de al lado'' «porque me gusta compartir experiencias y porque relacionándonos aprendemos los unos de los otros». Espera que tras esa comida en familia del domingo, a la que asistirá con su pareja y unos amigos, nazca «una amistad bonita». «Espero conocer más su cultura, llevar a esa familia un ambiente de cordialidad, de alegría y que ellos puedan llevar el mensaje a otros de que hemos venido para ayudar y ser ayudados, que confíen en nosotros, que vinimos buscando una mejor vida, no para arrebatarle nada a nadie, y que a nosotros también nos inculcaron valores y principios».

A Rocío Calderón, por su parte, le toca dinamizar alguno de esos encuentros que se producirá el domingo. En su país era juez y quizá porque le tocó en más de una ocasión ejercer como conciliadora pidió participar como dinamizadora. Ella ve esta iniciativa como una buena oportunidad para desechar temores «que existen de un lado y del otro». «Lo ideal sería que unos y otros se dieran a conocer, romper estereotipos y tratar de afianzar lazos», señala.

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