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marcos urarte | director de la consultora pharos

«Una empresa debe replantearse permanentemente lo que hace»

Nacido en Pasaia en 1955 y con un extenso currículum en diversos ámbitos, desde ingeniería hasta la dirección comercial, su actividad en los últimos años está ligada al mundo empresarial. Se dedica a la consultoría estratégica de negocio y en Euskal Herria colabora con la escuela Marketing y Finanzas.

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Iraia OIARZABAL |

«Las empresas que únicamente se centran en la productividad acaban siendo organizaciones anoréxicas, organizaciones que acabarán muriendo», así de contundente es Marcos Urarte, consultor estratégico de negocio, a la hora de definir el papel de las empresas ante los retos futuros, actualmente condicionados por la crisis. Esta semana ha viajado a Euskal Herria invitado por la escuela de negocios de Bilbo, Marketing y Finanzas, pionera en formar a profesionales en la gestión de empresas. En Donostia, definió los valores que deben predominar en una empresa y los errores pasados que no conviene repetir, siempre con una actitud optimista.

Urarte intenta ayudar a las empresas para que sean más competitivas y sepan reiventarse ante los nuevos retos del mercado, una labor nada fácil en los últimos años. Sostiene que en el contexto económico actual cada empresa deben encontrar su propia solución y su camino para ser competitiva.

Reconoce que hoy día las empresas se enfrentan a un doble reto ya que, a los problemas que pueden surgir en la actividad diaria se suma la falta de financiación. El crédito a las empresas no fluye. Sin embargo, Urarte afirma que esta realidad se puede cambiar. «Un gobierno tiene muchísimos mecanismos en sus manos para obligar a las entidades financieras», recalca, y añade que «por mucho que se hable de la libertad de los mercados, la obligación de un gobierno es mirar al conjunto de la sociedad».

Si bien es cierto que la falta de financiación está ahogando a muchísimas empresas, no es menos cierto que muchas de ellas no están acertando en las políticas para responder efectivamente a la situación. Y es que para Urarte centrarse únicamente en la productividad, olvidando el lado humano de la empresa es un error. «La productividad es importante pero no suficiente», sentencia. Asegura que en muchos casos se está despidiendo «sin sentido» a trabajadores, lo que lleva a las empresas a «perder competitividad». Se trata, en su opinión, de decisiones que suponen «pan para hoy y hambre para mañana». Se consigue mantener la productividad y las ventas, pero a costa de ello se llevan por delante el talento humano.

Al margen de las medidas de apoyo e incentivación que se deben adoptar, Urarte se centra en el papel de las propias empresas a la hora de tomar las riendas de su actividad. Señala que muchas empresas que están al borde del abismo tras el estallido de la crisis no lo están solo a causa de la recesión, sino por una serie de errores pasados que se resumen básicamente en el concepto de «autocomplacencia».

«El inmovilismo nos mata»

El problemas más importante para las empresas es la falta de competitivad, no de productividad, según Urarte. «El ciclo económico que hemos tenido durante muchísimos años era tan positivo, la marea era tan fuerte, que por mal que lo hicieras ganabas dinero», afirma. Por el contrario, ahora que el ciclo económico va contra marea, es cuando se desvelan las carencias de muchas empresas. Urarte defiende que una organización empresarial debe sostener- se en dos pilares básicos: su posicionamiento (marca o reputación) y sus profesionales. «Si no tenemos personas no tendremos productividad, calidad, innovación... Se nos llena la boca hablando de talento, pero muchas empresas lo están malgastando», critica.

Asumidos estos dos pilares, es necesaria una actitud valiente para alcanzar competitividad en el mercado. De hecho, Urarte cree que muchas empresas están hoy en situación crítica, por decisiones que no tomaron en el pasado. «Ahora todo el mundo habla de internacionalización e innovación. Deberíamos haber pensado en ello hace diez años, no ahora», advierte. Además, alerta de que a muchas empresas se les ha hecho tarde para tomar decisiones, ya que no van a tener el tiempo para ver el resultado: «Hay muchas empresas que en los próximos dos años cerrarán y no son conscientes de ello».

Como lección de futuro, cree importante identificar las causas de esas decisiones tardías. Considera que en tiempos de bonanza económica, muchas empresas cayeron en el «humano error de la autocomplacencia». Es decir, en un momento en que la actividad va bien, las empresas se acomodan y no se plantean cambios. «Una empresa debe replantearse permanentemente lo que está haciendo, y a partir de ahí decidir si cambia o no», sostiene.

En definitiva, explica que teniendo en cuenta las particularidades de cada sector y la coyuntura general, uno de los pilares de una gestión empresarial eficiente pasa por buscar talento. A los directivos les aconseja «estar permanentemente cambiándose de gafas», mirando la actualidad, pero también en el medio y largo plazo. Y por encima de todo, llama al optimismo y a la valentía: «Hay que tomar decisiones. La peor decisión es no decidir. De una decisión errónea podemos aprender y nos puede llevar a decisiones acertadas. Pero el inmovilismo nos mata».

 

años de bonanza

«El ciclo económico que hemos tenido durante años era tan positivo, la marea era tan fuerte, que por mal que lo hicieras ganabas dinero»

arriesgarse

«Hay que tomar decisiones; la peor decisión es no decidir. Una decisión errónea puede llevar a decisiones acertadas»

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