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Belén MARTÍNEZ Analista social

Gaza songs

Como una triste cantinela, la historia se repite. El asedio a Gaza se ha convertido en un hecho ordinario. Algo tan habitual como inoportuno, al igual que el incumplimiento reiterado de las resoluciones de Naciones Unidas por parte del Estado israelí.

Llámese Nakba, ``Operación Venganza Justificada'' u ``Operación Plomo Fundido'', los ataques contra la población palestina no dejan de sucederse. Ocupación, muerte, expolio, destierro, éxodo o prisión, parece ser el destino reservado a la infancia de ese rincón hostil y olvidado del planeta. Aunque, ya lo dijo el poeta: «la resistencia se adhiere a la población como la piel a los huesos». Gaza bloqueada por tierra, mar y aire. Un millón y medio de personas aprisionadas, bombardeadas, sitiadas y desgajadas del mundo, sometidas a una humillación permanente y viviendo en su propia tierra bajo un régimen de apartheid, ante la pasividad de la comunidad internacional. Ante el impasse político y humanitario, la artista Larissa Sansour propone la creación de una «Nation Estate» palestina: una torre gigante que se eleva hacia lo alto, y que reproduce en cada piso una porción de ese territorio contestado y ocupado. En el subsuelo, el Mar Muerto. Un poco más arriba, Jerusalén, donde sobresale la cúpula de al-Aqsa, seguida de Ramallah, Hebron y Gaza.

Nuestra tarea y combate siguen siendo imprescindibles, para obligar a nuestros gobiernos a poner fin a esta situación. Para que el lanzamiento de cohetes sobre Tel Aviv y las bombas en los autobuses no se conviertan en «la manera de Gaza de anunciar su imprescriptible derecho a la vida», como profetizaba Mahmud Darwish, en 1974, en ``Silencio por Gaza''.