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Jon Odriozola Periodista

Hoy, martes y trece

El truco consiste en resemantizar: cambia el nombre y cambiarás la realidad, vieja polémica medieval entre el nominalismo y el realismo

Fiel a mi fama de tocapelotas, aunque los hay que nadan contracorriente con más brío y energía, y benditos sean, pues de ellos será el paraíso socialista que yo no veré, reproduciré un panfleto que me llega por valija diplodocus al búnker donde vivo a base de sopas con honda (con hache, sí).

Dicho alegato se titula, generosamente, «Decálogo para escribir un buen artículo de mierda chupi-progre pacifista quincemayista cívico-democrático». Seguramente, muchos de ustedes ya lo habrán leído. Lo reproduciré, no íntegramente, para quienes no tengan noticia de esta coz de expresión.

Empieza este decálogo, estas tablas mesiánicas, donde hay ostias y ruedas de molino a gusto de comulgadores, recomendando «no mentar términos relativos al sistema de dominación vigente, es decir, el capitalismo, y mucho menos hablar de la culpabilidad de este: la crisis capitalista es un fenómeno meteorológico». Hay que decir, como el ultimo artículo de Ignacio Ramonet, gauchista él, que la culpa de la crisis es de los malvados banqueros y los desalmados especuladores, pero, eso sí, sin mencionar ¡ni por asomo! la bicha «capitalismo», no vayamos a asustar a los tenderos. Suprimidos esos vampiros, el «sistema» (capitalista) seguiría respirando asistidamente. Y ni tan mal. Muerto el perro, se acabó la rabia pero, como decía Don Pepe Bergamín (muerto Franco), muerto el perro (el síntoma), sigue la rabia (la causa). El capitalismo no es tan malo  como lo pintan los comunistas (de mierda), con eliminar a unos pocos desaprensivos, listo y tira millas.

Continúa esta infecta relación cuodlibetana aconsejando -para pasar por un tío de izquierdas sin serlo, pura prestidigitación- no usar fraseología marxista ergo: lucha de clases, proletariado, democracia burguesa y otros anacronismos, o sea, no llamar a las cosas por su nombre. A ver, ¿qué más?, ah, sí. Utilizar y echar mano de la ancestral metafísica maniquea, a saber: están los pacíficos y los violentos otrosí los buenos y los malos, los indios y los vaqueros como nos enseñó Hollywood. Por descontado, queda totalmente prohibido mencionar la palabra «autodefensa» y la legitimidad de la misma (que arranca de la Revolución francesa) frente a quienes detentan el monopolio de la violencia dizque el Estado y sus servidores (policía, prensa...), mastines del Capital. Los muertos y heridos que los ponga el pueblo, ya lo dijo el gran Antonio Machado. De hecho, ya quieren prohibir imágenes donde pueda verse cómo reparten estopa (algo que aquí, en Euskal Herria, ya sabíamos de sobra) las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (capitalista). Antes FOP. El truco consiste en resemantizar: cambia el nombre y cambiarás la realidad, vieja polémica medieval entre el nominalismo y el realismo.

Hay más, pero lo dejo aquí. No convienen las sobredosis, que hay mucho control antidoping. Gora Athletic askatuta.

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