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Mas acepta un apoyo externo de ERC, si es «permanente»

Tras guardar silencio a lo largo de la semana, el president en funciones, Artur Mas, abrió ayer la puerta a formar un Govern en minoría con el apoyo externo pero «permanente» de ERC, siempre y cuando garantice «la máxima estabilidad» para afrontar los dos retos que aseguró que enfrentan esta legislatura: la salida de la crisis y la convocatoria de una consulta.

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Beñat ZALDUA |

El president en funciones, Artur Mas, rompió ayer el silencio mantenido a lo largo de la semana y ofreció una rueda de prensa para valorar el escenario postelectoral en Catalunya y explicar las perspectivas de gobernabilidad. Pese a señalar que, para él, la fórmula ideal sería una coalición, admitió que dicha posibilidad «no parece posible», por lo que abrió la puerta a que ERC de su apoyo al Govern desde fuera, siempre que sea de forma «permanente» y ofrezca al Ejecutivo la «máxima estabilidad», para lo que pidió un acuerdo «fuerte, estable y serio», basado en la «confianza mutua».

Esta fortaleza la pidió para «hacer los deberes» de la legislatura entrante, que resumió en dos ejes: por un lado, salir de la crisis y «consolidar el estado de bienestar», y por otro, convocar una consulta de autodeterminación. El president se mostró confiado en que podrán encontrar fórmulas de acuerdo en los dos ámbitos con ERC, a cuyo líder, Oriol Junqueras, vio «receptivo» durante la comida que mantuvieron el miércoles en el Palau de la Generalitat. «Esto puede salir bien», auguró.

Sobre las negociaciones con el PSC, el otro candidato a garantizar la estabilidad, Mas confesó no saber a qué atenerse, después de que su secretario general, Pere Navarro, cancelase la reunión prevista para el jueves.

Pero anticipó que sería difícil ponerse de acuerdo en cuanto a la convocatoria de una consulta, ya que Navarro señaló también ayer que no es una prioridad y que lo «urgente» es un nuevo pacto fiscal.

Al respecto, Mas se preguntó por qué no apoyaron la propuesta del Parlament sobre el modelo de financiación el pasado mes de julio, si ahora creen que es «la gran solución».

Mas, que aseguró no arrepentirse de haber convocado las elecciones, consideró también que las elecciones dejaban «una fotografía muy precisa» del apoyo al derecho a decidir, un apoyo que, según su parecer, se muestra «claro, rotundo y transversal». Es por ello que, frente a la lectura que se está haciendo desde Madrid y algún sector de la federación nacionalista -según el cual el bajón de CiU paraliza el proceso autodeterminista-, Mas señaló que la apuesta por el derecho a decidir ha salido todavía más «fortalecida».

Duran y los palos en las ruedas

A través de la carta que cada semana escribe a la militancia de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida insistió en la idea de que CiU se podría haber equivocado en la interpretación de la manifestación del 11 de setiembre. «Cuando yo decía que no todo el mundo fue a reclamar la independencia y alguien se enfadaba, quizás no iba tan errado».

En este sentido, la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, pidió ayer directamente a Duran i Lleida que ponga juicio en la cúpula «radical» de Convergència, para que vuelva al «pactismo».

Madrid preocupado por un posible pacto entre CiU y Esquerra

El Gobierno español continuó ayer en su afán por identificar el bajón electoral de CiU con un fracaso del independentismo, pese a que el Parlament tendrá ahora un diputado más a favor del derecho a decidir.

La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, declaró ayer que «los resultados están allá y hay que saber leer muy bien el mensaje que dan los ciudadanos».

«Si uno se presenta a las elecciones con 62 diputados y acaba con 50, alguna cosa ha pasado», añadió.

Santamaría interpretó los resultados electorales como una «llamada» a Mas para que se centre en la crisis y se olvide de la consulta, y le recomendó que «sea muy consciente de las prioridades a la hora de escoger socios», en una clara referencia a ERC. B. Z

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