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Los jueces se suman con una huelga indefinida a la rebelión contra el «decretazo» Morsi

Los jueces egipcios se sumaron ayer con una huelga de carácter indefinido a la rebelión de ala oposición no islamista que ha tomado la cairota plaza Tahrir contra la decisión del presidente egipcio, Mohamed Morsi, de blindar sus poderes frente a la Justicia.

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GARA | EL CAIRO

El Club de Jueces, la principal asociación de magistrados del país, decidió ayer suspender el trabajo de todos sus afiliados en tribunales y fiscalías y expulsar a quien no secunde el paro. En un comunicado, la organización instó al Consejo Supremo de la Justicia, máximo órgano de gobierno de la judicatura, a que «retire la confianza» a quienes no detengan su trabajo, informó Efe.

Con esta medida de fuerza, los jueces pretenden que el presidente egipcio, Mohamed Morsi anule de «inmediato» la declaración constitucional del pasado jueves en la que el mandatario establece que todas sus decisiones son «inapelables y definitivas» ante la Justicia y se arroga el poder para tomar «cualquier decisión necesaria para proteger la revolución» de 2011, en la que fue derrocado Hosni Mubarak, hasta la aprobación de la Constitución.

Asimismo, la asociación exigió que la retractación incluya todos los decretos difundidos ese día, especialmente el que destituyó al fiscal general, Abdel Meguid Mahmud -que anuncia recurso-, criticado por su vinculación al antiguo régimen, para reemplazarlo por el juez Talaat Ibrahim.

Morsi, elegido en junio, tiene el poder ejecutivo pero también el legislativo, ya que la Asamblea fue disuelta antes de su elección. Sus nuevas prerrogativas lo ponen a salvo de recursos ante un poder judicial con el que mantiene malas relaciones.

En los escasos cinco meses que lleva como presidente Mursi ya se ha topado en dos ocasiones anteriores con los jueces, y en ambas ha salido malparado.

En julio, Morsi ordenó la restauración de la Cámara baja, que había sido disuelta por el Tribunal Constitucional, para tener que dar marcha atrás solo tres días después, enmendado por la más alta corte del país.

De igual forma, ya intentó destituir al fiscal general en octubre, enviándolo como embajador al Vaticano, para rectificar a las 48 horas tras comprobar que el movimiento no era legal.

La Corte Judicial Supremacalificó la decisión de Morsi de «ataque sin precedentes contra la independencia del poder judicial».

Mientras tanto, en la cairota plaza Tahrir, epicentro de la revuelta que derrocó a Mubarak, los manifestantes mantenían ayer la protesta iniciada el viernes, a pesar de que las fuerzas de seguridad intentaron dispersarles con gases lacrimógenos.

Miles de personas se congregaron el viernes en la plaza Tahrir, convocadas por personalidades o movimientos laicos y liberales, mientras miles de seguidores de Morsi apoyaban al mandatario ante el palacio presidencial.

«Egipto ingresa en una nueva revolución ya que nuestra intención no era reemplazar a un dictador por otro», declaró un manifestante, Mohamed al-Gamal.

protesta

La corriente popular, dirigida por el izquierdista Hamdeen Sabbahi, tercero en las presidenciales de junio, ha convocado una protesta masiva el martes para exigir que Mursi dé marcha atrás disposiciones. La oposición no islamista se ha sumado a la convocatoria, mientras que los Hermanos Musulmanes llaman a contramanifestarse.

Denuncia

Un abogado egipcio presentó ayer una denuncia ante la Fiscalía General contra los principales líderes opositores por un supuesto intento de derrocar a Morsi. Los denunciados son Mohamed el Baradei, Hamdeen Sabbahi, Amro Musa y los presidentes del partido Al-Wafd, Al-Sayed al-Badaui, y del Club de Jueces, Ahmed el Zend.

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