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El soberanismo gira a la izquierda

Con medio millón de nuevos votos, la izquierda es una de las grandes triunfadoras de las elecciones catalanas. Su crecimiento ha servido de contrapeso a la fuga de votos de CiU, permitiendo un leve crecimiento de la mayoría parlamentaria a favor del derecho a decidir.

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Beñat ZALDUA

Pese a la insistencia del Gobierno español y la prensa madrileña en identificar el bajón electoral de CiU con un fracaso del independentismo, los resultados electorales son claros. Si en la anterior legislatura eran 86 los diputados a favor del derecho a decidir, en esta serán 87. El ascenso es aún más espectacular si nos fijamos en las fuerzas de izquierda. En 2010, ERC e ICV-EUiA sumaron 450.013 votos y 20 diputados. Dos años más tarde, sumando a la CUP, han sido 981.368 votos y 37 escaños. Esto deja un Parlament en el que sigue dominando la derecha, pero donde la izquierda de obediencia catalana asciende notablemente, configurando un sistema de partidos propiamente catalán, en detrimento del PSC, cada vez más limitado en su papel de delegación del PSOE.

ERC ha sido la que mejor ha capitalizado el ascenso del independentismo, convirtiéndose por primera vez en segunda fuerza con 21 diputados y erigiéndose como alternativa de centroizquierda al poder de CiU. La aritmética, sin embargo, la ha dejado en una situación algo incómoda, ya que para garantizar la celebración de la consulta de autodeterminación tendrá que pactar de alguna manera la gobernabilidad con CiU, lo que pasa por la aprobación de unos presupuestos que se prevén muy duros. Más a la izquierda se sitúan ICV-EUiA, ambiguos en cuanto a la independencia pero muy claros en la defensa del derecho a decidir, y la CUP, aire fresco y renovación para el Parlament. Ambas fuerzas tendrán que hallar el equilibrio entre la férrea oposición a los recortes y la colaboración para sacar adelante la consulta.

«El objetivo es el referéndum, dejando de lado cálculos partidistas»
Marta Rovira
Secretaria general de ERC

Marta Rovira es la mano derecha de Oriol Junqueras; juntos forman el tándem que ha devuelto a ERC a sus días de gloria, convirtiéndola por primera vez en la segunda fuerza del Parlament. Los resultados les han dejado en la tesitura de tener que apoyar al Govern de CiU para garantizar la consulta.

Una semana después, ¿cómo valoran los resultados de las elecciones en Catalunya?

En clave de país son muy buenos, porque tenemos 87 diputados a favor del derecho a decidir. Sobre Esquerra, todavía mejor, aunque ya dijimos que no nos importaba tanto maximizar nuestro resultado en número de diputados. Pero es verdad que tenemos que valorar el hecho de que somos la primera fuerza de izquierda, así que se nos abre un reto muy importante, que es el de liderar la oposición empujando a CiU a que haga una reflexión sobre las políticas fiscales, económicas y sociales que ha hecho estos dos años.

Tienen unos resultados espectaculares, pero les toca mojarse en la gobernabilidad en una situación delicada. ¿Tienen una sensación agridulce?

Es verdad que existe esta sensación, pero se tiene que matizar mucho, porque la victoria independentista es clara y de lo que hay que volver a hablar es del referéndum, porque es también la mejor salida de la crisis.  A partir de aquí, sí que notamos el peso de que nuestra posición es decisiva, pero creo que mantenemos la coherencia cuando decimos que hay que conseguir fortalecer el Govern manteniéndonos como primera fuerza de la oposición. Entendemos que esta imagen del Govern y la oposición llegando a grandes acuerdos nacionales tiene mucha fuerza.

Junqueras afirmó que apoyarán unos presupuestos que el Govern ha anticipado que comportarán un recorte de 4.000 millones de euros. ¿Lo harán?

Dar estabilidad al Govern pasa por negociar los presupuestos, pero estamos esperando a sentarnos en la mesa y conocer la realidad de cuál es la situación financiera, porque no lo sabemos con detalle. Intentaremos evitar los recortes sociales, reculando algunas propuestas que creemos que no son justas como el euro por receta o recuperando el último tramo del impuesto de sucesiones.

Siempre que ha dado apoyo a un partido más grande, ERC ha salido perjudicada. ¿Están ahora dispuestos a asumir el coste?

Seguro que tenemos desgaste, tanto si entramos en el Govern o no. Lo que tenemos claro es que el momento es tan clave a nivel de país que haremos lo que creamos que sea mejor para convocar un referéndum y comenzar a construir este estado independiente, dejando de lado cálculos partidistas.

¿Cuál es la hoja de ruta que plantean en la negociación con CiU?

La que llevamos en el programa. Primero, agotar todos los instrumentos internos, que son pedir al Estado que nos deje hacer un referéndum y aprobar en el Parlament la Ley de consultas. El Estado nos dirá que no, por lo tanto, agotadas las vías internas, a partir de octubre de 2013, estaremos libres de recurrir a la vía internacional y convocar una consulta alegal, explicando que estamos aplicando el derecho a decidir, que es un principio universal democrático amparado por la Corte Internacional.

«El caballo ya esta dentro, ahora toca bajar y empezar la batalla»
David Fernández
Diputado electo de la CUP

Dijeron que querían ser el caballo de Troya de las luchas populares en el Parlament y, de momento, han logrado entrar. El periodista y activista social David Fernández, colaborador de GARA, es uno de los tres diputados que ha conseguido la Candidatura d'Unitat Popular en su primera participación en unas elecciones parlamentarias, con el apoyo de 126.219 catalanes.

¿Cuál es su valoración de las elecciones?

El soberanismo se mantiene e incluso, aunque poco, crece. Y lo que está claro es que gira a la izquierda. Para las CUP, sin duda, es un hito histórico en el que se han recogido los frutos de cinco semanas de campaña y de muchos años de lucha. Además, se han tejido muchas complicidades sociales, que para nosotros es muy importante

Dentro de poco recogerán el acta de diputado. ¿Qué harán con ella?

Ya dijimos que seríamos un caballo de Troya. El caballo ya está dentro y, por lo tanto, ahora hay que bajar y empezar la batalla. Las tres ideas con las que entramos son las de denunciar y hablar de aquello que no se habla; parar los peores recortes en la historia, que ya han dicho que serán 4.000 millones de euros, mientras el mismo día se le regalan 4.500 millones a La Caixa. Y en tercer lugar construir las alternativas que ya tenemos. Mientras CiU regala la gestión del agua a una multinacional española como Acciona, la CUP ha municipalizado la gestión del agua ahí donde gobierna. Es decir, sí que hay alternativas; el único problema aquí es la voluntad política.

¿Ven factible que se convoque la consulta a lo largo de la legislatura? ¿Cuál será el papel de la Candidatura d'Unitat Popular?

Muy factible, igual que el 12 de setiembre. Sobre el papel, pensar que la Esquerra Independentista no es independentista es como pensar que Nelson Mandela no estaba contra el apartheid. Por lo tanto, allí estaremos, pero para exigir que tire hacia adelante y tenga repercusiones al día siguiente de que se celebre.

Entran en el Parlament con una nueva forma de hacer política y entender la democracia, de hecho, la CUP tiene un funcionamiento asambleario. ¿Cómo van a compaginar esto con el día a día del trabajo parlamentario?

Creemos que se compagina desde las prácticas de transparencia y desde las prácticas de participación popular. Vamos al Parlament con un programa que se ha hecho en asamblea y ahora mismo ya se están celebrando asambleas abiertas para decidir cuál será nuestro papel. Queda pendiente definir y habilitar un espacio de relación con las luchas sociales y populares de este país, pero estoy convencido de que se encontrará la fórmula, sabiendo siempre que hay mucha más democracia en la calle que en el Parlament.

De hecho, la CUP ha recibido mucho voto no necesariamente independentista. ¿Puede esto generar algún tipo de tensiones?

Creo que no. Creo que hay una dinámica absolutamente enriquecedora que es de reciprocidad mutua. Se han generado muy buenos diálogos políticos y mucha pedagogía política, en la medida en que la autodeterminación no deja de ser un derecho democrático fundamental al que es difícil oponerse. Hay que aprender, en pleno siglo XXI, a saber disentir, debatir y consensuar, y a saber que las sumas, finalmente, son multiplicaciones. Solo puede ser una buena noticia.

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