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Primer descenso en esquís del espolón Migot en la Aiguille de Chardonnet

El pasado 23 de noviembre, los dos esquiadores firmaban la primera de esa línea situada en el macizo del Mont Blanc. Gracias a la retirada de un serac, se ha abierto esa ruta cotada en esquí extremo de 5.4.

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Andoni ARABAOLAZA

El pasado 23 de noviembre, Vivian Bruchez y Kilian Jornet firmaban el primer descenso en esquís del espolón Migot, en la Aiguille de Chardonnet (3.843 m, macizo del Mont Blanc).

En el caso del francés Bruchez, no llama la atención que sea protagonista de estas líneas. Pero que en esta crónica aparezca el nombre del catalán Jornet quizás deje en parte descolocado a más de uno. Lo de Bruchez es normal, ya que es guía tanto de montaña como de esquí extremo. Por su parte, Jornet se calzaba los esquís para llevar a cabo una actividad nueva para él.

Como bien sabe el lector, el catalán lo ha ganado todo o casi todo en las competiciones de esquí alpinismo, carreras por montaña, ultra trailes... Pero desde que reside en Chamonix está viviendo una cierta evolución en su trayectoria. Recordemos, por ejemplo, su utra rápida escalada de la Aguja Innominata del Mont Blanc. Ahora, nos presenta un descenso de esquí extremo. Sí, está acostumbrado a descensos de palas muy empinadas, pero como esta última de la Aiguille de Chardonnet no se le conocía.

Sin rapelar

Esta aguja fue esquiada por primera vez en 1977 por Boivin y Détry, dos de los pioneros del esquí en pendientes extremas. En sí, el proyecto de descender el espolón Migot era cosa de Bruchez. Le tenía echado el ojo desde hace años, pero la línea en sí seguía virgen ya que no contaba con las condiciones apropiadas. Hay que tener en cuenta que hasta ahora no era esquiable debido a un gran serac, pero el retroceso del glaciar colgante en los dos último años ha permitido encontrar la ruta.

Así pues, gracias a la retirada del serac nacía la línea descendida por Bruchez y Jornet: «Las condiciones más idóneas se han dado en noviembre. Las comprobamos y decidimos intentarlo».

Tras superar los 1.800 metros de desnivel, los esquiadores llegaban a la cumbre hacia las 11 de la mañana. Una hora más tarde comenzaba el descenso por el couloir que está situado a la izquierda de la cima: «El inicio es muy empinado. Después, la pendiente se agudiza a lo largo del serac, que en esta ocasión contaba con nieve dura».

En total, descendieron unos 650 metros, con una pendiente de unos 55º y con pasos estrechos entre rocas y seracs. Sobre la graduación, la cotan de 5.4: «Vivian, más experimentado que yo, la compara con la «Mallory» de la Aiguille du Midi, más difícil que la cara norte de Argentière, un gran 5.4. Es decir, una de las graduaciones más altas para medir la dificultad de un descenso de esquís fuera de pista». De esta forma, el esquiador catalán firmaba su descenso extremo más duro y comprometido: «Durante todo el descenso no utilizamos la cuerda, ya que conseguimos encontrar un paso entre las rocas sin necesidad de rapelar».

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Vivian Bruchez y Kilian Jornet se hacen con el primer descenso del espolón Migot que cuenta con pendientes de hasta 55º.

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