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Julián Zapiain Alonso | Representante de impositores, Asamblea General de kutxa

De cajas de ahorro a banco de cajas, de momento

En marzo de 2009 fue intervenida Caja Castilla La Mancha (CCM), en mayo de 2010 lo fue Caja Sur, en julio de 2011 Caja de Ahorros del Mediterráneo. Así comenzó la carrera de reestructuración de las cajas. Distintas voces alertaron del riesgo de la generalización de las gestiones clientelares y el peligro de malvenderlas en aras de la bancarización y privatización, tomadas estas como la panacea contra los problemas de solvencia. El descrédito se extendió por igual.

Con el impulso entusiasta de los poderes públicos, con la ayuda de los «reguladores» y «supervisores» que pretendían diluir sus responsabilidades, metieron en el mismo saco a la mitad del sistema crediticio del Estado español y, en lugar de delimitar para analizar y buscar soluciones adecuadas y concretas, huyeron hacia delante amplificando un problema que se podía enmarcar en dos líneas maestras que afectaban en mayor o menor medida a la totalidad del sistema financiero: la fuerte dependencia de la financiación exterior y la excesiva exposición al riesgo inmobiliario.

La financiación del enorme auge especulativo ladrillero esquilmó el ahorro interno y empujó a la Banca a seguir financiándolo en base a deuda externa, con el permiso de los «supervisores» y «reguladores». Ya desde 2008. A consecuencia del pinchazo burbujero y de la ausencia de financiación exterior barata y abundante, la sequía del crédito empezó a condicionar la economía real. Aventuras como las emprendidas por BBK (Mecano, Parque inmobiliario en Neinor...) o Kutxa (Murcia, Málaga, Inmobiliaria Monteverde) siguen lastrando los balances y la imagen de las entidades.

L a «Banca más sólida del mundo» («afortunada» expresión de Zapatero en 2008 en Nueva York) ha recibido, en cuatro años, ingentes inyecciones de dinero público para paliar su crisis de liquidez. A nivel corporativo ha hecho de todo, fusiones, absorciones, concentraciones, transformaciones societarias, menos lo que estaba al alcance de la mano: estudiar cada entidad y aplicar la receta según su situación.

Había que aumentar los «recursos propios» para poder responder de los activos tóxicos (contabilizados a valores muy superiores a los reales) presentes en los balances. Además vamos a aprovechar la coyuntura, pensaron, centremos la crítica en esas «arcaicas cajas», penalicémoslas con exigencias de recursos propios superiores a los que deben satisfacer los bancos comerciales. A los segundos un 6, 7 % (recursos propios/ activos emitidos), a las Cajas 8, 10%. Además, como su naturaleza jurídica no es entendida por los «mercados», ¿quién es su propietario? ¿Qué es eso de no repartir dividendos? ¿Cómo captan recursos? Deshagámonos de ellas; mejor dicho, fagocitemos su red y su clientela.

Se las proscribe, muchos medios de comunicación airean alborozados las maldades e ineficiencias de las cajas, solo de ellas, claro. La perplejidad se extiende entre sus millones de clientes y sus miles de empleados. No entre sus pésimos e interesados gestores, que huyeron en yate mientras el barco se hundía. Deben salir al mercado, son reductos del pasado, la época de los montepíos, los montes de piedad... pero no es su pasado el que les lastra, sino su presente «moderno» en manos de las élites extractivas que les llevan a estrategias de negocio especulativas y de elevado riesgo, que simultanean poder y retribución para sus gestores con abandono de su clientela y negocio tradicional, actuaciones en base a la presencia en mercados de capitales, de derivados y de deuda (para los que se necesita ese tamaño y esa posición señera en el listado de entidades estatal, que es lo único que al parecer preocupa), en lugar de basarse en el ahorro popular captado sirviendo a la sociedad que te lo confía.

De un total de 45 cajas de ahorro en el Estado (a comienzos de 2010), 43 han participado en procesos de concentración de distinto tipo. El sector ha pasado de contar con 45 entidades con un tamaño medio de 29.440 millones de euros (diciembre de 2009) a estar formado por 14 entidades o grupos de ellas, con un volumen medio de activos de 88.048 millones (junio 2012).

Esta estrategia se ha materializado en algunos casos en fusiones tradicionales (como la de Caixa Galicia y Caixanova generando el también nacionalizado NCG Bank), aunque la mayor parte de las veces mediante lo que se ha dado en llamar «fusiones frías» (los SIP) como el caso de las cajas de ahorro del tercio autonómico. La mayor concentración de esta segunda opción es el SIP liderado por Caja Madrid y Bancaja, cuya evolución desde aprobar el test de solvencia de la EBA (Autoridad Bancaria Europea) hasta ser intervenida dada la falsedad de sus cuentas, es conocida por la opinión pública. Parece ser que el tamaño no es garantía de nada, mucho menos de solvencia, y menos aun de cercanía, eficiencia y respuesta a la sociedad. No creo que el grupo Neguri-ex BBVA que gobierna Kutxabank esté de acuerdo con esta opinión. Parece que el tamaño es su obsesión (octavos en el ranking por activos a nivel del Estado, pero primeros en la CAPV).

En nuestro caso, las otrora cajas vascas, qué es eso del SIP? Las tres entidades han cedido la totalidad de su negocio financiero a una entidad que posee ficha bancaria y cuyo nombre comercial es Kutxabank SA (KB). ¿A cambio de qué han realizado tan «altruista» cesión? De acciones del banco en número proporcional a la valoración de su balance respectivo. Una BBK convenientemente engordada con la absorción previa de Cajasur (para ello recibió 392 millones del erario público) participa con un 57% del capital de KB, mientras que Kutxa lo hace con un 32% y Vital con un 11%. Luego... más parece una absorción que una «unión respetuosa con sus integrantes», ¿verdad? Mayoría absoluta de la caja vizcaina, felicidad en los rectores guipuzcoanos.

El acuerdo de cesión de todo, salvo las Obras Sociales (OBS) respectivas, se fundamentó en un contrato de integración aprobado por sus respectivos consejos de administración y sus asambleas generales. Estas estructuras contaban con las composiciones nacidas de las elecciones municipales y forales de 2007. Además, los propios consejos de administración modificaron las decisiones de sus respectivas asambleas cuando, por mor de garantizar la mayoría absoluta al PNV, validaron el acuerdo Neguri (PNV-PP) que redujo el Consejo de 20 (12+6+2) al de 15 (9+4+2) en lo que a consejeros procedentes de (BBK+Kutxa+Vital) respecta.

Y ahora ¿qué? Renovación de los órganos de gobierno de las cajas, cuya vida como «entidades que realizan su negocio financiero de manera indirecta» depende de las aplicaciones del marco jurídico que se está construyendo para «generar oportunidades de negocio y valor» a los «grandes», a los «sistémicos», a los que van a sobrevivir a la nueva avalancha de concentraciones y ventas que se va a abrir en 2013. Entre ellos el banco que, a su medida, están creando las otrora élites del BBVA que añoran aquellos tiempos del BBV al que la llegada de la privatizada Banca Pública (Argentaria) les privó de su «tesoro». Pero «Caronte aguarda», las condiciones fijadas por los prestamistas de la troika pueden acabar con el tesoro antes de llevarlo al casino.

Yqué hacer? El «¿para qué Kutxa?» se está dilucidando aquí y ahora en Gipuzkoa. El día 21 se constituye el nuevo Consejo de Administración. Los de siempre están, con la ayuda de los directivos a los que promocionaron, en campaña total para unificar a todos frente ¿a quién? A quienes no somos del «sistema» ni de la «familia», los que queremos cambiar radicalmente la actual dinámica, los que:

-Defendemos que las cajas de ahorro recuperen lo que nunca debieron dejar de ser, entidades minoristas identificadas con un territorio, orientadas a atender las necesidades de las familias y empresas, evitando la exclusión financiera de amplias capas populares y desarrollando una labor social y popular de base.

-Defendemos una caja como medio, no como fin. Una herramienta eficaz y solvente al servicio de nuestra sociedad y de su futuro. El de la economía real, no el de la virtual del papel y los números del balance. Mucho está en juego.

Por ello hago un llamamiento expreso a los representantes de los trabajadores que conocen perfectamente cómo se las están gastando los comisarios «perseguidores de coeficientes lustrosos de la BBK» a que no lo impidan. Que otras personas, modos y maneras podamos tener la opción de demostrar que una caja debe utilizar el ahorro popular en revertirlo a la sociedad, a las personas, a las empresas, al futuro. Pedimos su abstención, su no alineamiento con los desahuciadores, con los liquidadores, con los mamporreros de Gran Vía.

Miren, señores Fernández, Iturbe, Sánchez Asiaín, Carlos Ruiz, García Lurueña... El sistema financiero (SF) no podrá mantenerse vivo si la economía no crece. El SF no crece en el aire, sino que se alimenta de los ingresos que genera la actividad económica. Ni el Estado, ni las empresas ni las familias devuelven los préstamos si no reciben ingresos adecuadamente. Debe KB ser sujeto activo de la reactivación económica que conlleve medidas de redistribución de la riqueza y de la renta. ¿O no ven la realidad que nos circunda? La función social a la estrategia de negocio.

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